Una pista de por
qué los domingos es un día dedicado al descanso hay que buscarla en la misma
etimología de la palabra. Domingo proviene del latín dies Dominicus, o lo que es lo mismo Día del Señor, ya que fue, según
la creencia cristiana, cuando Jesucristo resucitó de la muerte. Aun así hay que
señalar que todavía entonces los primeros cristianos seguían respetando el Sabbat hebreo, y que creían que el
domingo era solamente el primer día de de la semana (como por ejemplo se puede
observar hoy en día en muchos calendarios anglosajones). En cambio los romanos conocían
ese día como dies Solis, ya que
estaba dedicado al Sol Invicto (de ahí el Sunday
inglés). Así pues cuando Constantino I legalizó
el cristianismo en el 313 d. C una de las primeras cosas que hizo para unir a
sus súbditos fue fusionar ambas festividades, la cristiana y la pagana, y decretar
que el 7 de marzo de 321 se considerara el domingo como día oficial de
descanso. Pero esta medida tardó unos cuantos siglos en prosperar y hubo que
esperar hasta el siglo XVI para que el Concilio de Trento dijera lo siguiente:
“Complace a la Iglesia de Dios que la celebración religiosa del día sabbat se debe transferir al día del
Señor: el domingo". Y fue esta afirmación y las sucesivas conquistas
sociales y laborales que hubo a partir de entonces las que fijaron el domingo
como día de descanso en la gran mayoría de legislaciones del mundo.