martes, 30 de septiembre de 2014

EL SEXO DE LOS POLÍTICOS - Fernando Bruquetas de Castro



Hoy en día, la relación entre los políticos y el sexo está muy poco estudiada, debido sobre todo al hermetismo que impera en una parte considerada exclusiva del ámbito privado. Pero esto no siempre ha sido así, la prensa del siglo XIX y principios del XX, haciendo un alarde de libertad extremada, descubrió los truculentos líos que salpicaban la vida de los gobernantes de la época, relacionando sin tapujos lo profesional con los espectaculares devaneos que muchos protagonizaron muy a su pesar.        
El paso del tiempo hace que hechos que fueron inmorales y verdaderamente escandalosos se vuelvan cándidos e inocentes; pero otros se amplifican con el transcurrir de los años resultan igual de obscenos y escabrosos que cuando sucedieron en su momento.    Fernando Bruquetas, con un lenguaje elegante y preciso, desvela algunas de las facetas que han ocultado los políticos españoles contemporáneos y por las que los historiadores han pasado de puntillas. Este es un libro preñado de anécdotas veraces y situaciones pintorescas que fueron motivo de muchas decisiones personales que provocaron enfados, pleitos, asonadas revolucionarias y grandes cambios en la historia de España.

¿Quiénes fueron los políticos y militares a los que se atribuyen las paternidades de los hijos de Isabel II?
¿Cuál era el motivo por el que a Manuel Azaña se le apodó «la Pluma»?
¿Por qué sus compañeros militares llamaban a Franco «Miss Canarias»?
¿Cómo se relacionaron los jóvenes diputados de la Transición con las periodistas que cubrían la información política aquellos años?

lunes, 29 de septiembre de 2014

FELIPE II COMO SEGUNDA OPCIÓN



En 1559 se firmó la paz de Cateau-Cambresis, acabando de momento con la continua contienda entre franceses y españoles. En una de las cláusulas se estipulaba que la futura reina de España debía ser francesa. Esto no tendría que ser un gran problema, pues era evidente que Felipe II pensaba casar a su hijo Carlos con la hija del rey de Francia, Isabel de Valois. Era lo más normal pues ambos solo se llevaban un año de edad. Pero el padre, viendo que el príncipe de Asturias comenzaba a sufrir cierto tipo de demencia, y como no se podía echar atrás sobre lo firmado, decidió el mismo casarse con la joven, a la que sacaba nada más ni nada menos que ¡dieciocho años!. La boda se celebró en primer lugar por poderes aquel mismo año en París, y posteriormente de facto en Guadalajara al año siguiente. Pero como no hay mal que por bien no venga, ambos se compenetraron muy bien y tiempo después Isabel se convirtió en la madre de las dos hijas preferidas del monarca español: Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela. La reina murió de resultas de este último parto en 1568, curiosamente el mismo año en que también moría su primer pretendiente, el príncipe Carlos.

domingo, 28 de septiembre de 2014

EL NOMBRE TUVO LA CULPA



Aunque durante la Edad Media el nombre de Urraca era bastante común, hubo algunas personas que le mostraban cierto rechazo debido a las connotaciones que desprendía aquella ave. Una de ellas fue Leonor de Aquitania, que por tener aversión al susodicho nombre le cambió la esposa a su hijo. Se dice que le ex reina de Francia y reina madre de Inglaterra decidió ella misma cruzar los Pirineos en pleno invierno para buscar a su nieta, Urraca, que a la vez era la hija mayor de Alfonso VIII de Castilla, y así casarla con el delfín Luis. Según parece cuando llegó ante ella no le agradaron las maneras de la joven, pero sí en cambio las de su otra nieta Blanca que en ese momento tenía doce años y a la que veía una mujer más fuerte y decidida. A Leonor de Aquitania, por tanto se le presentó un problema pues debía explicar los motivos de por qué no había elegido a Urraca.  Es por ello por lo que dijo a todo el mundo que no había elegido a la hermana mayor debido a que los franceses no aceptarían nunca a una reina que tuviera el nombre de un ave de tan mal agüero, pero si en cambio a una que tuviera el de Blanca, que es signo de pureza.

sábado, 27 de septiembre de 2014

LAS CUENTAS DEL GRAN CAPITÁN



Hacia 1506, estando el rey Fernando II de Aragón, más conocido como El Católico, en un pueblecito de la bahía de Génova, mientras comprobaba el estado en el que se encontraban sus nuevos dominios italianos, llegó a sus oídos unos rumores inquietantes que venían a decirle que su lugarteniente Gonzalo Fernández de Córdoba, “El Gran Capitán”, estaba, por un lado, dilapidando el patrimonio real en beneficio propio, y que a la vez también estaba pensando en dar un golpe de mano para convertirse en rey de Nápoles.

