miércoles, 4 de mayo de 2016

MICKEY MOUSE SE VA A LA GUERRA



Al principio de la Segunda Guerra Mundial uno de los mayores terrores existentes era que alguno de los bandos participantes volviera a usar gases venenosos durante la contienda. El recuerdo de los horrores vividos durante la anterior Gran Guerra estaban muy frescos, y aunque ya habían pasado unos cuantos años aún se podían ver en algunas ciudades europeas a jóvenes desfigurados por aquellos gases o que se habían quedado ciegos de por vida. Así que los gobiernos para apaciguar a la población empezaron a repartir máscaras antigás tanto a personas como a animales. Incluso en Estados Unidos, que estaba al otro lado del océano, hizo lo mismo. Pero pronto el gobierno americano comenzó a percatarse de que muchos niños sentían pavor y gritaban cuando sus padres o algún instructor militar les acercaba esa máscara a la cara. Así que en 1942 T. W. Smith, propietario de la Sun Rubber Company y el diseñador Dietrich Rempel encontraron la forma de que los niños utilizaran esas máscara y no quedaran traumatizados de por vida. Para ello utilizaron al personaje más querido por los niños, Mickey Mouse, y crearon cientos de ellas con la cara de este simpático ratoncito. Claro está, con el permiso y licencia de Walt Disney. En un principio se fabricaron un millar y fueron repartidas a hijos de altos mando militares. Pero, gracias a Dios, no hizo falta utilizarlas y con el paso del tiempo dejaron de hacerse estas curiosas máscaras antigás convirtiéndose en meras reliquias de museo o juguetes para niños.