viernes, 28 de noviembre de 2014

LOS PERROS DE LA CONQUISTA DE AMÉRICA



Se sabe que antes de que los europeos llegaran al Nuevo Mundo ya había perros allí. A diferencia de los traídos de fuera que eran más ladradores éstos se caracterizaban por ser mansos, callados, y estar algo más gorditos ya que se aprovechaban sobre todo para comida. La utilización de perros en América tiene sus antecedentes pues ya en la Conquista de las Islas Canarias (1480) el nuevo gobernador de aquellas islas, Pedro Vera Mendoza, gran aficionado a la caza, no dudó en utilizarlos para atacar a los guanches o emplearlos en cruentos combates venatorios contra guerreros nativos. La Iglesia denunció estos hechos tan deplorables a los Reyes Católicos los cuales esta vez enviaron a Vera Mendoza a la Guerra de Granada. Y se sabe que allí también los utilizó contra los moros.

Pues bien, cuando Cristóbal Colón hizo escala en las Canarias camino de América se entrevistó allí con Beatriz de  Bobadilla quien le informó sobre la utilización de perros en combate aconsejándole que se llevara alguno por si tenía problemas al otro lado del Mar Tenebroso. Pero Colón no le hizo caso y no se llevó a ninguno en su primer viaje. En cambio sí lo hizo en el tercero (1493). Parece ser que la persona encargada de pertrechar a los barcos de la flota, Juan Rodríguez Fonseca, arcediano de Sevilla, creyó oportuno llevarse un total de 20 mastines, cruzados con dogos, para que sirvieran en el combate, o como catadores por si los indios les querían dar alguno alimento envenenado. Desgraciadamente más de uno de estos canes, en cambio, fueron utilizados de alimento de los conquistadores debido al hambre que pasaron en la búsqueda de sus sueños de fortuna.

La primera vez que los perros actuaron en una batalla fue en 1494 en la zona de Puerto Bueno (Jamaica) cuando unos marineros que hacían allí aguada fueron atacados por los indios. Uno de los perros saltó a la playa y sin dudarlos un momento arremetió contra ellos haciendo una gran escabechina entre los atacantes. Pero el despliegue total de los 20 mastines se produjo un año después (1495) en la Vega Real cuando el cacique Guatiguaná atacó a Alonso de Ojeda y éste no dudó en utilizarlos en medio de la batalla, decantando la victoria del lado de los españoles. Desde entonces se utilizó a los perros para cualquier acción o función: en la guerra; para perseguir a indios fugitivos; para luchas circenses contra indios rebeldes; rastreadores, guardadores de plantaciones, fincas y rebaños; o como arma intimidatoria (Cortés los utilizó de este modo en la conquista de Méjico). Al principio casi todas estas acciones fueron llevadas por los 20 mastines originales pero tras ver lo valiosos que eran se comenzaron a traer de Europa más alanos y mastines. Pero como se les daba de comer tanto y se les trataba tan bien, pronto aumentaron de forma desmesurada dándose incluso casos de perros que se escaparon a la selva, denominados cimarrones, convirtiéndose en una verdadera amenaza tanto para indios como para españoles.

De entre todos los perros que fueron con los conquistadores, algunos han pasado a la historia con nombre propio. Es el caso de Becerrillo, Leoncio o Bruto. El primero pertenecía al conquistador Alonso de Salazar. Era tan arriesgado que murió en plena batalla. Fue enterrado en secreto para que los indios no sospecharan que había muerto uno de sus grandes enemigos. Pero como el Cid, luego era paseado en mitad del combate para amedrentar a los indios. Leoncio, en cambio, fue el perro de compañía del descubridor del Océano Pacífico Núñez de Balboa. Es decir que este can tuvo el privilegio de ser el primer perro que metía sus patas en aquel lago español tan enorme. A diferencia de Becerrillo, éste no murió en acto de servicio sino que fue envenenado por un soldado español el cual quería violar a la bella india Caretita, amante de Núñez de Balboa. Como Leoncio guardaba celosamente a su dueño el rijoso soldado no le quedó otra que matarlo utilizando un cuenco de carne de envenenada. Y finalmente nos queda hablar de Bruto, que pertenecía a Hernando de Soto, explorador de la Florida. Era tan fiero que no dudaba en adelantarse a sus compañeros de armas y atacar el solo al enemigo. De resultas de estas temerarias acciones murió al atravesar un río y poner en fuga a más de un centenar indios. Cuando encontraron su cuerpo tenía más de cincuenta heridas. Pero su muerte había sido rápida ya que una flecha envenenada había acabado con sus ansias de victoria nada más entrar en combate.

jueves, 27 de noviembre de 2014

EL RESULTADO DE UNA LOTERÍA IMPAGADA



Hagan ustedes la prueba. Vayan al centro de Madrid y pregunten a un taxista si le puede llevar a La Casa del Cordero. Y aunque la gran mayoría de ellos son unos profesionales que se saben al dedillo las calles de Madrid, seguro que más de uno le dirá que desconocen donde está situado dicho lugar. Bueno, si le indican esto tienen que informarles que esta casa se encuentra en el comienzo de la Calle Mayor, justamente en el número 1. Si les ha picado la curiosidad y el por qué se llama así este edificio solamente decirles que este lugar está asociado al sorteo de Loteria Nacional que se celebra religiosamente todos los años.