Rápidamente el monarca aragonés acordó una reunión con él, y tras darse una breve y cordial bienvenida, Fernando se dirigió sin más dilación al meollo del asunto. Para que le demostrara su lealtad, exigió al Gran Capitán que justificara los gastos que había realizado como virrey de aquel lugar, pero éste, molesto por aquella ridícula petición, le mostró la siguiente lista en la que venían especificados aquellos supuestos fraudes exorbitantes junto con una aclaración a base de conceptos absurdos. Sin prisa, pero sin pausa, le recitó lo siguiente:

Cien millones de ducados en picos, palas y azadones para enterrar a los muertos del enemigo. Ciento cincuenta mil ducados en frailes, monjas y pobres, para que rogasen a Dios por las almas de los soldados del rey caídos en combate. Cien mil ducados en guantes perfumados, para preservar a las tropas del hedor de los cadáveres del enemigo. Ciento sesenta mil ducados para reponer y arreglar las campanas destruidas de tanto repicar a victoria. Finalmente, por la paciencia al haber escuchado estas pequeñeces del rey, que pide cuentas a quien le ha regalado un reino, cien millones de ducados.

Cuando ya iba por la mitad de la lectura, el monarca, con el rostro colorado por la vergüenza, quiso cambiar de tema, pues él mismo se había dado cuenta de que los rumores eran infundados y que verdaderamente había recibido toda una lección de humildad. Esta historia, todavía no probada por los especialistas, pone de manifiesto dos cosas. Una, la actitud generosa y noble del militar; y dos, por el contrario, la imagen mezquina del rey católico, a quién nunca le importó dejar tirados a sus mejores hombres tras haber conseguido lo que deseaba.

jueves, 25 de septiembre de 2014

EL NOMBRE DE DIOS - Javier Martínez-Pinna



En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas (Juan. 1:1-3)

Cuenta la leyenda que poco antes de la caída de la Península en manos de los moros, el rey de los visigodos, Don Rodrigo, estaba falto de dineros con el que sofocar las continuas revueltas y amenazas que azotaban su reino. Un buen día se enteró que en Toledo existía un castillo señorial guardado por siete llaves y siete puertas y que en su interior había un gran tesoro, originario de los tiempos en que el mítico Hércules hacía sus correrías antes de que ni siquiera existiera la palabra Hispania. Pero cuando don Rodrigo ya se precipitaba hacia ese lugar un sabio le dijo que sobre aquel tesoro pesaba una maldición y que aquel que osara violentar su secreto no solo perdería su vida sino todo el reino. El osado rey, encegado por el brillo del oro, no le hizo casi y con la sola ayuda de su espada violentó las siete cerraduras y acto seguido irrumpió cual toro en la maravillosa sala en donde tal vez se hallara la solución a todos sus problemas. Pero allí no encontró nada de valor, alguien se le había adelantado, pues solamente había una mesa de madera con un pergamino mohoso que a primera vista no tenía gran valor. Pero cuando lo desenrolló sus ojos se quedaron asombrados al contemplar las confusas imágenes de unas personas, de figura enjuta, morenos, tocados con unos turbantes blancos y armados hasta los dientes que le miraban fijamente. Y bajo ellos su propio cuerpo, atravesado por mil lanzas. Tiempo después aquella amenaza se cumplió al lado del río Guadalete pues en verdad no solo perdió su vida sino también todo el reino visigodo junto con sus grandes y misteriosos tesoros.

