Ya lo aseveró
don Alonso de Quijano en el celebérrimo Don
Quijote de la Mancha: La libertad, Sancho,
es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella
no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la
libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida. Es en
verdad lo más cierto que existe en este mundo. Por encima de las riquezas, y
tal vez de la salud, todos queremos ser libres. Desde la persona que está
presa, a la que se siente agobiada en su labor diaria, o que simplemente desea
gobernar el timón de su existencia, la libertad es el anhelo al que se aspira sin
ninguna duda. Pero la libertad además de ser algo por lo que luchar también
puede ser objeto de estudio ya que su definición y práctica es un elemento que
se ha ido analizando y poniendo en práctica de distintas formas a lo largo de
la historia. Grandes mentes y grandes revolucionarios están detrás de ella y
por ello es interesante que posen sus ojos en el libro que hoy les traigo: Breve Historia del Liberalismo, escrito
por Juan Granados (y editado por Nowtilus) en donde podremos recorrer la
historia del pensamiento libertario desde la antigüedad hasta nuestros días.
Recuerden, la libertad debe ser estudiada y entendida ya que es un bien supremo
de la raza humana.
El problema, por
llamarlo de alguna manera, de la libertad proviene de la misma palabra pues actualmente
se confunde mucho con la derivada del despiadado liberalismo económico de hoy
en día. Esta confusión se produce en los tiempos actuales tal vez debido a las
crisis económicas que venimos sufriendo y en las que han sido participes políticos
de nueva ola que afirman ser de pensamiento neoliberal. Es por ello que se cree
que, por ejemplo, el liberalismo económico es algo inventado en la actualidad y
que supuestamente se imbrica en la idea suprema de Libertad con mayúsculas. Así
pues, para desfacer este entuerto y deshilvanar el nudo gordiano de la
ignorancia traemos al escritor y erudito Juan Granados para que nos lo aclare
de forma precisa y didáctica. Y para esto nuestro Virgilio particular efectúa
un recorrido de la idea de libertad desde sus orígenes. Como ya he indicado la
libertad no es un invento de nuevo cuño. Ya en la antigua Grecia y Roma, aquí de
la mano de Cicerón, se estudiaba la defensa de la individualidad y como el buen
gobierno debía velar por ella. De ahí pasaríamos a la Edad Media (sí, en ese
periodo también existía la defensa de la libertad) y al renacimiento del
llamado pensamiento neoplatónico cabalgando a lomos de las llamadas utopías
libertarias.
Pero donde
verdaderamente podemos observar esa defensa del ser humano es en Inglaterra, en
concreto en la revolución que efectuó Cromwell contra su rey en 1648. Tras
luchar contra la tiranía del monarca aplicó lo que podríamos llamar el primer
liberalismo político en donde se establece que los hombres son iguales ante la
ley además de afianzar el parlamentarismo en la neblinosa isla de Albión. Esta
época fue fecunda en cuanto a estudiosos y filósofos que estudiaban la esencia
de la libertad y como debe regir la felicidad de los habitantes de un pueblo y
por ende de la humanidad. Spinoza, John Locke y Hume, Thomas Hobbes o el
utilitarismo de Jerermy Bentham nos enseñaran como se concebía o como se debía
concebir la libertad por aquellos años. Evidentemente estos pensamientos no se
quedaron en el Viejo Continente sino que viajaron más allá del océano y
acabaron recalando en la fértil tierra americana. Benjamín Franklin y Thomas
Jefferson la tomaron como abanderado de su revolución y de la nueva
constitución del país y personajes como Adam Smith o John Stuart Mill pusieron
los cimientos de lo que hoy es conocido como liberalismo económico en donde se
promulga la libertad de comercio entre los hombres, se premia la iniciativa
privada y se defiende la menor intervención del gobierno sobre los negocios
privados. Es decir una especie de laissez
faire, laissez passer, o lo que es lo mismo vive y deja vivir.
La Revolución
Francesa y la Guerra de Independencia Española y sus liberales gaditanos de
1812 son un verdadero aldabonazo político
e ideológico en los comienzos del siglo XIX. Con el romanticismo hay un fuerte
sentimiento de libertad en Europa y distintos tipos de concepciones libertarias
desde la que imponen los liberales tras las guerras napoleónicas hasta las más
doctrinarias que se impondrán pasadas las revoluciones de los pueblos europeos
en la llamada Primavera de los Pueblos de 1830 o 1848. Pero cuando la burguesía se afianza en
el poder durante la segunda parte del siglo XIX se vuelve más conservadora y
por tanto pasamos de un liberalismo revolucionario a uno más cerrado. Ya en el
siglo XX Juan Granados estudia la situación de las ideas libertarias a través de
los grandes pensadores como Keynes, Popper, Ludwig von Mises o la escuela
austriaca, entre otros, e incluso
asistiremos al llamado Liberalismo Triste en el que se estudia la dura
situación del concepto de libertad pasado el desastre de la Segunda Guerra
Mundial. Y de esta manera llegamos a nuestros días y en cómo, ya lo mencionamos
al principio de esta humilde reseña, la libertad personal y colectiva se confunde
con el exacerbado liberalismo económico que azota las crisis actuales. Breve Historia del Liberalismo, además
de recorrer de manera divulgativa la historia de pensamiento libertario, intenta analizar las injusta confusión de
pensamientos que sufre el concepto de libertad y liberalismo económico en el
siglo XXI y en como temas tan delicados como los desahucios, la especulación de
los bancos y la avaricia de los ricos y de las multinacionales pueden
desvirtuar el concepto puro de libertad por el que los hombres de toda la
historia han luchado con pasión.