Parece ser que a mediados del siglo XIX también se apostaban grandes sumas a este juego aunque era algo más complicado que ahora pues se tenían que producir una serie de complicadas combinaciones para llevarse el Gordo de Navidad. Nadie lo había conseguido, pero hubo una persona que sí tuvo esa suerte. Se llamaba Santiago Alonso Cordero, y tuvo la pericia de acertar todas las combinaciones posibles, con lo que se llevó de una tacada una cantidad exorbitante de millones. Pero cuando fue a cobrarlo le negaron el premio, y no porque tuviera algún número erróneo sino porque la Hacienda Pública, que en esos momentos estaba en plena crisis, no tenía dinero suficiente para pagar al agraciado jugador. Y como éste protestara, el Gobierno, a modo de compensación, le propuso que ocupara el espacio vacío dejado por la reciente demolición del Convento de San Felipe el Real, para que allí hiciera un complejo de apartamentos. Alonso Cordero aceptó y en breve tiempo construyó un edificio tan moderno y excelente que con el paso del tiempo sería imitado en las futuras reformas que se hicieron en la céntrica Puerta del Sol. Constaba nada más ni nada menos que de 100 lujosos apartamentos de lujo, siete patios interiores que iluminaban con bella luz las ricas suites, permitiendo además que se instalaran en los bajos tiendas, almacenes e incluso un hostal conocido como La Vizcaína, famoso por haber albergado a eminentes viajeros venidos de distintas partes del mundo.

Aunque hubo algunos que protestaron diciendo que todo este asunto de la lotería impagada era una tapadera para blanquear el dinero del ministro Mendizábal, lo que si se sabe es que en realidad Santiago Alonso Cordero se hizo rico y famoso en poco tiempo, y tanta fue su popularidad que incluso fue aceptado como miembro del Parlamento. Se sabe que cuando iba allí muchos se escandalizaban debido a que se presentaba vestido con el traje típico de maragato de Astorga, que era de donde procedía este hombre.


miércoles, 26 de noviembre de 2014

UNA ESPADA QUE CAMBIA DE MANOS



No se si acordarán ustedes que hace tiempo les hable de la enconada disputa que tenían entre sí el rey francés Francisco I y el emperador español Carlos V. Pues bien, me gustaría indicarles que estos rencores no quedaron sofocados con la muerte de ambos sino que con el paso del tiempo volvieron a surgir. La culpa de ello, aunque parezca increíble, la tuvo una espada. Pero no una espada cualquiera sino la del mismísimo Francisco I. Dejen que les refresque la memoria: parece ser que durante la batalla de Pavía (1525), el monarca francés fue apresado por el soldado Juan de Urbieta y que en el rifi rafe de la contienda el arma le fue confiscada. Desde entonces ésta permaneció en España pero pasados 283 años, un 31 de marzo de 1808, las autoridades del momento tuvieron que entregársela a las tropas francesas que moraban en Madrid, para acto seguido hacérsela llegar a Napoleón. No llama mucho la atención que el patrocinador de este acto fuera el rey felón Fernando VII. Curiosamente cuando le hicieron entrega de la espada a Napoleón éste reprendió a Murat por haber consentido aquel acto indigno e innecesario que solamente aumentaría más el odio que ya le tenían los españoles.

lunes, 24 de noviembre de 2014

EL TITANIC Y OTROS GRANDES NAUFRAGIOS - Víctor San Juan



¡Caballeros fue un honor tocar con ustedes esta noche!

Grandes tragedias existen en esta vida pero cuando un barco se hunde en el fondo abismal del océano nos embarga un sentimiento igual de hondo, como si una parte de nosotros se perdiera entre las olas de un mar embravecido. Les pongo un ejemplo: el hundimiento del Titanic allá por Abril de 1912. No era el barco más grande de su época, pero en él se añadió algo de la fuerza del ser humano. Se le llamó el Insumergible, aquel que ni siquiera Dios podría echar a pique. Aun así esta torre de orgullo acabó naufragando una terrible madrugada de ese mismo año al impactar contra un iceberg. Aquello causó tanta impresión a la sociedad que rápidamente aparecieron viejas historias y profecías que aumentaron más si cabe la fama inmortal de este buque. Se sabe que en la desgracia murieron un total de 1517 de los 2224 pasajeros que componían el pasaje. En total 707 se salvaron, y es ahí donde comienza la profecía, con unos simples números. Obsérvese que en la cifra de salvados aparecen dos 7, que si se suman forman 14. Y llama la atención que 14 años antes, en 1898 un escritor llamado Morgan Robertson escribiera una obra titulada Futilidad, que narraba como un superbarco llamado Titán también se hundía en un mes de Abril. Interesante coincidencia ¿verdad?