Lo primero duda que nos asalta al leer esta leyenda, es lo siguiente ¿qué es lo que había dentro de aquel lugar? Y lo segundo ¿por qué desapareció y quién tuvo tanta prisa en llevarse el tesoro? Mucha gente ha querido buscar la respuesta, pero solo algunos se inclinan a dar una opinión clara. En lo que casi todos coinciden es en señalar a lo que se ha denominado como el Grial del Oriente: La Mesa de Salomón. ¿Era este el tesoro? Y ¿Qué se sabe de esta fantástica reliquia? El autor Javier Martínez-Pinna, en su libro El Nombre de Dios, editado por Nowtilus recientemente, mediante un estilo claro, directo y apoyado por un gran aparato crítico y documental es el encargado de hablarnos de la importancia, origen y enigmas que existen alrededor de este tesoro buscado por cientos de personas alrededor de la historia.

A través de sus 250 páginas, el autor nos habla del devenir de esta Mesa (algunos la llaman espejo) desde el mismísimo momento en que supuestamente fue creada en los tiempos bíblicos de Moisés y Salomón, pasando por su expolio durante el saqueo de Jerusalén por las fuerzas romanas de Tito en el año 70 d.C; su traslado definitivo a la Península desde la caída de Roma en el 410 a manos de los godos de Alarico; y finalmente su hallazgo por parte de los musulmanes de Tariq y Muza en el 711 siendo llevado a Oriente en donde se pierde su rastro. Aun así, son muchos los que la han seguido buscando ya que opinan que La Mesa de Salomón acabó quedándose en la Península Ibérica pues antes de que los moros la encontraran algunos sabios se encargaron de enterrarla en algún lugar secreto, supuestamente en Toledo, Jaén… vayan ustedes a saber.

Entonces ¿qué es la Mesa de Salomón y por qué todo el mundo la busca con ansia? Esta misteriosa reliquia ha quedado a la sombra de otros famosos tesoros por lo que normalmente el vulgo no tiene mucho conocimiento de su existencia. Tanto es el desconocimiento que se tiene de ella que incluso hasta los expertos en el tema están divididos en hallar su naturaleza y esencia. Para empezar hay que señalar que unos la llaman Mesa, mientras que otro Espejo, y que su poder radica en que o bien muestra en su clara faz todo el mundo conocido; el pasado y el futuro de la humanidad; o que mediante la alineación perfecta de su geometría se puede hallar el Nombre Secreto de Dios o Shem Shemaforash y que gracias a el y su acústica se puede crear vida, modificarla o eliminarla. ¿Cómo era esta Mesa-Espejo de Salomón? Existen grabados e imagines posteriores pero pocas descripciones fehacientes. Por ejemplo el historiador musulmán al-Maqqari nos dice lo siguiente:

La Mesa estaba hecha de oro puro, incrustado de perlas, rubíes y esmeraldas, de tal suerte que no se había visto otra semejante (…) estaba colocada sobre el altar de la iglesia de Toledo, donde la encontraron los musulmanes, volando la fama de su magnificencia. Ya sospechaba Tarik lo que después sucedió de la envidia de Muza, por las ventajas que había conseguido, y que le había de ordenar la entrega de todo lo que tenía, por lo cual discurrió arrancarle uno de los pies y esconderlo en su casa, y éta fue, como es sabido, una de las causas de que Tarik y Muza disputasen ante el califa sobre sus respectivas conquistas, disputa en la que Tarik quedó vencedor.

Esta ausencia de noticias claras y encaje de bolillos es lo que ha producido que desde su misteriosa desaparición han sido legión los que la han buscado desde hace cientos de años. Personajes históricos importantes, ciudades y lugares como la imperial Toledo, el Reino Santo de Jaén, Medinaceli, Alcalá de Henares, u oscuras sectas como la los Doce Apóstoles, han sido subyugados o responsables de haber albergado este grial tan enigmático. Les invito a que conozcan la historia de la Mesa de Salomón, sus enigmas y claves, y que a la vez se dejen subyugar por una de las leyendas más importantes de todos los tiempos a través de las páginas de la obra de Javier Martínez-Pinna, El Nombre de Dios. No les defraudará.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

