sábado, 28 de abril de 2018

LA BANDERA ROJA DE LAS CINCO ESTRELLAS


El 1 de Octubre de 1949, el mismo día en que se fundó la República Popular China, se izó por primera vez la bandera de ese nuevo país en la plaza de Tiananmen, mientras una orquesta interpretaba el himno nacional conocido como la Marcha de los Voluntarios. Aunque llama la atención que siendo la bandera de un país de ámbito comunista no aparezca por ningún lado ni la hoz ni el martillo. Pero esta peculiaridad tiene una explicación. Empecemos primero por el color predominante: el rojo. Obviamente representa el comunismo y su revolución, pero también es un símbolo de la dinastía Han, el grupo étnico más común en China. A continuación si miramos a la izquierda de la insignia podremos observar cinco estrellas de color amarillo. La más grande simboliza nuevamente el comunismo (otras personas en cambio creen que es el Partido Comunista de China) mientras que las otras cuatro, orientando sus puntas hacia la mayor, representan las cuatro clases en que se encuentra estratificada la sociedad china: trabajadores, campesinos, comerciantes, y la burguesía nacional. Es decir todas enfocadas hacia el comunismo.
La conocida bandera roja de las cinco estrellas fue diseñada por un ciudadano llamado Zeng Liansong y desde entonces todos los días se repite la misma operación de izarla en la plaza de Tiananmen.

viernes, 27 de abril de 2018

EL ORIGEN DE LAS VARIACIONES GOLDBERG


Cuenta la tradición que en cierta ocasión el embajador ruso en la corte del elector de Sajonia, el conde Keyserlingk, se enteró de que Johann Sebastian Bach (1685 – 1750) se encontraba en las cercanías y por ello ordenó a su propio clavicordista Johann Gottlieb Goldberg se pusiera urgentemente en contacto con él para que le compusiera una partitura con la que poder aliviar el mal que sufría desde siempre. Según parece el conde padecía insomnio y por eso muchas noches tenía que pedir a su músico particular le tocase alguna pieza en la antecámara con la intención de conciliar el esquivo sueño. Goldberg informó a Bach del encargo y éste llegó a la conclusión de que lo mejor era componer una serie de delicadas variaciones musicales (variaciones que el mismo detestaba debido a la reiteración de fundamentos armónicos) Al conde le gustaron tanto que todas las noches se las hacía tocar a Goldberg, y es por eso por las que pasaron a llamarse así. Tan encantado quedó que pagó a Bach una copa repleta de un centenar de luises de oro, o lo que es lo mismo casi un año de sueldo como músico en la ciudad de Dresde. Esta historia es considerada por una gran mayoría de musicólogos como espuria, pero, y hasta que no sea desmentida al 100 %,  hay que reconocer que es una curiosidad de lo más interesante.

sábado, 21 de abril de 2018

LAS INGENIOSAS ESCALERAS DE CARACOL


Una de las cosas que siempre me han llamado la atención de un castillo medieval son las escaleras, en concreto las escaleras de caracol. Si en breve acuden a uno no se pierdan este detalle y observen lo empinadas que son. ¿A qué responde que tengan los escalones tan altos o que el espacio hasta la pared sea tan estrecho? Pues a que como todo castillo cada elemento de la construcción estaba destinado para su defensa. Obviamente cuando un guerrero quería tomar un castillo debía ir desde abajo hacia arriba, mientras que el señor del lugar siempre estaba en lo alto a la espera el sitiador. Así que cuando el susodicho guerrero subía por una de esas empinadas escaleras de caracol se encontraba con un problema muy serio. Éstas, casi siempre, giraban hacia la derecha, y como normalmente el atacante era diestro (aunque alguno habría zurdo) la disposición de la escalera le impedía el movimiento natural de la espada. Es decir que se quedaba sin espacio para manejarla, mientras que los defensores podían lanzar mandobles de arriba a abajo a placer provocando una gran mortandad entre los atacantes.

viernes, 20 de abril de 2018

BREVE HISTORIA DE LA VIDA COTIDIANA EN EL ANTIGUO EGIPTO - Clara Ramos Bullón


“El atardecer se ofrecía espléndido, se sentó sobre unas piedras a contemplarlo. Desde allí, majestuoso, el Nilo fluía incontenible arrancándole a la tarde su luz más íntima que, en forma de destellos, se reflejaba en sus aguas en una variedad de colores sin fin, dando vida a un valle que parecía ser eterno.” Antonio Cabanas (El ladrón de tumbas)

