martes, 7 de agosto de 2012

HISTORIA DE LOS ESPAÑOLES EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL - Alfonso Domingo Álvaro


«Nunca en la historia de los conflictos humanos tantos debieron tanto a tan pocos».Winston Churchill.

Excesivas fueron las cifras de muertos, y grande el numero de horrores que contempló el mundo durante los cruentos años que duró la mayor contienda que vieron los siglos durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945): 60 millones de víctimas mortales, en su mayoría civiles, y 30 millones de personas desplazadas durante el conflicto dan un claro ejemplo del fuerte drama que vivió la Historia de la Humanidad. Se luchó con bravura, valentía, honor e infamia en un sinfín de frentes por todo el planeta. No quedó un palmo de tierra que no fuera regado con la sangre de soldados e inocentes. Muchos países se agruparon en torno a grandes bloques, por cuestiones de ideología, afinidad territorial o incluso ambición sin límites. Por un lado nos encontramos con un bloque denominado El Eje en el que predominaron los países con clara ideología fascista como la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini o el Japón de los sueños imperiales del Emperador Hirohito. Por otro un bloque defensor de las libertades del hombre compuesto por un heterogéneo grupo de países liderados sobre todo por Estados Unidos, URSS e Inglaterra. El mundo tal como lo conocemos, durante seis eternos años, se vio envuelto en una auténtica vorágine de destrucción que parecía que no tendría fin. Y en ese Armageddon también se oyeron, fuertes y poderosas entre el ruido de las balas y el fango de las trincheras, palabras en español. España, por gracia o por desgracia también estuvo involucrada.


Hasta no hace mucho, aquí en España, debido por un lado a cuestiones ideológicas, o silencios intencionados del antiguo régimen gubernativo que lideró el país entre 1939-1975; y por otro al desconocimiento y desidia histórica de la gran mayoría de la población, parecía que solo una ideología, por entonces la vencedora de la Guerra Civil, había luchado en la Europa Continental: la llamada División Azul que luchó sobre todo en el frente oriental entre 1941-1944. Y es verdad, no lo negaré, que esta parte de los españoles, la más conocida, estuvo dejándose la vida en las heladas tierras del Este de Europa… pero no fueron los únicos que dejaron su huella hispana por diferentes partes del globo terráqueo. Hubo españoles no solo en el frente oriental, sino también en el occidental, como por ejemplo soldados agregados oficialmente juntos a soldados aliados, u oficiosamente en la Resistencia Francesa; en el Norte de África; en incluso en lugares tan alejados del suelo patrio como en el Pacífico contra el invasor japonés.



He aquí el por qué es necesaria, para combatir esta desmemoria histórica, que aparezcan libros como este que humildemente reseño: Historia de los Españoles en la Segunda Guerra Mundial de Alfonso Domingo Álvaro. (Turégano, Segovia, 1955), el autor es periodista, documentalista y escritor, y ha trabajado en diarios, semanarios, radios y TV. Especialista en información internacional, reportero de guerra, director de documentales, en su haber figuran más de cien trabajos -algunos doblemente galardonados- dos novelas premiadas y varios libros de ensayo, relatos y viaje. Entre ellos: La madre de la Voz en el Oído (Ed. Fundamentos, 1992), III Premio Feria de Libro de Madrid, El Canto del Búho (Oberón, 2002), La Estrella Solitaria (Algaida, 2003), VII Premio de novela «Ciudad de Salamanca», El Vuelo del Cuatro Vientos, escrito en colaboración con Jorge Fernández-Coppel (Oberón, 2003) Retaguardia (Oberón, 2004) y La Serpiente Líquida (Alianza, 2005). Recientemente ha publicado con Almuzara la biografía de Melchor Rodríguez, El ángel rojo (2009). En la actualidad se dedica a dirigir documentales y a escribir narrativa.

El autor se centra esencialmente en las vivencias de los españoles en todos los frentes en los que tuvieron parte activa. Estructura la obra de una manera bipartita. Me explico. En un primer momento hace un encuadre de la situación histórica en la que estuvieron envueltos tanto civiles como soldados, y posteriormente efectúa, a modo de ejemplo un recorrido por la vida de uno de aquellos españoles durante la lucha. El autor por tanto utiliza vidas ejemplares. Un libro de auténticos símbolos y entidades. No se centra solamente en los aspectos tácticos y militares de la contienda ni tampoco se entusiasma demasiado por cuestiones logísticas. Las da por hecho en el breve cuadro histórico que ilustra cada episodio al principio. Pretende, y lo consigue de una manera brillante, hablar del ser humano, en este caso español, y sus vivencias más íntimas en el frente de batalla y de este modo descubrirnos asuntos novedosos, auténtico viento nuevo en la tan trillada historia de la Segunda Guerra Mundial