LUCHA DE EGOS



Desde que los electores del Sacro Imperio Germánico habían elegido a Carlos I de España como Emperador en 1520, las hostilidades con su eterno rival, el rey Francisco I de Francia, habían crecido, llegando el clímax de esta disputa a la batalla de Pavía (1525) donde franceses y españoles lucharon bravamente, alzándose estos últimos con una gran victoria. Allí un soldado vasco llamado Juan de Urbieta tomó prisionero al rey galo que inmediatamente fue llevado a España, en concreto a Madrid,  para que firmara un tratado de paz beneficioso al bando imperial. Según cuenta la leyenda, durante todo el cautiverio, el ya emperador Carlos V estuvo obsesionado con una idea: que el monarca francés se arrodillara ante él y le pidiera clemencia por sus actos. Pero Francisco I era una persona muy orgullosa y continuamente se negaba a mostrar cualquier atisbo de sumisión. Es por ello que Carlos V pensó en una estratagema para que su contrario doblara por fin las rodillas. Hizo colocar en el dintel de una sala de palacio un tablón que obligara al rey francés a inclinarse cuando entrara por la puerta. Cuando la obra estuvo concluida mandó poner cerca de la puerta un trono en el que se sentó, y acto seguido, dando grandes voces, comenzó a llamar a su homónimo real. Cuando Francisco se acercó a la puerta rápidamente se percató del truco, por lo que antes de entrar se agachó, dio la vuelta y comenzó a entrar hacia atrás enseñándole el trasero a Carlos V. 
Punto a favor del rey francés.

martes, 23 de septiembre de 2014

LOS ESQUIVOS AMORES DE ALFONSO XII



El 23 de Enero de 1878 se casaron en la basílica de Atocha el rey Alfonso XII y  Maria de las Mercedes de Orleáns. Pero aunque estaban muy enamorados, la felicidad conyugal de los nuevos reyes de España solo duró unos meses, ya que la reina consorte moría de tifus en el Palacio Real de Madrid un 26 de Junio de ese mismo año. Tanto impacto causó la noticia entre la opinión pública que a raíz de ello se creó en torno a este hecho la leyenda del doloroso trance en que quedó el hijo de Isabel II. Ya lo dice la tonada popular:

¿Dónde vas, Alfonso XII, / dónde vas triste de ti? / Voy en busca de Mercedes / que ayer tarde no la vi.

Pero parece que el dolor por la pérdida de su amada no le debió durar mucho pues al año siguiente ya se le empezó a buscar un nuevo matrimonio al rey. Según se dice todas estas prisas se debieron a razones de estado. Vaya usted a saber. Aun así, sea por una cosa u otra lo importante es que se rastrearon todas las casas reales de Europa en busca de una reina. Y la elegida no fue otra que la archiduquesa de Austria, María Cristina de Habsburgo-Lorena. La primera vez que la vio no se llevó de ella una muy buena impresión. A Alfonso XII le gustaban más rellenitas, y ésta, en cambio era esbelta y algo huesuda para sus gustos. Pero lo que en cambio la que si le gustó fue su futura suegra, pues según unas palabras que le dijo a uno de sus allegados “estaba de toma pan y moja”. Incluso tiempo después de haberse casado de nuevo todavía tenía la espinita clavada de no haberse declarado a la madre de su esposa:

Lastima que, gustándome más la madre, tenga que casarme con la hija.

jueves, 11 de septiembre de 2014

EL PRIMER MATRIMONIO GAY EN ESPAÑA



En 1901 se produjo en La Coruña uno de los matrimonios más famosos de la Historia de España. No, no se casaba ningún rey ni persona de alta alcurnia, sino dos personas sencillas que querían demostrar el amor que sentían el uno por el otro. Entonces ¿qué tiene de especial este enlace? Pues que en contra de los cánones de la época, los contrayentes eran del mismo sexo. En concreto dos mujeres ¡Toda una revolución para la época! Se llamaban Elisa Sánchez y Marcela Gracia Ibeas. Los casó el padre Cortiella en la iglesia parroquial de San Jorge, y para poder engañar al religioso Elisa se cambió el nombre por el de Mario y acto seguido se vistió de hombre. Cuando se supo el “engaño” ambos tuvieron que emigrar pues las gentes vieron en aquel casamiento un acto aberrante contra la ley de Dios, según rezan algunos periódicos de entonces. En su huida fueron a parar a Argentina, pero con el tiempo Mario murió y Marcela acabó casándose con otra persona que en este caso, curiosamente, era un hombre.