Pues bien, esta es una de las múltiples curiosidades que envolvieron la tragedia del Titanic. Y lo mismo pasó con todos los grandes buques que se hundieron desde entonces hasta el reciente suceso del Costa Concordia. Sobre la historia de cada uno de ellos y cuáles fueron los hechos que produjeron su caída da testimonio el último libro de Víctor San Juan llamado El Titanic y otros grandes naufragios, editado por Nowtilus. El autor, como ya he indicado antes, hace un recorrido por todos ellos desvelándonos hechos increíbles  sobre éstas pérdidas en alta mar. No solo nos habla de transatlánticos o buques mercantes como el Titanic, el Príncipe de Austurias, o el Lusitania, sino que también nos narra el destino de buques de guerra míticos como el crucero Baleares, el General Belgrano, el submarino lanzamisiles Kursk, o el otro crucero Hood. Buques armados de cañones, otros con soberbios salones de baile, o modernas instalaciones en ferris como el Estonia, Doña Paz, o el chapucero Costa Concordia, entre otros, entran dentro de esta soberbia obra.

Con prosa atractiva Víctor San  Juan nos desvela episodios desconocidos en la mayoría de los lectores que desconocemos gran parte de la historia náutica. Nos enseña que el naufragio de estos barcos causa tanto estupor debido a que en cada metro de acero y cristal que se destruyó debido a actos bélicos, imprudencias o fallos técnicos una parte de los logros de la humanidad se perdieron. Como el sueño que se acaba. En la lectura de cada episodio el autor nos muestra el contexto histórico en el que se produce el hundimiento de estos gigantes, a la vez que narra de manera apasionante episodios increíbles, gestas y hechos horripilantes difíciles de olvidar. El aparato documental que ha utilizado es impresionante enseñándonos cada naufragio desde todos los puntos de vista  posibles además de hacerlo con prosa viva y didáctica, apropiada para los legos en el tema marino. Así pues les invito a abrir esta obra y dejarse maravillar por las tragedias náuticas más impactantes del siglo XX. Pero eso sí, no olviden llevar un salvavidas a mano por si alguna ola traicionera echa a pique su largo viajar por los traicioneros mares de la literatura de aventuras.

sábado, 22 de noviembre de 2014

FRANCO Y LA MASONERÍA



Una de las frases que más se repiten en los discursos de Francisco Franco Bahamonde (El Ferrrol, 1892- Madrid, 1975) es la idea de que los males de España provienen de una supuesta conjura judeo-masónica que quiere desestabilizar el país. Llama la atención la obsesión que tiene el antiguo Caudillo con esta formación, los masones. ¿A qué es debido? Algunos historiadores piensan que este odio viene ya desde su más tierna infancia pues parece ser que su padre, Nicolás Franco, con el que mantenía una difícil relación, lo era. Es decir que a este famoso odio se le unía un componente personal. A pesar de ello se sabe que Francisco Franco intentó por dos veces ingresar en la orden, fracasando estrepitosamente en ambas ocasiones.

La primera vez fue en 1926 cuando solicitó su ingreso en la logia Lexus de Larache (Marruecos) Pero los integrantes de dicha logia no lo admitieron pues había cometido un pecado que sus correligionarios militares no le iban a perdonar: haber aceptado el puesto de teniente coronel, cuando les había asegurado previamente que nunca aceptaría futuros ascensos por motivos de guerra. Es decir que les había mentido. Cuando se produjo el golpe de Estado en Julio de 1936 en la zona del Norte de África se halló el libro de actas de esa logia y en ella estaba escrita la susodicha desestimación a la propuesta de Franco.

