Unos días antes
de Navidad, Colón, que estaba haciendo un reconocimiento de las costas de Haití,
debido a una mala maniobra, encalló la nao Santa
María, provocándole tantas fugas de agua que quedó inservible para poder
regresar a España. Los marineros que se
salvaron del desastre y un buen número de indígenas de las cercanías consiguieron
rescatar lo que pudieron de la carga y lo que es más importante para esta
historia: tablas y maderos de los mástiles. Con ellos y con tesón consiguieron
construir un fortín para defenderse de la intemperie y de los caribes que
asolaban las costas. Éste quedó terminado el día 25 de Diciembre de 1492 y por
esta razón se le llamó Fuerte de Navidad
o de Natividad.
Cristóbal Colón,
nuevo almirante de la Mar Océana tras el Descubrimiento, quiso convertir el
hundimiento de la Santa María en un hecho providencial ante los hombres, diciéndoles
que Dios había querido que la nao encallara para construir este primer
emplazamiento, aunque en su interior sabía que era una desgracia pues ya solo
quedaba una nave a la espera de que volviera Martín Alonso Pinzón con La Pinta, pues muchos hombre deberían
quedar allí ya que si embarcaba a todos a bordo sería imposible volver a
España. Así que 39 hombres se quedaron en tierra con una buena provisión de
pan, semillas y vino.
Cuando éstos
vieron que las naves se adentraban en el mar, cuentan las crónicas que muchos
de ellos lloraron pues sabían que ya no volverían. Y, desgraciadamente,
acertaron pues cuando Colón regresó se encontró destruido el Fuerte y a todos
sus ocupantes muertos debido a un ataque de los indios.