sábado, 30 de abril de 2016

LAS AVES QUE SALVARON A UNA REINA



Leyendo viejas crónicas de la antigüedad, uno se da cuenta de que debía ser muy común que mucha gente de entonces fuera cuidada por animales en su infancia. Por ejemplo se me viene a la cabeza la leyenda del rey Ciro amantada por una perra, o los míticos fundadores de Roma, Rómulo y Remo que fueron acogidos por una loba cuando fueron abandonados en medio del campo. Pues bien, a este club tan selecto hemos de incluir a la reina Semiramis (810 a. C), que según la tradición no solo fue la fundadora de Babilonia, sino que también fue alimentada por unas palomas. Cuentan que cuando era pequeña fue abandonada por su madre en un lugar desierto y que cerca de allí había un nido con palomas, quienes al oír el llanto del bebe se apiadaron de ella y le dieron de comer. Como los humanos no comen la misma comida que los pájaros, estas comenzaron a robar leche a los pastores que había en los alrededores, y acto seguido transportaban el líquido en su pico, dejándolo caer en la boquita del hambriento bebe. Y lo mismo hacían con el queso. Lo partían con las patitas y lo depositaban igualmente en su boca. Así fueron pasando los días, hasta que un pastor, al observar el comportamiento de las aves, siguió a una de ellas y ¡cuál no fue su sorpresa al encontrarse con una preciosa bebita rodeada de palomas! La recogió del suelo y sin dudarlo un momento se la llevó a palacio. Allí fue criada y con el tiempo llegó a convertirse en la todopoderosa reina de Asiria.

viernes, 29 de abril de 2016

EL MÍTICO SUELO DE LOS BOSTON CELTICS



En 1946 el empresario Walter Brown encargó a Anthony di Natale un trabajo de lo más peculiar: cubrir de madera el suelo del Boston Arena para convertir esa pista de hockey sobre hielo en el nuevo campo de baloncesto de la ciudad. El problema estribaba en que en aquellos años, debido a las penurias que provocó la Segunda Guerra Mundial, conseguir madera no era tan fácil ya que escaseaba bastante. Di Natale, tras buscar arduamente, consiguió encontrar unos listones de madera de Tennessee que habían pertenecido a unos barracones militares utilizados durante la contienda. Sin dudarlo un momento los compró por 12.000 dólares y acto seguido comenzó a cubrir el suelo del estadio colocando dichos listones de manera alterna, dejando a la vista el curioso ajedrezado que tanta fama le dio. Entre 1952 y 1999 el parqué del nuevo estadio, el Boston Garden, fue testigo de las mayores hazañas de los Boston Celtics en el siglo XX. Un año antes de terminar el milenio, debido sobre todo al desgaste que tenía la pista, se precedió a jubilar el entarimado y se subastaron aquellos trozos de madera por 300.000 dólares la pieza. Pero aunque se vendió gran parte del suelo, los dirigentes de los Boston Celtics quisieron conservar algunas secciones insertándolas en el nuevo, con la idea de no perder una gran parte de su historia.

lunes, 25 de abril de 2016

CUANDO DIOS FUE LLEVADO A LOS TRIBUNALES



En plena fiebre revolucionaria, el Estado Soviético decidió en 1918 que había que llevar a Dios a los tribunales  “por sus muchos crímenes contra la Humanidad”. Pero aunque a Dios no se le puede llevar una orden de citación eso no fue obstáculo para hacer una especie de juicio popular con todas las garantías posibles en el que hubiera abogados, fiscales y un tribunal en este caso presidido por el escritor Anatoli Vasilievich Lunacharski (1875 – 1933). En la sala de justicia todo fue preparado minuciosamente y para que el banquillo del acusado no estuviera vacío se puso en él una Biblia como símbolo de la presencia de Dios. El juicio duró unas cinco horas y allí los abogados y fiscales expusieron sus pruebas para salvar o condenar al acusado. Los abogados quisieron que su cliente no fuera acusado de los crímenes que se le imputaban alegando que no estaba en su sano juicio, mientras que la parte contraria no paró de aportar testimonios históricos demostrando que era una persona sanguinaria, caprichosa y que no dudaba en mandar a sus fieles a la muerte. Es por ello que el juez de este peculiar juicio hizo caso a los fiscales y condenó a Dios a ser fusilado por sus muchos crímenes. A las seis y media de la mañana del 17 de Enero de 1918 un pelotón de soldados soviéticos disparó cinco veces al cielo, mientras que en otras partes del país se fusilaban a cristos crucificados en las iglesias ortodoxas o eran llevadas Biblias a las tapias del cementerio para acribillarlas a balazos. Y aunque esto nos pueda parecer una barbaridad, dieciocho años después de este hecho un grupo de milicianos hizo una acción parecida en Getafe, en el Cerro de los Ángeles, contra la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. La historia volvió a repetirse.

