jueves, 31 de mayo de 2018

LA PUERTA DEL CIELO


Cuando las tropas aliadas desembarcaron primero en Sicilia (1943) y posteriormente en la bota italiana, el país quedó dividido en dos partes: el Norte y el Centro estaba ocupado por las tropas alemanas, apoyadas por los fascistas italianos, mientras que en el Sur las fuerzas aliadas intentaban llegar a Roma y así liberar de una vez la península. En este estado de cosas el papa Pio XII, al ver como los judíos y los opositores al régimen era perseguidos y exterminados, se puso en contacto con Giovanni Montini (futuro Pablo VI)  quien le sugirió hablar con el cineasta Vittorio de Sica para que el Vaticano le financiara una película titulada: La Puerta del Cielo.
Curioso encargo en tiempos de guerra. En sí el guión era de lo más sencillo y simple: un grupo de enfermos y mutilados que deciden acudir al santuario de Loreto en tren para conseguir el favor de la virgen. Pero detrás de esta idea se escondía una tapadera salvífica. De Sica tenía órdenes de emplear al mayor número de personas que en ese momento fueran objeto de persecución, ya fueran judíos, comunistas u opositores, para que actuaran o trabajaran en la película y de ese modo se pudieran salvar. El film se rodó íntegramente dentro de la Iglesia de San Pablo para que todos los que actuaban en ella permanecieran allí dentro a salvo de las incursiones de la Gestapo. Pio XII también había mandado al director que dilatase el rodaje todo lo que pudiera a la espera de que los aliados entrasen en Roma, cosa que se produjo el 4 de Junio de 1944. La película costó alrededor de 40.000 dólares y se estrenó al año siguiente fracasando de manera estrepitosa en taquilla, aunque a cambio sirvió para que se salvaran 300 personas que de no ser  por el Papa y el director italiano, Vittorio de Sica, no hubieran sobrevivido.