Pero como el futuro Jefe de Estado español era muy tozudo quiso probar otra vez unos años después durante la Segunda República, en 1932. En este caso también fue rechazado aunque ahora de manera más humillante ya que uno de los que se opusieron fue su propio hermano Ramón Franco. Siempre habían mantenido diferencias ideológicas, pero esto fue la gota que colmó el vaso pues desde ese mismo momento ambos hermanos se distanciaron para siempre. Por tanto debido a la negativa oficial por parte del círculo cerrado de las logias y también por desavenencias personales, Franco siempre mantuvo un odio feroz hacia todo lo relacionado con los masones y su mundo.

jueves, 20 de noviembre de 2014

LA LEYENDA DEL FOSO DE LAS MORERAS



Cerca de la Basílica de Santa María del Mar, en Barcelona, existe una plaza con un nombre muy bonito El Foso de las Moreras (Al Fossar de les Moreres). Y si uno se da una vuelta por este sitio encontrara una placa que reza los siguiente: “Al Fossar de les Moreres no s´hi enterra cap traidor (En el foso de las Moreras no se entierra a ningún traidor). Que extraño ¿no? ¿A qué o quien se referirá? Para conocer la respuesta hemos de viajar unos siglos atrás, precisamente a la mismísima Guerra de Sucesión Española, cuando las tropas borbónicas, al mando de Felipe V, asediaron la ciudad de Barcelona en Septiembre de 1711. Parecer ser que un enterrador llamado Jordi fue el encargado de dar sepultura en el Fossar de les Moreres a los fallecidos en la contienda. Un día, mientras se ocupaba de tan triste labor, se encontró entre los muertos a su propio hijo, que en contra de la opinión de su padre había luchado en el bando contrario. Éste, al ver el rostro de su primogénito, se le saltaron las lágrimas, pero en vez de enterrarlo con mimo y ternura, arrojó el cuerpo a las afueras del improvisado cementerio y con rabia dijo que en ese lugar no había sitio para traidores. Muchos años después el poeta Frederic Soler (1839 – 1895) narró este episodio con un poema que comienza con los versos: “Al Fossar de les Moreres no s´hi enterra cap traidor”.

martes, 18 de noviembre de 2014

¿QUIÉNES ERAN LOS FLAGELANTES?



Se trataba de una orden religiosa muy estricta que mortificaban sus cuerpos a base de latigazos o flagelos para expiar sus pecados. De ahí les viene su nombre. Estos flagelantes aparecieron en el siglo XIII en el Norte de Italia, en la región de Perugia. En sus comienzos eran pocos pero con el boom producido por la peste negra en 1348 sus miembros aumentaron de manera espectacular ya que mucha gente creía que el fin del mundo estaba cerca. Sus manifestaciones religiosas eran muy curiosas: iban de población en población, en columnas, precedidos por estandartes y cruces (por lo que también se les conocía como cruciferi), y mientras entonaban cantos religiosos se flagelaban fuertemente hasta tener la espalda en carne viva. Éstos llevaban la cabeza tapada y el torso desnudo, y su acción de darse latigazos duraba unos treinta y tres días. Los mismos que había vivido Jesucristo. En un principio eran acogidos muy bien por las poblaciones por las que pasaban pero sus ataques contra los judíos y los rumores acerca de que rechazaban los sacramentos y ponían en duda la jerarquía eclesiástica produjo que el papa Clemente VI en 1349 considerara a la congregación de flagelantes como un movimiento herético.

viernes, 14 de noviembre de 2014

LA OTRA CIBELES



La diosa Cibeles, en Madrid, no se tiene porque sentir sola pues en otra ciudad del mundo, a más de nueve mil kilómetros, en Pekín, se encuentra una hermana gemela suya, y, hay que admitirlo, es igualita que ella. Poca gente lo sabe pero en China existe otra copia exacta de este castizo monumento. Toda esta historia comenzó cuando un grupo de empresarios chinos viajó a Madrid para recopilar datos para efectuar el futuro ensanche urbanístico de Pekín. Cuando andaban por la zona de Banco de España se quedaron estupefactos al vislumbrar la increíble estatua creada por Ventura Rodríguez allá por 1782. Sin dudarlo quisieron llevársela pero como no podían decidieron hacer una réplica allí en China. Y si se tardaron cinco años en esculpir la Cibeles original, los chinos lo hicieron en un tiempo record: tres meses. Fue inaugurada en Noviembre de 2011 y actualmente preside una zona residencial de Pekín. Para ellos es una estatua muy importante ya que representa a la diosa de la tierra, de la cosecha y de toda la naturaleza. Pero aunque este algo alejada de su querida España, no se debe sentir sola ya que allí mismo tiene como compañeros a otras dos estatuas que son auténticos símbolos de la hispanidad: Don Quijote y Sancho Panza.


jueves, 13 de noviembre de 2014

EL SALVADOR DEL MUNDIAL DE FÚTBOL



¡Para que algunos digan que los animales no tienen nada que ver con el deporte! Pues bien hay que aclarar que gracias a uno de ellos se pudo celebrar la Copa del Mundo de Fútbol de 1966 en Inglaterra. Les comento: unos meses antes de que se produjera este evento deportivo la Confederación Brasileña de Fútbol, como acostumbra hacer el ganador de la edición anterior, devolvió el trofeo Jules Rimet (antes de 1974 se llamaba así) a la FIFA para que lo guardara hasta la final. Mientras tanto estuvo de gira por Londres siendo exhibida en el Westminster Central Hall de esa ciudad. Pero el 20 de Marzo por la tarde la BBC comunicó que el trofeo, valorado en unas 300.000 libras, había sido robado durante el oficio religioso y que los agentes de Scotland Yard ya se encontraban tras la pista de un sospechoso.

