sábado, 31 de marzo de 2018

LA PILLERIA DEL HIJO DE BRAMANTE


Es indiscutible que los mayores logros culturales del papa Julio II (1443 – 1513) fueron el haber comenzado a reconstruir la Basílica de San Pedro y ordenar que Miguel Ángel pintara el enorme techo de la Capilla Sixtina. Este pontífice, más conocido como el Papa Guerrero, pues luchó incansablemente por unir los Estados Pontificios, deseaba que la iglesia donde descansaban los restos de San Pedro fuera el mayor templo de la cristiandad, y por eso no dudó en financiar dicha obra con todos los medios que tuviera a su alcance, aunque estos fueran un tanto turbios como por ejemplo vender indulgencias papales a diestro y siniestro o cobrar impuestos a religiosos por tener barraganas o a los nobles para que pudieran acceder al tálamo de una doncella.
Salvados estos escollos financieros el papa Julio decidió encargar las obras al arquitecto Donato d´Angelo Bramante (1444 – 1514) por lo que lo citó un día para que le enseñara el proyecto. Cuenta la tradición que Bramante, no se sabe muy bien el motivo, decidió también llevarse a su hijo de 12 años para que conociera al Papa. Al llegar a San Pedro le entregaron los planos a un cardenal y mientras el Santo Padre los estudiaba les hicieron esperar en una habitación contigua. Pasado un rato les comunicaron que el Papa deseaba que acudieran a su presencia, y cuando éstos lo hicieron, Julio II  les anunció que el proyecto le había satisfecho. Acto seguido se acercó a un baúl y ordenó al hijo de Bramante que metiera la mano y se quedase con todas las monedas de oro que pudiera coger. El pequeño, después de evaluar la decisión, dijo que su padre la había enseñado a no coger dinero que no fuera el suyo, y que prefería que su Santidad lo hiciera por él. Y así se hizo. Cuando ya estuvieron en la calle Bramante preguntó a su hijo porque no había cogido él el dinero, a lo que éste le respondió con un guiño cómplice: “El Papa tiene la mano más grande que la mía, y por eso ahora tenemos más dinero”.

jueves, 29 de marzo de 2018

LOS PRIMEROS MATRIMONIOS CIVILES EN ESPAÑA


Lo de casarse por lo civil puede parecer algo nuevo, reciente en nuestro actual periodo democrático, pero a decir verdad los primeros  casamientos civiles ya se produjeron antes, en el siglo XIX, precisamente en  1870. Un año antes de la llegada de Amadeo de Saboya a España el presidente del Consejo de Ministro, que en esos momentos era el general Francisco Serrano, nombró a Eugenio Montero Ríos como nuevo ministro de Gracia y Justicia. Una de las primeras disposiciones que tuvo que aplicar este ministro fue la de implantar en el territorio español la opción de poder casarse en un registro civil aparte del matrimonio ya existente, es decir el matrimonio católico. Opción que, todo hay que decirlo, era contrario a las creencias religiosas del propio Eugenio Montero Ríos quien, además,  tuvo que hacer de tripas corazón y defender la nueva ley en el Parlamento diciendo aquello de: “Si yo creyera, si sospechara siquiera, que el proyecto de ley se opone a las creencias que profeso… yo no lo defendería”. Al final, y a pesar de los escrúpulos del ministro, la ley fue aprobada el 18 de Junio de 1870, aplicándose incluso el caso de divorcio si se producían los siguientes supuestos en el matrimonio civil: que el marido o la mujer fueran adúlteros; que hubiera malos tratos o violencia de género por ambos lados o incluso hacia los propios hijos; que una de las dos partes acabara sufriendo cadena perpetua; o que el marido empujara a su mujer a la prostitución y se lucrara de ella.

jueves, 22 de marzo de 2018

LA PSICOLOGÍA EN 100 PREGUNTAS - Vicente Caballero de la Torre


“Los Sueños son la llave del Inconsciente” (Sigmund Freud)

El Universo es inmenso. Inabarcable. En continuo crecimiento parece no tener fin. Pues lo mismo, aunque a una escala más pequeña, es la mente humana. Si la mecánica del cerebro todavía nos es desconocida en algunos aspectos ¡imagínense lo que hay detrás del velo de nuestros pensamientos más íntimos! ¿Por qué pensamos lo que pensamos? ¿Por qué hacemos tales cosas, o las dejamos de hacer? ¿Qué nos acobarda, y que fobias y filias adquirimos a través de nuestra vida? Bucear en ello es empresa harto difícil, pero para ello tenemos un arma esencial: la psicología. Abandonemos nuestra idea del psicólogo-sofá, y ahondemos más en su historia, en qué consiste verdaderamente, y cómo se puede aplicar a los distintos hábitos de la vida. Así pues les invito a degustar el nuevo libro de la editorial Nowtilus, La Psicología en 100 preguntas, escrito por el doctor en filosofía Vicente Caballero de la Torre.

¿Quiénes somos? Esa es la pregunta que continuamente nos hacemos, y no solo hoy en día que vivimos en el mundo exprés, sino a través de los siglos, pues la historia de la psicología es un relato que ya se viene estudiando desde la misma antigüedad. El autor nos remonta a la Grecia clásica donde eruditos como Hipócrates de Cos no deslindaban las enfermedades con el comportamiento de la mente. Pero esa comprensión se perdió con el devenir del tiempo, y en épocas posteriores, como la Edad Media o Renacimiento, esa idea inicial fue perdiendo su razón de ser pues se acercó el estudio de la mente a la óptica religiosa. En cambio los siglos XVIII y XIX sienta las bases de la psicología como hoy día la conocemos y se empieza a soltar, como dice el autor, “lastre metafísico”. Las problemáticas de la mente se centran únicamente en el hombre mismo.