Sin duda alguna la imagen que tenemos del antiguo Egipto esta moldeada por cientos de imágenes icónicas, películas  en cinemascope y libros que nos han enseñado que aquel místico, misterioso y poderoso reino era un lugar gobernado por faraones con perilla, momias encerradas en altas pirámides (aunque alguna que otra se escapaba de vez en cuando con la misión de aterrorizar a arqueólogos victorianos ), rituales mágicos para acceder al Más Allá, o poderosas reinas como una tal Cleopatra que engaña a incautos romanos con sus artes de hechicería. Y todo ello adobado de símbolos egipcios. Esta es la imagen clásica del lector profano, mientras que la de los historiadores de pro nos presenta en cambio la visión de un Egipto pétreo, de poderosos faraones que a veces parecen que gobiernan en solitario rodeados de un mar de arena, de espaldas al pueblo. Y es este último, la sociedad que vive y muere al lado del Nilo la que verdaderamente hizo a Egipto uno de los reinos más fascinantes que han existido. Así pues les presento un trabajo bastante interesante de la historiadora Clara Ramos Bullón que nos adentra en la vida cotidiana del pueblo egipcio, y en el devenir diario de una sociedad que no solo respiraba muerte sino que también era alegre en su existencia al lado de su amado rio. Sin más preámbulo: Breve Historia de la Vida cotidiana del Antiguo Egipto: costumbres, cultura y tradiciones (Nowtilus, 2018)
Actualmente empieza a proliferar las obras que abandonan, o se despegan, de la visión tradicional de la Historia que siempre hemos conocido para fijar la lupa en la sociedad que había debajo de reyes y emperadores, batallas y conquistas. También esta nueva focalización ha alcanzado a la editorial Nowtilus que poco a poco está introduciendo esta novísima temática. Ya lo hizo con el libro Breve Historia de la Vida Cotidiana del Imperio Romano, de Lucía Avial Chicarro (2018). Llama la atención que al igual que este libro que divide la vida cotidiana a lo largo de los meses de un año, el libro que tenemos entre manos lo hace de manera parecida pero esta vez dividió en tres grandes apartados que corresponde igualmente al año egipcio. Como decía Herodoto “Egipto es un don del Nilo” y en verdad no erraba ni un milímetro porque para el egipcio medio, para el labrador que luchaba por sacar adelante las cosechas y sobrevivir a los ataques de los hipopótamos, o para el comerciante que tenía necesidad de vender los productor que venían directamente de la huerta, el Nilo y sus crecidas eran la auténtica vida de aquella tierra bendecida por los dioses. Así pues Clara Ramos Bullón trocea su trabajo en tres grandes apartados: ajet, o la inundación que manaba del dios Hapi y que dejaba el tierno limo negro para que fuera trabajado por los agrimensores; el peret o la subsiguiente siembra; y finalmente el shemu o la cosecha. Y a su vez divide cada una de las fechas principales del calendario egipcio en otros tres capítulos que hacen referencia cada uno a una festividad religiosa.
Al hablar de cada una de los grandes apartados, podríamos decir que centra la estación del ajet sobre todo en el ámbito urbano. Aquí se nos habla de los grandes protagonistas que erigieron los templos y pirámides: los mineros, canteros, pintores, escultores y albañiles, y los pintores o escribas que supieron inmortalizar cada trazo de inmortalidad. Nos cuenta el día a día de su trabajo desde el alba hasta el ocaso, a la vez que se centra en su salud y en cómo era el ritual mortuorio y su posterior enterramiento no solo para ricos sino también para pobres. En cambio con la estación central del peret (la siembra) nos alejamos un momento de ese ambiente de roca tallada para acercarnos en un breve viaje al campo, a como se cultivaba y como se vivía del Nilo. De la misma manera vemos como se vestían los egipcios, cual era o eran las modas imperantes a lo largo de los siglos y como se cuidaban y aderezaban sus vestimentas.  Finalmente en la estación terminal, la de shemu, la autora nos trae todo un festín de comida, pues los egipcios no solo vivían de rezos sino que también les gustaba una buena comida acompañada de una buena cerveza. ¿Qué comían y cómo lo cocinaban? Clara Ramos Bullón nos lo especifica de manera tan gráfica que en algunos momentos se nos hace agua la boca. En este capítulo también se adentra en cómo era la vida de un egipcio desde que se casaba hasta que se moría, y como pueblo que deseaba y pensaba en el Más allá continuamente termina escribiendo sobre los dioses y en cómo estaba configurada toda la eternidad.
Nos encontramos con un libro bastante didáctico, ameno y muy bien documentado que descorre el velo de la seriedad palaciega, y nos hace vivir como auténticos egipcios, sabiendo apreciar sus mil y un detalles de la existencia de una las culturas más ricas de la Historia.

EL BOMBARDEO MÁS LETAL DE LA HISTORIA


Siempre se tiende a pensar que los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki fueron los más devastadores de la Historia, pero realmente el ataque no nuclear más letal fue el ocurrido en Tokio entre el 9 y 10 de Marzo de 1945. Durante esos dos días más de 300 bombarderos B29 arrojaron unas 1700 bombas incendiarias de napalm sobre la ciudad. A consecuencia de ello, y debido a que muchas casas eran de madera, se originó un incendio tan grande que en su epicentro se llegó a alcanzar una temperatura de 980º, a la vez que se destruían 42 km cuadrados, casi un cuarto de Tokio. En total esa lluvia de fuego acabó con la vida de 100.000 personas y mutiló a más de un millón. Las incursiones del 9 y 10 de Marzo están consideradas como los bombardeos no nucleares más mortíferos ya que mató a un gran número de civiles de forma inmediata, en el acto. ¡Más que los producidos en Hiroshima y Nagasaki juntos! Tal fue su magnitud que hoy en día se siguen encontrado en la ciudad nipona alrededor de 70 bombas al año.