La Federación Inglesa de Fútbol rápidamente se puso manos a la obra para fabricar una réplica de la copa Jules Rimet, por si no aparecía. Pero no hizo falta ya que siete días más tarde, el 27, un hombre llamado David Corbett, estaba paseando con su perro Pickles por el barrio londinense de South Norwood cuando éste se puso nervioso a escarbar en un seto. Cuando David se acercó a su mascota vio que había desenterrado un papel de periódico y que envuelto en él se hallaba la codiciada copa. De inmediato la recogió del suelo y fue corriendo a una oficina de la policía. Tiempo después declaró lo siguiente:

Al principio creí que era una bomba. Había mucha actividad del IRA en aquella época. Empecé a desenvolver el objeto pero nada se movió. Entonces vi que ponía ‘Brasil’, ‘Alemania’, etcétera y fui corriendo a avisar a mi mujer. Me pareció pequeña.

Hay que precisar que la Jules Rimet mide alrededor de 35 centímetros y pesa 38 kilogramos. Pero continuemos con la historia. Aquel descubrimiento hecho por un perro inglés hizo pensar a muchos que era un buen augurio para el equipo nacional. ¡Y tanto que lo fue pues ese año ganaron el Campeonato! Como premio por tan increíble hazaña Pickles recibió como recompensa comida para todo un año y su dueño un cheque valorado en 6000 libras. Incluso protagonizó película. Aun así, a pesar de ello, la alegría le duró poco al perro ya que un año después Pickles murió ahogado cuando perseguía a un gato. Parece ser que se le enganchó la correa en las ramas de un árbol caído.

Y por cierto… ¿que fue del autor del robo de la copa? El causante de todo este embrollo fue un exmilitar llamado Edward Bletchley el cual quería extorsionar al presidente de la Federación Inglesa pidiéndole un total de 15000 libras esterlinas. Fue condenado a dos años de prisión, y murió al poco de salir libre debido a un enfisema.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

LAS FALSAS OLAS DE TERROR AUSTRAL



El 30 de Octubre de 1938, víspera de Halloween, se produjo uno de los mayores engaños radiofónicos de la historia: la adaptación a este medio de la obra de H. G. Wells La Guerra de los Mundos. El actor Orson Welles, gracias a su brillante actuación, desencadenó una auténtica ola de terror por todo Estados Unidos al describir una invasión alienígena como si estuviera a pasando de verdad. La gente corrió asustada a sus casas o búnkeres; las líneas telefónicas se colapsaron, al igual que los servicios de urgencias como la policía o los bomberos; y hubo más de uno que incluso se armó hasta los dientes por si algún marciano se acercaba a su granja. Aquello fue todo un éxito sin precedentes.

Pero este pánico no se produjo solo en Estados Unidos sino que años más tarde se repetiría en otro lado no muy lejano: en Sudamérica. En 1944, un escritor americano, William Steele, que residía en Chile, hizo lo mismo pero situando la acción en Santiago. Fue tan realista que los chilenos organizaron barricadas en las calles e incluso el ejército del país se movilizó para repeler la invasión marciana. Aunque a diferencia de lo radiado en Estados Unidos esta vez si hubo una victima: José Villarroel, ciudadano de la población de Valparaíso. Parece ser que mientras escuchaba el falso noticiario sufrió un ataque al corazón pensando que los extraterrestres estaban a punto de entrar en su casa.

A pesar de haberse producido una muerte, hubo otra persona, Leonardo Paéz quien en 1949 quiso repetir la experiencia, pero esta vez en Ecuador. Este hombre quiso prepararlo mejor y para darle mayor verosimilitud días antes había estado publicando noticias relacionadas con avistamientos de ovnis en el periódico El Comercio. Cuando creyó que ya había caldeado bien el ambiente comenzó a emitir desde Radio Quito una nueva invasión procedente del espacio. La emisora gritaba que las naves espaciales habían aterrizado cerca de la localidad de Cotocallao y que estaban haciendo estragos allá por donde pasaban. La gente, al oír esta supuesta tragedia, se dio a la fuga y acudió a encerrarse en sus casas o en las iglesias. Pero cuando al rato se descubrió que todo había sido una mentira, cientos de personas acudieron a la emisora y bloquearon  las puertas, para acto seguido prenderle fuego con todos los que estaban dentro. Algunos consiguieron escapar, pero otros murieron presas de las llamas. Nada se pudo hacer por salvarlos ya que la policía y el ejército habían ido a combatir a los marcianos que supuestamente se encontraban en Cotocallao. Hubo varios arrestos debido a la revuelta, entre ellos el propio Leonardo Páez, pero todos fueron absueltos al igual que el emulador ecuatoriano de Orson Welles.

martes, 11 de noviembre de 2014

¡NO ME HABLES!



