lunes, 14 de mayo de 2012

LA CARTILLA DE RACIONAMIENTO



Los años de la postguerra, entre 1939 y 1953, fueron conocidos como los años del hierro o los años del hambre, debido a los grandes padecimientos políticos y alimenticios que sufrió la población española después de la Guerra Civil. El 15 de Mayo de 1939 el nuevo estado se vio en la necesidad de establecer un régimen de racionamiento centrado en los productos básicos de alimentación y de primera necesidad para las personas que no pudieran costear la compra de esos alimentos en los colmados. Con esta medida el gobierno franquista ejercía un control de la distribución de la mercancía para cada español, queriendo evitar de esta manera la corrupción, aunque como se demostró posteriormente fue totalmente imposible instalándose al lado de las medidas oficiales un mercado negro de abastos que lucró ilegalmente a muchas personas que vendían productos de mejor calidad que las que ofrecía la cartilla.

La cartilla era esencialmente un talonario de varios cupones donde se indicaba la cantidad y tipo de mercancía que una persona debía recoger en un comercio fijo. Se centraba sobre todo en la carne y los productos alimenticios básicos y eran de tres clases según la categoría del demandante. Según un periódico de la época la tabla de alimentos semanales sería la siguiente: 1 decilitro de aceite por persona, 100 gramos de azúcar, 50 de lentejas, 30 de café, 75 de bacalao y 75 gramos de tocino americano entreverado, una auténtica novedad. Como se podrá observar esta medida era insuficiente para una dieta equilibrada de una persona y colmar los hambrientos estómagos españoles, por lo que muchos de ellos, a riesgo de ser detenidos y multados se arrojaban a los brazos del mercado negro.

Las personas encargadas del reparto eran llamadas coloquialmente como “los de abastos”, y como ejemplo existe una curiosa historia en la que se dice que cuando “los de abastos” iban a los pueblos, donde supuestamente había más género que en las ciudades, los campesinos escondían los sacos de legumbres, vacas, cerdos, o harina, para poder disfrutar ellos también de la cartilla de racionamiento. Se decía incluso que hasta los muertos tenían una... la picaresca española se afilaba con el hambre diario.

Las cartillas familiares estuvieron vigentes desde 1939 hasta 1943 siendo cambiadas a partir de entonces (BOE 15/Abril/1943) por cartillas individuales para asegurar de este modo el mejor control de los productos y la asignación a cada persona. Con el aumento del nivel de vida y los intentos de abandonar el ostracismo que estaba llevando a la ruina al país, con el subsiguiente acercamiento a los organismos internacionales, a partir del 22 de Marzo 1952 se comienza a suprimir la cartilla de racionamiento desapareciendo de la vida de los españoles que comenzaban a vislumbrar un futuro más prometedor.