sábado, 23 de abril de 2016

EL VOLCÁN QUE CREÓ A FRANKENSTEIN



A mediados de 1815 un volcán llamado Tambora (Indonesia) erupcionó de manera tan violenta que provocó no solo un buen número de tsunamis por la zona de Bali y China, sino que también, debido a su fuerte explosión, arrojó a la atmosfera una nube gigantesca de cenizas y azufre ocasionando que ese año Europa y América tuvieran un año sin verano. Los cielos quedaron encapotados y la luz solar no podía traspasar el tupido velo de oscuridad que se cernía amenazador. Pasado un año, el 16 de Junio de 1816, debido a ese mal tiempo y al ambiente frio que se cernía sobre Europa un grupo de eminentes escritores, como Lord Byron, Percy B. Shelley, su amada Mary Shelley, y John Williams Polidori, se vieron obligados a permanecer tres días encerrados en una mansión llamada Villa Diodati, a orillas del Lago Lemán, a la espera de que escampara. Pero aunque estuvieran atrapados no hubo tiempo para el aburrimiento. Allí, arracimados frente a la chimenea pasaron unas veladas deliciosas hablando de historia, literatura, contando chismorreos, y leyendo historias de fantasmas. Animados por estas lecturas, y para pasar el rato, alguno de los presentes, seguramente Lord Byron, propuso un juego: que cada uno escribiera una historia de terror en un día, para luego juzgar cual era la mejor. Aquellos cielos negros, el silbido del viento en los ventanales y la lluvia que repiqueteaba en los alfeizares fueron el acicate perfecto para que aquella mágica noche salieran dos historias clásicas e imprescindibles de la literatura universal: Polidori escribió El Vampiro, obra con la que creyó ganar. Pero la joven Mary Shelley no solo pergeñó una gran novela sino que también dio vida a todo un icono del terror: Frankenstein o el Moderno Prometeo. Y todo gracias a un lejano volcán que no paraba de arrojar lava y rocas a cientos de kilómetros de distancia.

viernes, 22 de abril de 2016

EL MEJOR MES PARA UNA BODA



Durante gran parte de la Edad Media no estaba bien visto en los reinos cristianos que la gente se bañara a menudo, pues hacerlo de continuo era considerado cosa de musulmanes y herejes que pecaban contra natura. Solo podían hacerlo una o dos veces al año, y esto si lo recomendaba el médico del lugar. Los meses preferidos para realizar esta costumbre eran los de Mayo y Junio ya que eran en esos días cuando apretaba el calor y apetecía más darse un chapuzón fresco. Lo normal, sino se tenía un rio cercano, era llenar una tina de agua hasta arriba en la cual se bañaba primero el padre, seguido por los hijos varones, después la madre y finalmente las hijas y los bebes, con lo cual los últimos que se bañaban lo hacían en un agua muy negra y nauseabunda, con el peligro añadido de coger cualquier enfermedad.
Este ritual, además, se aprovechaba para acudir a una boda. Supuestamente toda la familia se había bañado al completo y estaba limpia y reluciente, pero, claro está, un solo remojón al año no escondía el mal olor de los contrayentes. Así pues la novia, para disimular la tufarada que iba dejando tras de sí, portaba en sus manos un ramo de flores (como se hace en la actualidad)  con la esperanza de que su mal olor corporal no hiciera huir a los asistentes. Pero hay que advertir que éstos tampoco estaban indefensos pues era norma en esos saraos portar abanicos de tela o plumas perfumadas con la idea de repeler su falta de higiene o la de sus vecinos.