Gracias a esta visión tan peculiar y valiente de plasmar un libro desde el punto de vista del soldado o soldados de a pie podemos encontrarnos vivencias españolas repartidas por todo el planeta. Veremos a los soldados españoles de la División azul (posteriormente Legión Azul agrupados en las SS) andar sobre los helados páramos de la Madre Rusia en busca del sueño de derrotar a las hordas soviéticas a través de su bravura e hidalguía más quijotesca, para después despeñarse en un mar de frustración y rabia por los soldados caídos en las valientes acometidas frente al más duro Stalingrado. Sentiremos igualmente el frío nocturno de otros españoles más alejados del frente oriental en los campos franceses, ya que mientras durante el día serraban inocentemente árboles por la zona del Midi Francés como simples leñadores, por las gélidas noches segaban ya no árboles sino vías de tren y vidas de alemanes enemigos. El autor tampoco se olvida de otros españoles menos reconocidos como son los 800 españoles que prefirieron seguir su lucha contra el orbe fascista en el bando soviético ya como soldados en las duras trincheras ya como grandes expertos en el habilidoso manejo de aviones por los cielos. Españoles contra españoles. La historia se volvió a repetir en las míticas llanuras rusas.

Como se puede observar el autor nos enseña que los españoles no se quedaron inactivos en esta gran confrontación mundial. No estuvimos agazapados tras los Pirineos como hicimos con nuestra semi neutralidad en la Primera Guerra Mundial, esperando nuestra parte del pastel. El Ser español dejó su huella, su pequeño granito inmortal en los anales militares de la Historia con grandes hazañas en los campos de batalla de todo el mundo. Dejamos asombrado al mundo con escenas como la desesperada defensa de la retaguardia aliada en el desastre del desembarco de Dunkerque (1940); de sol a sol bajo un sol de justicia valientes españoles dejaron sus vidas en la zona de Tobruk, en Bir-El-Hakim; e igualmente el mundo observó cómo unos valientes republicanos se tomaron una pequeña revancha por las injusticias de la Guerra Civil cuando entraron y liberaron París de las tropas nazis a ritmo de blindados con nombres míticos de la contienda española como Guadalajara, Belchite, Don Quijote, España Cañí… al mando del general Leclerc. Era el afamado batallón llamado La Nueve. El mismo que posteriormente incluso llegó hasta el mismísimo corazón del Reich de los Mil años y llamó a la puerta de la mismísima casa de Adolf Hitler en El Nido del Águila. Increíble.

Españoles en todas partes, incluso en el Pacifico luchando contra el Imperio japonés y tomándose revancha por la toma de Filipinas. «Volveré» dijo MacArthur… y volvió al frente de sus tropas, y junto a ellas bravos españoles hicieron temblar al mismísimo Hirohito allá en sus suntuosos y exóticos palacios de Tokio. Fuimos utilizados no solo como soldados sino que incluso fue de gran ayuda la utilización del lenguaje vasco para despistar a los japoneses al intentar interceptar las transmisiones enemigas. Toda una hazaña.

Pero el autor no solo habla de la gran valentía de los españoles en batalla sino que tampoco se olvida de hacer un importante reconocimiento a los pobres hijos de España que cayeron en las heladas y mortíferas garras de los campos de exterminio nazi repartidos por gran parte de Alemania y Austria. Siete de los nueve mil españoles que fueron atrapados en estos campos de concentración no escaparon con vida. Masacrados solamente por ser diferentes, por ser enemigos de otro gobierno amigo (en ese momento), y por haber optado a morir luchando en vez de haberse dejado atrapar como animales asustados. El infierno de Mauthausen quedaría en la memoria de la historia de la infamia. Cinco mil vidas segadas reclamaron justicia y gracias a la abnegación de voces silenciosas de las fotografías testimoniales que hizo Francisco Boix lograron ser restituidas a partir de los juicios de Nuremberg.

Cientos de vidas se agolpan en este fantástico libro que humildemente les recomiendo. Vidas y hechos que gracias a Alfonso Domingo Álvaro ven la luz en un meritorio homenaje a los españoles que salpicaron el mundo con grandes hazañas durante la Segunda Guerra Mundial. Un libro, como ya he indicado antes, necesario para recobrar la memoria en cada uno de nosotros y de este modo sentirnos orgullos de que existieran españoles que quisieron dejar sus vidas grises para entrar por la puerta grande y dorada de la Historia.