martes, 9 de septiembre de 2014

FRANCO VISTO POR SUS CAMARADAS



¿Nunca se han preguntado qué pensaban los dictadores europeos, Hitler o Mussolini, sobre su amigo Franco? Pues aunque parezca que estos tres estaban muy unidos, el concepto que tenían del caudillo español no era muy bueno que digamos. Un ejemplo: cuando el dirigente alemán se reunió con Franco en Hendaya en 1941, el primero tuvo que soportar durante horas el parloteo continuo de este ultimo sobre las glorias militares de España, la historia y gestas que protagonizó en el Rif o la importancia que tenía Marruecos para el Eje. Hitler, que era una persona a la que le gustaba dominar cualquier conversación, en cuanto pudo alejarse de Franco, lo primero que le dijo a uno de sus colaboradores fue que prefería que le arrancaran una muela a tener que volver a escucharle de nuevo.

Pensaba que Franco era una persona oscura y siniestra, y que su régimen era una locura “clerical y reaccionaria”, e incluso más de una vez pensó en eliminarle para poner en su lugar a un gobierno dirigido por falangistas, a los que consideraba que eran, junto con los nazis, la verdadera esencia antimarxista. No comprendía por qué tenía que estar escoltado por una guardia mora, y además, y en esto coincidía con su jefe de propaganda, Goebbels, no se cansaba de decir que Franco se había alzado con el triunfo en la Guerra Civil gracias a su ayuda y a la de Mussolini. Es decir que era un jefe de carambola.

Y ya que sale la figura del Duce italiano, decir que la opinión que éste tenía de Franco no era tampoco nada buena. Continuamente se quejaba de la actitud bélica del español, de lo poco decidido que era y sobre todo de la lentitud en tomar decisiones estratégicas para acabar con el enemigo. Una vez, entre risas, le dijo al conde Ciano, ministro suyo y yerno por partida doble, que “este hombre no sabe hacer la guerra o no quiere”.

Como se puede ver sus queridos amigos le tenían por charlatán, fatuo, oportunista y lento de entendederas. Ya lo dice el refrán: Para que tener enemigos si tengo amigos como tú.

sábado, 6 de septiembre de 2014

BREVE HISTORIA DEL CÓMIC - Gerardo Vilches



¿Es un pájaro, es un avión? No..es ¡Superman!

10 de Mayo de 1945. La Segunda Guerra Mundial está a punto de acabar y para celebrarlo varios soldados americanos se dedican a vaciar la despensa privada de Hitler en su retiro del Nido de Águila, cercano a la localidad de Berchtesgaden, en los Alpes bávaros. Cientos de botellas circulan de mano en mano, pero cuando uno de ellos acude a uno de los estantes a coger otra, observa que este licor tan caro está envuelto en un papel, que por lógica nunca tendría que haber estado allí: un cómic americano de los años 30. Y aunque parezca que esta curiosidad no tiene nada que ver con el libro que principio a reseñarles, les indico que es el mejor ejemplo que se puede encontrar para mostrar que el idioma de las tiras gráficas es verdaderamente universal y que va más allá de fronteras e ideologías. ¿Qué podía hacer allí, en el santuario nazi por excelencia, un cómic de superhéroes o tal vez de gangsters del más crudo Chicago? Me gusta imaginarme que tal vez su dueño fuera un edecán teutón, de rubio pelo cortado a cepillo que a escondidas le gustaran los cómics prohibidos por el régimen. Por tanto, como se puede ver, este tipo de ilustraciones, tebeos, o novelas gráficas como les gusta llamarse ahora, siempre han estado ahí, ya sea en tiempos de paz, o de guerra, y que por razones equivocadas o por falso paternalismo no les hemos tenido tan en cuenta como otras manifestaciones artísticas. Se puede pensar que es solo una lectura para niños y que cuando uno se hace mayor esta hasta mal visto que le pillen con uno de ellos en la mano. Que equivocados estamos, pues el devenir de este gran género desde finales del XIX hasta hoy es tan impresionante que se merece uno de los mejores y más completos ensayos sobre este tipo. Y es lo que ha hecho el escritor Gerardo Vilches en su obra Breve Historia del Cómic, editado por Nowtilus. (Continua)