El inglés Henry Cavendish (1731-1810) ha sido uno de los grandes científicos del siglo XVIII. Pero a pesar de ser un gran estudioso de la física y de la química, también era un hombre con una personalidad muy compleja. Se decía que era extremadamente tímido horrorizándole sobremanera tener que hablar con otras personas o saludarlas al cruzarse con ellas. Sobre todo con las mujeres. Pasaba muy malos ratos cuando necesitaba pedir alguna cosa, dándose incluso el caso de que en su mansión la servidumbre solo se podía dirigir a él pasándole notas o viceversa. Además los criados tenían terminante prohibido mirarle a la cara cuando él estaba cerca. Se sabe también que una vez despidió a una sirvienta al cruzarse un día con ella por un pasillo que pasaba al lado de su habitación. Para evitar, por tanto tener cualquier tipo de contacto hizo construir una entrada especial a sus dependencias desde la calle. Este aislamiento lo llevó hasta el final pues un día se encerró en su cuarto y no volvió a salir nunca: había muerto en completa soledad. Sin ser molestado. Como él quería.

lunes, 10 de noviembre de 2014

MAGIA ENTORNO A LOS GLADIADORES



A pesar de ser unos tipos musculosos y convertirse en símbolos de la virilidad, los gladiadores eran considerados por el romano de a pie como unos seres infames pertenecientes a la clase más baja de la sociedad ya que en su mayoría, si exceptuamos a los que se dedicaban profesionalmente a ello, eran una panda de ladrones y asesinos destinados a una muerte rápida. Debido a ello, por ejemplo, eran enterrados aparte de las demás personas. Aún así, en torno a estos luchadores existía una especie de superstición como que si bebía la sangre caliente de un gladiador muerto también se absorbía su alma pudiendo de esta manera conseguir ipso facto la vitalidad del caído (que no parezca raro pues también las tribus indias tenían estas ideas). De la misma manera si alguien se comía un trozo de su hígado también conseguía una fortaleza increíble. Incluso las propias armas de los gladiadores tenían propiedades mágicas ya que si una persona al casarse cortaba un mechón de pelo de la novia con una gladio conseguida de un luchador moribundo la felicidad de la pareja estaba garantizada de por vida. Me imagino que luego utilizarían para cortar la torta nupcial. Y finalmente se sabe que para neutralizar el mal de ojo (fascinum) el romano podía utilizar amuletos en los que aparecieran símbolos de combate como por ejemplo tridentes, redes o gladius, o fieros animales que normalmente aparecían en los combates matutinos (venationes)

sábado, 8 de noviembre de 2014

BREVE HISTORIA DE LA ARQUEOLOGÍA - Jorge García Sánchez



Lord Carnarvon: “¿Ve usted algo?”
Howard Carter: “¡Sí, cosas maravillosas!”

Cuenta la leyenda que ya en tiempos de Alejandro Magno los habitantes de la costa norte de Asia menor se complacían en llevar a los turistas a las ruinas de lo que ellos mismos decían era la antigua y mística ciudad de Troya. Con grandes muestras de alegría y algún que otro guiño de misterio presentaban a los asistentes gran cantidad de morralla, como espadas, cascos o flechas llenas de herrumbre y orín, diciendo que eran las verdaderas armas de los héroes homéricos. Incluso se sabe que el mismo general macedónico cayó presa de estos embustes. El ser humano es curioso por excelencia, pero también nostálgico per se. Necesita amarrar el pasado, lo vivido, y sentir que cobra de nuevo vida para que lo transporte a otras épocas más o menos gloriosas. Son legión las personas que a través de la historia han querido desenterrar, levantar de las arenas del tiempo, las gestas de las antiguas civilizaciones. Para conocer el periplo de todas aquellas personas, ansiosas por redescubrir a la musa Clío, el escritor, investigador y profesor de arqueología Jorge García Sánchez, ha publicado el libro Breve Historia de la Arqueología.

