Cuentan los hagiografos que San Francisco de Asís se presentó ante el Papa Inocencio III en 1209 solicitando que aprobara su orden religiosa. Pero aunque el Papa se conmovió por la pureza de sus razonamientos, penso diferir la decisión hasta el día siguiente. Por la noche el Santo Padre tuvo un sueño en el que un hombrecillo, parecido a San Francisco, sostiene una iglesia que esta a punto de derrumbarse. Al día siguiente le hizo llamar y con gran solemnidad no dudó en aprobar la regla franciscana.