EL PRIMER SER VIVO QUE VIAJÓ AL ESPACIO



Su verdadero nombre era Kudriavka (rizado, en ruso) y los científicos soviéticos que la encontraron merodeando entre la basura de uno de los callejones de Moscú le pusieron el nombre de Laika. La eligieron precisamente a ella porque pensaban que un perro acostumbrado a la mala vida y a condiciones extremas de frío, calor y hambre, se adaptaría mejor a cualquier situación que se presentara en el desconocido espacio exterior. La perrita fue sometida a un duro entrenamiento y para que se aclimatara mejor al reducido espacio de la cápsula del Sputnik 2 la fueron metiendo en diferentes cajas y jaulas cada vez más pequeñas cada vez que se iba a acostar. Además, le retiraron cualquier tipo de comida terrestre y solamente le daban gelatina nutritiva.

Los científicos diseñaron la nave con varias estancias. En algunas pusieron transmisores de radio, aparatos médicos y de medición. Y a su lado pusieron la cabina presurizada donde iría Laika. Se trataba de un habitáculo presurizado, de 100 centímetros de largo por 8 de ancho, y en ella la perrita podría ir sentada, de pie, con toda libertad, aunque encadenada para que cuando faltara la gravedad no se golpeara contra las paredes. En todo momento sería grabada por una cámara de video, y controlada desde la Tierra gracias a un traje especial dotado con unos sensores que podían medir el ritmo cardiaco y respiratorio a la vez que analizar cualquier anomalía en su presión sanguínea.

3 de Noviembre de 1957. A las 19:12 horas Laika era lanzada al espacio, convirtiéndose desde ese momento en el primer ser vivo en viajar al espacio. Los medios de comunicación rusos dijeron desde el principio que Laika estaba en perfectas condiciones durante todo el trayecto, que iba perfectamente dentro de la cápsula y que pasado un tiempo aterrizaría suavemente en la Tierra gracias a un sofisticado paracaídas que llevaba el Sputnik. Pero la realidad era bien distinta pues muchos años después, en el Congreso Espacial Mundial de 2002 el científico ruso Dimitri Malashenkov desveló que la pobre Laika tuvo una muerte terrible ya que debido a un fallo de un ensamblaje de la nave se generó una enorme humedad dentro de la cápsula alcanzándose la friolera de más de cuarenta grados de cinco a siete horas seguidas, lo que provocó que la perrita se cociera literalmente.

A pesar de ello los rusos consideran a Laika un héroe nacional, apareciendo su efigie no solo en monedas y sellos sino también en distintos monumentos repartidos por la Madre Patria y que conmemoran las hazañas de sus astronautas durante la carrera espacial que enfrentó a su país contra Estados Unidos. En uno de ellos se la ve merodeando entre las piernas de aquellos esforzados titanes, e incluso no hace mucho se erigió uno en honor suyo en unas instalaciones militares de Moscú.

viernes, 5 de septiembre de 2014

EL SECRETO DE LOS FÓRCEPS



Los fórceps son un instrumento utilizado por los profesionales de la obstetricia para la extracción del feto por el cuello del útero, compuesto por dos cucharas o ramas curvas articuladas  por una bisagra que se agarran perfectamente a la cabeza del bebe. El inventor de este curioso artilugio fue un médico francés del siglo XVI llamado Guillaume Chamberlen que durante su adolescencia se fue a vivir a Southampton (Inglaterra). Muy pronto se hizo famoso por ser un partero muy eficiente, extendiéndose de la noche a la mañana la noticia de que casi no provocaba dolores a las parturientas. ¿Cuál era su secreto? Parece ser que cuando le llamaban de una casa traía consigo una caja enorme envuelta con un paño negro llevando en su interior el secreto de sus éxitos profesionales: unos grandes fórceps fabricados por el mismo. Además, para que ni la parturienta le pudiera ver en acción la cubría con una sabana. ¡Menudo cuadro!

Su hijo Peter el Viejo continuó la tradición familiar y también se hizo obstetra. Se trasladó a Londres e igualmente mantuvo ocultó el secreto de los fórceps. Éste tuvo dos hijos, Hugh y Peter quienes acabaron siguiendo de igual manera la profesión de sus ancestros. Una vez el propio Hugh dijo:

Mi padre, mi hermano y yo somos los únicos que practicamos en Europa un medio de dar a luz que no causa perjuicios a la madre ni al chico, todo ello gracias a la bendición de Dios y a nuestros esfuerzos personales.