Puede parecer que esta especialidad, la arqueología, es algo nuevo pero de alguna manera para conocer su historia hay que remontarse hasta los mismísimos cimientos de la civilización pues ya entre griegos y romanos existía una cierta idea o visión de cómo conocer a sus ancestros. Aunque con la caída del imperio romano, y el advenimiento de la Edad Media, esa visión quedó cegada y olvidada por el siempre ojo avizor de la iglesia. Todo lo antiguo parecía condenado ser pagano y considerado anatema, pero ya con el Renacimiento y el Barroco vuelve a ser tema de estudio todo lo relacionado con el humanismo clásico. La arqueología en aquellos años, podemos decir, estaba dando sus primeros pasos. Con la llegada de la Edad Contemporánea se produce el boom de esta especialidad. Desde Napoleón, que muestra a sus soldados las pirámides, hasta la Segunda Guerra Mundial, parece que la antigüedad vuelve a reflotar a la realidad. Surgen de la oscuridad las ruinas de Mesopotamia, la mítica Troya, los fascinantes restos de las pirámides o Creta, e incluso vuelven a trotar los bisontes prehistóricos en el Norte de España. Tras las Segunda Guerra Mundial la arqueología ya es mayor de edad y se convierte en toda una especialidad científica (carbono 14) y rigurosa a la vez que apasionante, a la espera de darnos posteriormente más sorpresas sin parangón.

Hay quien cree que esto de la arqueología se limita a estudiosos enterrados en toneladas de arena, o a aventureros de látigo en mano perdidos en alguna parte del mundo. Pero la lectura del libro de Jorge García Sánchez demuestra que la aventura y la historia pueden ir juntas. Nos asombraremos con los tesoros descubiertos por Howard Carter o Heinrich Schliemann; los rigores vividos por Arthur Evans o Robert Koldewey; o las increíbles peripecias de los saqueadores de tumbas o saltimbanquis aprovechados como Belzoni. Son cientos de aventureros, eruditos y ladrones sin fortuna los que pueblan las páginas de este fantástico ensayo, Breve Historia de la Arqueología. Les recomiendo que recorran sus páginas y desentierren una ciencia que laboriosamente nos vuelve a traer una historia ya olvidada.

viernes, 7 de noviembre de 2014

EL ORIGEN DE LA PALABRA CAPILLA



A principios del siglo IV, un joven soldado romano llamado Martín cabalgaba solo envuelto en una terrible ventisca de nieve. Cuando estaba a punto de llegar a la ciudad de Amiens, un pobre leproso salió de una cabaña que estaba a un lado del nevado camino y le pidió que le diera algo para no morirse de frío y hambre. El joven Martín refrenó su montura y le dijo entre lágrimas que poca cosa podía ofrecerle ya que no llevaba alimento alguno y el caballo no era de su propiedad pues le pertenecía al ejército romano. Lo único que podía darle era un trozo de su capa para protegerse del viento gélido. Sin dilación desenvainó su espada y cortó la mitad de su capa. Acto seguido volvió a montar y se alejó de aquellas pobres chabolas. Pero en cuanto el leproso se echó por encima aquel remiendo comenzó a sentir un calor tan placentero que pronto se olvidó de sus penurias. Con asombro vio que las llagas de su cuerpo se cerraban y quedaba totalmente curado. Los leprosos que estaban cerca se dieron cuenta de aquel milagro y le pidieron a su amigo que les diera otro trozo para curarse también, pero cada vez que la cortaban se maravillaban al ver que aquella capa divina no menguaba, sino que seguía quedando intacta pudiéndose de esta manera curar todos.

Con el tiempo la noticia de este milagro se extendió por todos los lugares y pronto comenzó a construirse pequeños santuarios para conservar los trozos de la capa del soldado romano. Recuerde el lector que en latín capa se escribe cappa, y que su diminutivo es cappellae. Y de ahí precisamente proviene la palabra castellana capilla, es decir lugar donde se guarda un trozo de capa pequeña. Pero ¿qué fue del joven Martín? Según parece cuando se topó con el leproso iba camino de bautizarse. Con 22 años abandona la carrera militar y se dirige a Hungría donde consigue la conversión de su madre. Tras ello viaja a Milán y Roma, y acaba fundando un monasterio en Poitiers, aunque tiene que dejarlo al ser nombrado obispo de Tours. Es por eso que en sus predicas y conversiones por toda Francia es conocido como San Martín de Tours. Murió en Candes en el 397 y fue sepultado en la ciudad de Tours, donde es venerado por todos los católicos franceses.

jueves, 6 de noviembre de 2014

LOS PELOS DE LA GUERRA



Se dice que el rey persa Darío I, barruntando que la zona de la Jonia estaba a punto de sublevarse, mandó llamar a Histieo, tirano de Mileto, a la ciudad de Susa. Pensaba hacerlo consejero suyo para alejarlo de aquella zona conflictiva, pero éste, a pesar del honor recibido, estaba frustrado ya que deseaba volver a su tierra para comenzar la rebelión y no podía marcharse sin levantar sospechas. Así que pensó que si no podía ir alguien de Mileto podría comenzar la sublevación en su nombre. Para ello debía mandar un mensaje a Aristagoras, un familiar suyo que en esos momentos era el gobernante sustituto en su ausencia, para que levantara en armas a toda la Jonia y así poder liberarse del pesado yugo de la ocupación persa.

