jueves, 7 de marzo de 2019

BREVE HISTORIA DEL ARTE NEOCLÁSICO - Carlos Javier Taranilla de la Varga



La finalidad de todo hombre honesto que coge la pluma, la paleta o el cincel es hacer atractiva la virtud y ridículo y ocioso el vicio. (Diderot)

Cada época de la Historia tiene su propio arte representativo. La Edad Media tuvo, al principio, un recogimiento religioso bien expresado en el llamado Románico donde la espiritualidad se escondía entre gruesas paredes de iglesias y chiquitas ventanas que casi no dejaban pasar la luz. Avanzado aquel tiempo, con el resurgimiento de las ciudades y el poder de la burguesía aquellas iglesias recoletas comenzaron a estirarse y a ser más complicadas en donde el color lo inundaba todo con una belleza suprema. Eran los años del gótico. Pero con la llegada de la era de los descubrimientos el ser humano comienza a tomar importancia de nuevo y es por eso que los artistas y estudiosos centran su mirada en el ser de la antigüedad y en sus obras artísticas. El nuevo hombre es el centro del universo. Llegamos aquí al Renacimiento. Aunque pasado el tiempo, la nueva religiosidad trentina y el esplendor de las cortes europeas demandan un nuevo arte más florido y lo encuentran en las complicadas siluetas y en la pasión exacerbada del barroco. Y entonces llegamos al periodo que ahora nos interesa. El siglo XVIII es el siglo de la Razón por excelencia donde todo es analizado, corregido y depurado a la luz de las nuevas ciencias que surgen en Europa. A mediados del siglo XVIII y hasta el primer tercio del XIX, más o menos, es cuando nace un nuevo estilo: el Neoclásico o Nuevo Clasicismo. En principio, a ojos de los libros de la Historia del Arte, este estilo queda a veces un poco arrinconado, por no decir marginado, frente a sus antecesores o predecesores al tacharlo de simple copia renacentista, y nada más lejos de la realidad pues el arte Neoclásico es uno de los movimientos más interesantes que ha dado la Historia. Así pues les invito a que hagan un hueco en su vida y abrir el apasionante libro de Carlos Javier Taranilla de la Varga, Breve Historia del arte Neoclásico, con el que podrán deleitarse con las vivencias de un movimiento contemporáneo de lo más interesante.

El autor sitúa el neoclasicismo sobre tres pilares principales: ideológicos, estéticos y sociales. En cuanto al primero recuerda que el siglo de nacimiento de este movimiento está presidido por gobiernos influenciados por ideas ilustradas que a la vez son sustentadas por la adoración que existe alrededor de la diosa Razón. Es por tanto un movimiento en que impera la proporción y el estudio de las formas. De ahí que el siguiente aspecto nos lleve a los aspectos estéticos ya que el neoclasicismo está en contra, de frente, al Barroco y sobre todo a los excesos de la decoración Rococó. Lo importante es el equilibrio tanto en la arquitectura, escultura o pintura. Y finalmente esta nueva etapa artística debe su influencia a la antigüedad, aunque sea esencialmente a una antigüedad grecorromana idealizada al desconocer (o querer desconocer) el proceso arcaico  de ella. Este tiempo neoclásico coincide con las excavaciones y descubrimientos que desenterraron las ciudades, por ejemplo, de Pompeya y Herculano arrasadas por el Vesubio en el 79 d.C. Hay que recordar que uno de los responsables de este boom arqueológico hay que buscarlo en la figura del aragonés Roque Joaquín de Alcubierre que estaba a las ordenes del que fuera Carlos III de España.

Avanzado el siglo XIX a este estilo influenciado por la antigüedad se le llamó Clásico o Académico y tuvo como origen los ya mencionados descubrimientos arqueológicos en Italia casi a mitad del siglo XVIII. La Revolución Francesa y las conquistas napoleónicas expandieron sus ideales por toda Europa y tuvo buena acogida en países como Alemania, España, Inglaterra o el Imperio Austrohúngaro, y claro está toda Italia que gracias a los Grand Tour se había convertido en el centro del arte mundial. Es por tanto un arte universal que traspasa fronteras y que finalmente llega incluso a América, tanto al Norte como al Sur. En el campo de la arquitectura los artistas se fijarán en el modelo de los antiguos palacios y lugares públicos griegos y romanos, e incluso adoptaran a veces elementos de los egipcios como son los obeliscos. Y claro todo en un color prístino blanco ya que desconocían que los edificios y esculturas antiguas eran  policromados. Esta arquitectura neoclásica se implantara en nuevos y grandes edificios funcionales como son bancos, bolsas de comercios, mercados, estaciones de ferrocarril, , museos, bibliotecas, parlamentos… e incluso redibujaran las grandes ciudades abriendo plazas, calles o avenidas. Ciudades como París, Madrid, Londres, Viena, San Petersburgo, Washington, Buenos Aires o Ciudad de México, entre otras muchas se llenaron de estos edificios y planos arquitectónicos. Los temas en la escultura y la pintura casi siempre derivan hacia los mismos temas históricos. Las estatuas son frías, rígidas, descoloridas, sin alma, donde dioses y héroes reinan por encima de todo. La pintura sigue lo cánones ideológicos de la época y frente al color predomina la línea recta y el dibujo bien trazado. Se fija, por ejemplo en los primeros años de la pintura de Rafael. Y, claro está, pintan cuadros en los que aparecen escenas históricas grecolatinas, épicas a la vez que emotivas, en las que se ensalzan los valores patrios e imperiales. Finalmente aclarar que el movimiento neoclásico no se ciñe solo a la arquitectura, escultura o pintura sino que también influye en la decoración de los hogares e incluso en las vestimentas de los caballeros y damas, en los libros que se leen o las formas de hacer política (Despotismo Ilustrado).

En Breve Historia del Arte Neoclásico, Carlos Javier Taranilla además de exponer los puntos principales de este arte, igualmente lo circunscribe a una época histórica de lo más emocionante. Nos habla sobre los últimos coletazos que estaba sufriendo el Antiguo Régimen en todas partes de Europa, pero sobre todo en Francia. Decadencia que con el tiempo acabará desembocando en la famosa Revolución Francesa para pasar a continuación a la épica de Napoleón Bonaparte que con sus logros militares consigue exportar los ideales revolucionarios a casi todos los rincones. También nos enseña los aspectos más importantes de la Revolución Industrial, los procesos de independencia sufridos en España, Estados Unidos o Iberoamérica. Así mismo asistiremos a la decadencia del Imperio Español a finales del siglo XVIII y principios del XIX y como fue el movimiento neoclásico en España y como influenció en nuestros artistas, ciudades y obras de arte. Así pues les invito a leer este completo ensayo en donde el arte y la historia se fusionan para hacernos comprender de manera muy entretenida y erudita como fueron aquellos años en que el mundo había redescubierto la antigüedad.