Pero pasado el tiempo uno de los hijos (se cree que Hugh), debido a unas deudas, se vio obligado revelar el secreto al venderle uno de los fórceps a un obstetra holandes, el afamado doctor Roonhuysen. Éste lo puso enseguida en conocimiento del cirujano Jean Palfyn, quienes no tardaron en mejorar este práctico invento.

jueves, 4 de septiembre de 2014

EL EMPERADOR QUE QUISO SER GLADIADOR



Uno de las cosas que más pronto aprendían los dirigentes de Roma, ya fueran cónsules o emperadores era que los juegos de circo eran un arma esencial para tener contenta a la plebe pues no solo la congraciaban con ella sino que también la distraía de los problemas cotidianos y así de esta manera se evitaban las típicas revueltas debido a los malos gobiernos o a las hambrunas. Esto ya lo apuntaba el escritor Juvenal al hablar sobre el pueblo romano: … duas tantum res anxius optat panem et circenses (ya solo desea con ansiedad codiciosa dos cosas: pan y juegos).

Pero hubo un emperador al que los espectáculos circenses le apasionaban hasta la demencia: Cómodo. Y no solo fue pródigo al ofrecer multitud de juegos a sus conciudadanos sino que incluso también quiso participar activamente en ellos. Para los romanos este hecho fue todo un shock ya que veían como su señor se rebajaba al mismo nivel que los gladiadores los cuales estaban compuestos casi en su totalidad por prisioneros de guerra, condenados a muerte, hombres libres que habían preferido luchar a pagar sus deudas o indigentes que servían de carne de cañón para el espectáculo. Este sentimiento de vergüenza ajena lo describió muy bien el cronista Herodiano:

Un triste espectáculo: el muy noble emperador de Roma, después de tantas victorias conseguidas por su padre y sus antepasados, no tomaba sus armas de soldado contra los bárbaros en una acción digna del imperio romano, sino que ultrajaba su propia dignidad con una imagen vergonzosa en extremo y deshonrosa.

Se empezó a rumorear que Cómodo no era hijo de Marco Aurelio sino de una mujer llamada Faustina que había sido amante de un gladiador. Ante el asombro de todos saltaba medio desnudo a la arena y se hacía llamar Paulo, en honor de un gladiador famoso que había muerto hacia ya tiempo, y cuando estaba en palacio le gustaba que todos le llamaran por el nombre artístico que se había puesto: Vencedor de mil gladiadores. Luchó un total de 735 veces, ya fuera utilizando el arco contra las fieras, o con la espada en el papel de secutor (o gladiador especializado en luchar contra los retiarius o guerreros que portaban una pesada red para atrapar a su oponente) En todos los combate resultó ganador lo que claramente indica que la gran mayoría de las veces sus oponentes estaban drogados, desangrados (acuérdense del general Máximo en la película Gladiator) o adormecidos. Y encima, todo este despelote no lo hacía gratis sino que cobraba una prima de casi un millón de sestercios por mostrar al público sus bien lubrificados músculos.

Todos estos actos excéntricos, como la obsesión malsana por los espectáculos circenses, pensar que era Hércules redivido, o tener como escolta a un grupo de gladiadores, fue lo que le llevó a la muerte. Un día dos condenados, Lecto y Eclecto, aleccionados por Marcia, la concubina preferida de Cómodo, vertieron un poco de veneno en el vino del emperador y cuando éste estaba medio dormido, entró en sus aposentos un gladiador llamado Narciso (otros dicen que un forzudo atleta) que acabó ahogándole con un cojín. Este fue el fin de uno de los mayores dementes que dio la historia de Roma: Cómodo.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

A CADA UNO LO SUYO



El gran polígrafo Jean Jacques Rousseau (1712-78) cuenta que una vez una princesa oyó bajo el balcón de su palacio a la plebe gritando sin parar. Extrañada le preguntó a su sirvienta: “¿Qué sucede? ¿Por qué se lamentan?” A lo que la aludida respondió. “Porque tienen hambre y carecen de pan”. Acto seguido aquella princesa se acercó a la ventana y entre risas dijo: “¿No tienen pan? ¡Pues que coman pasteles!” Lo curioso de esta famosa frase es que la historia tradicionalmente se la ha atribuido a una persona de mayor rango que el que tenía la princesa pastelera: la reina Maria Antonieta. Y es que salvando el honor de esta regia mujer la frase no se la podemos imputar a la mujer de Luis XVI ya que cuando Rousseau escribió sobre ello en 1769, la futura reina de Francia todavía era archiduquesa de Austria.