La psicología estudia los aspectos claves de la mente, y cómo ésta abunda en la experiencia humana. A través de estas 100 peguntas y respuestas de carácter divulgativo Vicente Caballero de la Torre ahonda en cómo está perfilado nuestro mapa de las sensaciones, cómo han sido conceptuados la memoria, el aprendizaje y las conductas de las personas y cómo el resultado de todos estos ingredientes afecta no solo a nuestra vida personal sino también a la profesional. Incido en este último campo pues este ensayo también nos muestra como la psicología también se introduce en la vida laboral de cada uno ayudando al trabajador a tener una salud mejor en su ámbito de cada día, con lo que también será positivo posteriormente en la familia y en las relaciones de pareja.

La Psicología en 100 preguntas es de esos libros, que alejados  de cualquier maniqueísmo y sensacionalismo nos ayuda a comprender una rama del saber que la mayoría, como por ejemplo yo mismo, desconocía. Nos ofrece un tratado de la psique y sus mecanismos accesible a todos pues, como comprobaran al posar sus ojos en él, su lectura es amena a la vez que rigurosa adentrándonos a la vez en un autentico viaje al centro de nuestra misma mente.

lunes, 19 de marzo de 2018

EL ORIGEN DE LA CORBATA


Hoy en día el uso de la corbata es algo normal, tanto que es una de esas prendas que han acabado mimetizándose dentro del mundo de la moda. ¿Pero saben de donde proviene? Su nombre viene del italiano corvatta o crovatta y hace referencia a unos pañuelos que llevaban los jinetes croatas en su uniforme. Para conocer como se dio de a conocer en Europa hemos de remontarnos al siglo XVII, cuando un contingente de estos jinetes acudieron a París para ayudar al rey Luis XIII en sus guerras. En cuanto llegaron a la capital gala empezaron a llamar la atención de los parisinos debido a esa especie de pañuelo que llevaban atado al cuello y que llamaban hrvatska (Croacia en idioma croata). Y tan distinguido les pareció a los cortesanos que ya en tiempos de Luis XIV se aprobó su uso como símbolo de distinción.
Con la llegada de la Revolución Francesa la moda de la corbata fue decayendo puesto que los revolucionarios confundían muchas veces esta prenda con algo relacionado con la aristocracia. Pero fue en el siglo XVIII cuando la corbata volvió a marcar tendencia. Había llegado a Inglaterra y causaba furor en la sociedad, sobre todo entre los jóvenes. Fíjense que incluso el árbitro de la elegancia, Lord Brummel, comenzó a impartir clases de cómo atarse una corbata. Al final se había quedado como prenda de elegancia y distinción. Aunque su uso diario, y su consiguiente abuso, hizo que se convirtiera en una prenda de uso corriente como es hoy en día.
Como curiosidad final señalar que el 18 de Octubre es el día Internacional de la Corbata.

domingo, 18 de marzo de 2018

LA TORMENTA QUE PROVOCÓ UN TRATADO DE PAZ


En 1328 moría el rey de Francia Carlos IV. Esto puede parecer normal, pues todos hemos de morir, pero el problema que planteaba este hecho luctuoso es que este rey lo hacía sin dejar un heredero varón a quien legar el trono francés. En cuanto se supo la noticia, otro rey, pero esta vez de Inglaterra, Eduardo III, comunicó que él pretendía acceder a ese trono a través de su madre Isabel, hermana de Carlos IV. Claro está los nobles franceses se negaron en redondo y alegando que en ese reino imperaba la ley sálica (por la que ninguna mujer puede ser reina) decidieron entronizar a Felipe de Valois, primo hermano del difunto monarca, como Felipe VI. Y es a consecuencia de ello que se produjo la llamada Guerra de los Cien Años, que en honor a la verdad duró algo más: 116 (1337-1453).
El principio del conflicto favoreció a las fuerzas de Eduardo III pero esta buena racha se paró en seco en 1360 cuando estaban sitiando la ciudad de Chartres. Una noche se oscureció el cielo y de improviso comenzó a descargarse  un auténtico infierno de granizo y rayos sobre el campamento ingles. Los soldados o bien moría a golpe de granizos (que eran como puños) o bien fulminados por los rayos. Algunos quisieron  esconderse en las tiendas de campaña pero fue inútil ya que en cuanto caía algún rayo sobre ellas se convertían en verdaderas teas quemando vivos a sus ocupantes. Los caballos, los pocos que sobrevivieron, corrían como locos por el campamento devastado y más de un mílite fue arrollado. Fueron cientos los soldados y caballeros que murieron bajo aquello tormenta produciendo que al día siguiente se levantara el sitio. Algunos lo consideraron un castigo divino y ya fuera por este sentimiento o por otras cuestiones políticas un mes después se firmó el Tratado de Brétigny por el que el rey Eduardo III renunciaba a la corona francesa y Francia legaba a Inglaterra algunos territorios en el continente europeo. Territorios que harían que con el tiempo se volviera a continuar con la guerra.