¿Sabías que el
Toro de Falaris era un instrumento de tortura? Su invento se le atribuye al
mismo Falaris, tirano de Agrakas (Sicilia) a quien también se le acusa de un montón
de barbaridades, como por ejemplo que comía bebes recién nacidos para
mantenerse joven y que era un estudioso de cualquier forma de tortura. Se trata
de una estatua de bronce con forma de toro que tiene su interior hueco y que
permite el acceso al interior a los condenados, entre uno y cinco, por una
portezuela abierta en el costado del animal. Cuando se cerraba se aplicaba una
hoguera por debajo del vientre de la estatua y los que estaban en su interior
se cocían vivos. Para hacerlo todavía más interesante la estatua del toro tenía
un par de tubos alojados en su morro haciendo que los del exterior pudieran oír
los gritos de los que se estaban asando pareciendo que el mismo animal estaba
mugiendo. Cuenta la leyenda que el primer condenado a esta tortura fue su mismo
diseñador, Perilo, el cual al presentarlo al tirano fue introducido por la
fuerza por sus propios subordinados.
Pero aunque
pueda parecer una cuento este instrumento esta documentado históricamente. Se
sabe por ejemplo que los cartaginenses al tomar Agrigento se llevaron esta
estatua a su ciudad y que años después el mismo Publio Cornelio Escisión, al
tomar Cartago se la devolvió a la ciudad de Agrigento. En Roma fue utilizado
para atormentar a los cristianos y en la Edad Media la Inquisición tampoco se
quiso privar de esta máquina de tormento. Uno de los que lo probó en sus
propias carnes fue San Eustaquio a quien se le dio esta muerte en el 118 d. C
junto a su esposa e hijos.