martes, 2 de septiembre de 2014

LA PRIMERA MUJER NEGRA EN CONSEGUIR UN OSCAR



Tuvieron que pasar diez años desde la primera ceremonia de los Oscar, celebrada en 1929, para que la academia del cine concediera un premio a un actor afroamericano. En 1939 Hattie McDanield fue galardonada con un oscar a la mejor actriz secundaria por su papel como la criada Mamita (Mammy) en la película Lo que el viento se llevo. Tras este éxito Hattie Mcdanield siempre interpretó el papel de sirvienta, y aunque esto pueda parecer algo racista, a ella nunca le importó pues que alguien le preguntaba sobre este hecho, ella respondía que prefería ganar siete mil dólares haciendo este papel que solamente siete en la vida real. Después de lo que El viento se llevó solo le dieron papeles menores y hasta colaboró en la radio y en la televisión.

Este es el momento en el que Hattie McDanield recogió su merecido oscar:
https://www.youtube.com/watch?v=e7t4pTNZshA

lunes, 1 de septiembre de 2014

VISITANDO MANZANAS



No se si se acuerdan pero una vez les hablé de las llamadas Casas a la Malicia. Eran los aposentos madrileños en los que sus propietarios, mediante una distribución ficticia de la casa, evitaban, por un lado, pagar una serie de impuestos mientras que por otro sorteaban el engorro deber de tener que acoger entre sus paredes a funcionarios reales o municipales. Pues bien, esta picaresca siguió funcionando durante toda la época de los Austrias, pero cuando llegaron los Borbones todo comenzó a cambiar pues éstos eran mejor administradores que los anteriores dueños de España. La alcaldía de Madrid perfeccionó a partir de 1740 el sistema de cobró y se incrementó el número de inspectores que iban por las casas. Pero a pesar de redoblar los esfuerzos impositivos, pronto se dieron cuenta que buscar a la gente para pagar los impuestos por las casas y calles de Madrid era todo una aventura ya que la capital del Reino era un laberinto imposible de cifrar.

Los cobradores del Ayuntamiento se pasaron once años sufriendo esta tortura, hasta que en 1751 a algún funcionario real se le ocurrió una idea brillante para solucionar la confusión que existía para clasificar las casas madrileñas. El nuevo sistema consistía en que a cada manzana se le designaría un número, y en sus esquinas se pondría una baldosa que diría lo siguiente: Visita G Manzana… más el número de ésta. Esto venía a decir lo siguiente: Visita General de la Regalía de Aposentos. Todos se las prometían muy felices pero no se daban cuenta que enseguida comenzarían a aparecer un buen número de problemas, pues se podía dar el caso de que una casa pudiera tener más de una puerta de entrada, o que si alguna se derribaba en medio de la calle podían surgir dos manzanas distintas. Además era costumbre que cuando en una casa había reformas se tapiaran las entradas (ventanas y puertas) abriéndose otras nuevas por otro lado. Como parche a esta solución se añadieron nuevas placas que rezaban lo siguiente: Visita G Casa. Con lo que ahora se complicaba más el tema pues cómo se tenían que regir ahora los recaudadores de impuestos ¿por el número de manzana, por el de casa, o por el de una puerta o ventana cerrada? Toda una locura, ya que algunas veces aparecían casas en que había más de una número en su fachada puestos sin sentido alguno.



Este sinsentido duró hasta mediados del siglo XIX cuando el Marques Viudo de Pontejos y Mesonero Romanos se pusieron manos a la obra y ordenaron gran parte de la Villa de Madrid poniéndole nombres a las calles y numerando las puertas de éstas mediante números pares a la derecha e impares a la izquierda, comenzando a contarse por las casas que más cerca estaban orientadas hacia la Puerta del Sol. Todavía hoy se pueden ver vestigios de estas baldosas en partes antiguas de Madrid, así que cuando las vean ya no creerán que estén ante un complicado jeroglífico o un mensaje críptico sin sentido.