Las personas que
alguna vez hemos recorrido las montañas y valles de nuestra geografía, o que hemos
practicado senderismo, seguramente se acuerden de las botas chirucas, aquel calzado
fuerte que mantenía a salvo nuestros pies de las irregularidades del terreno al
igual que nos mantenía calentito frente a las adversidades del clima. Así pues
para la gente que alguna vez se las ha calzado e igualmente para las que
desconocen su existencia permítanme que retroceda a principios del siglo XX,
precisamente a principios de la Primera Guerra Mundial y conozcan la curiosa historia
de estas botas. Todo comenzó cuando unos
soldados franceses derribaron un avión en los Pirineos catalanes. Dio la
casualidad que el artefacto cayera en un pueblo de Girona, Tortellá, donde
precisamente, cosas del destino, vivía un ingeniero textil, Esteban Fontfreda,
el cual nada más enterarse de lo ocurrido acudió donde se había producido el
siniestro. Pero mientras los demás lugareños se llevaban trozos de metal como
recuerdo, él vio en uno de esos restos un posible uso. Se llevó un pedazo de fuselaje
a casa y allí lo utilizó como molde de una futura bota que tenía en mente desde
hacia tiempo. Parece ser que cuando estalló la guerra muchos ciudadanos
franceses atravesaban los Pirineos huyendo del horror de las bombas y nuestro ingeniero
se daba cuenta de que la mayoría calzaba un tipo de botas que no existía en
España. Pero cuando terminó el modelo se dio cuenta de una cosa… ¿cómo lo iba a
llamar? Su mujer se llamaba Mercedes y el cariñosamente le decía chiruca, que es el diminutivo gallego de
ese nombre . A esto hay que añadir que en aquellos años en los teatros de
España se representaba una obra del autor Torrado titulada de la misma manera. Así
pues, con estos antecedentes, este producto made
in spain pasó a llamarse Chiruca. Una de las botas más internacionales que
han existido.
Pero la historia
de este calzado no fue siempre un camino de rosas ya que cuando la Segunda
República llegó al poder el estado expropió esta empresa y no fue hasta la
victoria de las tropas nacionales del general Franco cuando volviera de nuevo a
las manos de aquellos empresarios. Fue entonces, en aquellos años, cuando las botas
chirucas vivieron su época de esplendor, pues no solo las utilizaba mucha gente
cuando iban a la montaña sino que también se podía ver al Caudillo en el NODO
andando con este calzado cuando iba de cacería. Incluso en el bando contrario,
por la década de los sesenta, los estudiantes gustaban de llevar estas botas
porque eran muy resistentes y cómodas cuando corrían delante de los llamados
grises. Pero cuando en los años 70 entraron y se pusieron de moda las
zapatillas de deporte tanto nacionales como extranjeras, la marca chiruca
decayó tanto que estuvo a punto de desaparecer. Hasta 1992 estas botas casi no
se vendían, año en que la firma Gore Tex le incorpora un forro impermeable
especial. En 2002 otra empresa, Calzados Fal
se hace cargo de las Chirucas llevándolas de nuevo a ser la reina de las
botas de montaña y senderismo.