La idea era buena, pero muy difícil de cumplir ya que la distancia que había entre Susa, y la ciudad de Sardes, la gran capital de Asia Menor, era de 2400 kilómetros. Si mandaba un mensajero por rutas alternativas podía despertar sospechas, y si en cambio lo enviaba por la vía real pronto sería interceptado ya que cada cierto número de kilómetros había controles que vigilaban a los viajeros. Es por ello que Histieo pensó una manera de lo más curiosa para sortear cualquier eventualidad. Mandó llamar a un esclavo, al cual le afeitó la cabeza y acto seguido mandó que le tatuaran en el cuero cabelludo un mensaje. Esperó a que le creciera el pelo, y cuando ya lo tuvo bastante tupido lo envió a Mileto. Al llegar allí el esclavo le dijo a Aristagoras que le afeitara la cabeza para que de esta manera leyese el mensaje cifrado. Y así lo hizo. En el ponía lo siguiente: “Histieo a Aristagoras: subleva a Jonia”. Este fue el pistoletazo de salida de un conflicto bélico que pasaría a la historia como Las Guerras Médicas.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

¡MENUDO FALLO!



Un error lo puede tener cualquiera, pero a veces existen fallos tan mayúsculos que es normal que al producirse un mandamás le eche a uno una buena charla. Pues esto mismo es lo que le paso a Dick Rowe, encargado de la sección de música popular del sello discográfico Decca Records. El día 1 de Enero de 1962, después de escuchar durante una hora a un grupo de jóvenes cantantes amateurs llamados The Beatles (¿les suena de algo?) acabó echándoles del estudio por considerar que su música nunca se iba a poner de moda y que tocaban bastante mal. Tiempo después, cuando el cuarteto de Liverpool se hizo más famoso que el propio Jesucristo, el jefe directo de Rowe le echó una bronca tan grande que estuvo a punto de arrojarlo por las escaleras de la discográfica. Pero como a veces cuando se cierra una puerta, Dios abre una ventana, este mismo hombre tuvo la suerte de patrocinar a otro grupo de música que con el tiempo también dio  algo que hablar: Los Rolling Stones. ¡Menos mal que esta vez no se le ocurrió rechazarlos!

martes, 4 de noviembre de 2014

EL ORIGEN LEGENDARIO DE LA MAHONESA



El 18 de Abril de 1756, nada más comenzar la Guerra de los Siete Años, un contingente de 12.000 soldados franceses acabó temporalmente con la ocupación inglesa de la isla de Menorca. Cuenta la leyenda que el duque de Richelieu, sobrino-nieto del famoso cardenal, para celebrar la victoria decidió dar un gran banquete, incluyendo como aderezo principal una crema especial creada por su chef de campaña. Cuando éste fue a echar mano de los ingredientes se dio cuenta de que no tenía a mano crema, así que tiró de lo más cercano que había en la despensa: huevos y aceite de oliva. De esta manera le salio una salsa compacta que acabó convirtiéndose en la admiración de todos. La llamaron Mahonnaise, en honor a Mahón. Aunque también existe otra variante de esta leyenda pues se dice que el mismo Richelieu andando por el puerto tras la victoria se encontró con una hostería en donde preparaban una salsa local muy rica. Decidió probarla y como le encantó no dudó en llamarla de la misma manera que la anterior versión.

lunes, 3 de noviembre de 2014

DANZAD, DANZAD, MALDITOS



Los médicos desde la Edad Media y hasta el siglo XIX creyeron que el llamado tarantismo era sencillamente una enfermedad producida por la picadura de una tarántula que se adueñaba del cuerpo humano produciendo en el paciente un estado tal histeria que no paraba de retorcerse sobre si mismo. A este mal lo llamaron así debido a que en la ciudad de Tarento (Italia) inventaron un curioso sistema para curar esta enfermedad consistente en un baile frenético (la tarantela) que el paciente debía ejercitar durante horas. En España los médicos, en cambio, recomendaban otro tipo de bailes como el fandango o las seguidillas. Cuando veían que el paciente caía rendido, apagaban la música y los galenos aprovechaban para relajar el cuerpo mediante una serie de ungüentos. Aunque debido a esta práctica mucha gente perdió la vida en este baile mortal.

Actualmente se sabe que el tarantismo es una enfermedad psicológica que nada tiene que ver con las tarántulas, y que mayoritariamente está producida por un estado de histeria convulsiva. Un ejemplo de tarantismo asociado con el baile lo encontramos en 1374 en la aldea alemana de Aachen. Allí se reunieron una muchedumbre de lugareños que sin previo aviso se pusieron a danzar de manera alocada, todos a la vez. No pararon de saltar y brincar hasta caer exhaustos y contusionados.