sábado, 28 de enero de 2017

LA CAPILLA DEL LAGARTO



Llama la atención que repartida por toda nuestra geografía se encuentren en muchas iglesias y lugares comunes, como por ejemplo plazas,  imágenes de cocodrilos disecados, tal vez simbolizando la victoria del bien sobre el mal. Pues bien uno de esos iconos tan curiosos se encuentra, o para ser más preciso, se encontraba en una de los lugares más castizos de Madrid, en concreto la Iglesia de San Ginés, situada en la calle del Arenal. Cuentan las viejas crónicas que en 1499 el aposentador de los Reyes Católicos (recuérdese que aposentador era la persona que tenía como oficio buscar alojamiento a los monarcas o militares) Alonso de Montalbán, decidió hacer un viaje con toda su familia a las Américas  con el fin de realizar una inspección in situ a la zona y posteriormente mostrar dicho informe a los reyes. Pues bien, cuando estaban a punto de llegar a su destino un grumete se percató que desde hacía un día un enorme cocodrilo los estaba siguiendo y por eso recomendó al capitán y a don Alonso que lo mejor era esconderse en tierra firme para despistar al monstruo que los perseguía. Y así lo hicieron. Desembarcaron cerca de Portobelo pero cuando iban a adentrarse en la espesura para buscar provisiones apareció el cocodrilo con la intención de darse un gran festín. La mayoría de los marineros, obviamente, salieron huyendo pero los que quedaron en la playa, ya fuera porque estaban petrificados por el terror o porque eran más valientes que los otros, observaron incrédulos como la familia del aposentador, con él a la cabeza, se hincaban de rodillas y se ponían a rezar a la Virgen María para que les salvara de aquel enviado de Satanás. Y, ya fuera casualidad, o bien porque las altas esferas les hicieran caso, dio la casualidad que una rama se desprendió del árbol que tenía al lado el cocodrilo con tan buena fortuna que fue a impactar en la cabeza del animal de resultas que murió inmediatamente. Don Alonso y su familia consideraron este hecho como una verdadera intercesión divina por lo que cuando volvieron a España hicieron construir una capilla en la Iglesia de San Ginés, en donde depositaron el cuerpo disecado del enorme cocodrilo a modo de exvoto. Desde aquel día a aquel recinto sagrado se le conoció como La Capilla del Lagarto.

Desde 1522 se tiene constancia de la existencia de este cuerpo disecado en la Iglesia de San Ginés, y hasta hace poco tiempo se podía visitar. Pero hoy en día, por desgracia, la efigie del cocodrilo está en paradero desconocido. Son muchas las hipótesis de su desaparición. Se dice que una párroco, harto de que le preguntaran cuál era la Capilla del Lagarto, decidió hacerlo desaparecer, mientras que otros opinan que o bien esta bajo el altar o en periodo de restauración. Incluso se comenta que estaba en tan mal estado que un cura del lugar lo tiró a la basura. Sea una cosa u otra, es una pena no poder volver a verlo, aunque no por ello dejen de acudir a San Ginés, y no porque este cercana la famosa churrería homónima (que también), sino porque podrán ver una bella iglesia en donde tiempo atrás fue bautizado Lope de Vega e igualmente allí se caso don Francisco de Quevedo.