Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, tras arrojarse las bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki el 6 y 9 de Agosto de 1945 respectivamente, el país del Sol Naciente vio nacer de sus cenizas un nuevo tipo de escritura conocida como genbaku bungaku, que podría traducirse como “la literatura surgida de la bomba atómica”. En concreto el altavoz de esta corriente literaria serian los llamados hibakusa o personas de todas las edades que habían sobrevivido a las cientos de miles de muertes provocadas por Little Boy y días después por Fatman. Los hibakusa en esencia, y aunque fueron maltratados durante años por sus mismos compatriotas que los motejaban de parias, solamente querían contar sus propias experiencias, como habían sobrevivido y enseñar a todo el mundo el dolor y el horror que habían visto y experimentado a su alrededor. Claros ejemplos vivientes de lo que nos espera si los humanos seguimos exhibiendo músculo para ver quien tiene el arma más grande con el que aniquilar al contrario.
Del vientre de esta literatura de la bomba atómica han surgido auténticas obras maestras niponas como son, por poner una ejemplo de las cientos que existen: Flores de verano, de Tamiki Hara (1947), Ciudad de cadáveres, de Ota Yoko (1948), Cuadernos de Hiroshima, de Kenzaburo Oe (1965) o incluso, solo por citar uno más de la ingente producción de esta corriente, Lluvia negra, de Masuji Ibuse (1966). El impacto emocional que tuvo el estallido cegador de las bombas atómicas y la subsiguiente siega de vidas incluso salto al mundo de las imágenes (recuerden aquello de que una imagen vale más que mil palabras), en concreto al manga, como la monumental obra de Keiji Nakazawa, Pies descalzos (1973), que ya fue reseñada en esta santa casa, o por ejemplo el bello retrato de época dibujado por la mangaka Fumiyo Kono: En este rincón del mundo (2015). Como curiosidad biográfica, esta hermosa historia está plasmada por una dibujante a la que en su infancia sus padres casi no le dejaban leer mangas. Ironías de la vida.
En este rincón del mundo seguimos las peripecias de Suzu Urano, joven de la localidad de Eba, que es bastante inquieta, muy despistada, y a la que le encanta dibujar. Pero aunque le esto último le emociona no puede dedicarse a ello y junto a su humilde familia se ocupa de la recogida y distribución de las conocidas algas nori. Pero un día, cuando cumple 18 años, y como era costumbre en aquellos tiempos, se concierta su matrimonio con otra familia y debe viajar a Kure, otra ciudad no muy lejana de la suya y que se halla en la prefectura de Hiroshima. Allí, sola y frente a su nueva familia la joven Suzu (que ahora ha cambiado su apellido por el de Hojo) ha de aprender a convivir tanto con sus suegros, esposo y cuñada, como con su entorno y madurar rápidamente en una zona que muy pronto se convertirá, por los azares de la guerra, en el epicentro de los bombardeos de los aviones americanos debido sobre todo a que la ciudad de Kure era uno de los puertos más importantes de la Armada Imperial en donde, por ejemplo, recalaba y se abastecía el mítico Yamato.
Se estima que solo en 1945 esta localidad recibió más de 1700 bombardeos durante el día y la noche. Sin descanso. Y es en este ambiente, donde se desarrolla la vida de nuestra soñadora protagonista mostrándonos la vida diaria no solo en su hogar, sino también de la población sufriente y la resilencia que muestran los habitantes de Kure frente al poderío americano. Observamos el estricto control que los soldados japonés de retaguardia ejercen sobre la población, como se las arreglan de forma ingeniosa frente al hambre y la escasez de alimentos, como preparan las casas ante las bombas y el fuego que arroja el enemigo, e incluso como las mujeres colaboran en los tonarigumi o pequeñas agrupaciones regionales, turnándose para llevar de casa en casa las tablillas con las ordenes a seguir o pasarse unas a otras las imaginativas recetas esenciales con las que engañar al estomago más desfallecido. Así van pasando nuestra protagonista y su familia los años de guerra hasta que llega el fatídico verano de 1945 donde todo acaba saltando (nunca mejor dicho) por los aires.
El manga En este rincón del mundo está dividido en 45 capítulos cortos que nos muestra doce años esenciales de la historia del Sol Naciente, los comprendidos entre 1934 y 1946 y de la misma manera que vemos la evolución de la atolondrada Suzu Urano igualmente vemos como la sociedad japonesa va cambiando su actitud frente a los tristes destinos del conflicto armado. De colaborar con el esfuerzo de guerra de forma automática, como auténticos robots programados, a dejar de creer en las promesas del sacrificio final. Kure a lo largo de las páginas de este manga pasa de ser una ciudad bulliciosa a ser un lugar arrasado por las bombas y donde había un prospero puerto militar con cientos y cientos de marinos orgullosos de su patria, al final queda una especie de sucia laguna donde los barcos hundidos y los hierros oxidados campan a sus anchas con el telón de fondo del hongo atómico proveniente de Hiroshima.
En cuanto a su confección, en cada viñeta podemos observar un trazo que, a primera vista, por encima del hombro, es bastante sencillo, naif en algunos momentos, pero este dibujo limpio no nos puede llevar a equivocación con respecto al tono del drama que se desarrolla pues a pesar, insisto, de esta sencillez, además de ser bello ofrece una gran cantidad de datos del día a día en la ciudad de Kure en los momentos finales de la guerra, con lo que se demuestra el gran valor documental de este manga y el gran manejo de documentos históricos que tuvo que manejar Fumiyo Kono. Y con respecto al tono de esta obra la mangaka nos sumerge en un torbellino de sentimientos en los que se conjuga la melancolía por un tiempo mejor y la añoranza de una paz que nunca llega y que introduce poco a poco a los habitantes de la ciudad y a la familia de la protagonista en la desesperación y la aceptación de su destino con una serenidad admirable. La crueldad, como no, está presente también tanto en el hambre que pasan como en los horrores que dejan las metralletas y bombas de los aviones enemigos ya sean explosivas como incendiarias, o incluso en los emigrados de Hiroshima que con las cicatrices del veneno toxico que corre por sus venas se dejan caer en los caminos buscando auxilio y un hogar que les de alimento y la paz final que necesitan. Aunque, y esto lo hace muy bien la autora, es dejar de vez en cuando alguna píldora de humor diario sobre todo en las torpezas y simplezas que comete la atolondrada Suzu Hojo en su hogar o en las calle de Kure.
En este rincón del mundo, de Fumiyo Kono, es una obra documental, un manga que rezuma serenidad y denuncia por partes iguales. Se vive como se respira pero de igual forma que hacen los hibakusa a diario denunciando el horror de la guerra y el oscuro futuro que se atisba de nuevo en nuestro horizonte. Como nota oficial les dejo con una referencia cinematográfica: en el año 2016 esta historia también fue llevada al cine de animación, con titulo homónimo Kono Sekai no Katasumi ni, a cargo del director Sunao Katabuchi, que reproduce de forma fidedigna y bella este manga que humildemente les reseño. Por si no encuentran la obra original, en papel, y desean echarle un vistazo. Aunque ya sea en uno u otro formato, les conmino a que disfruten de este gran manga.
Fumiyo Kono, En este rincón del mundo, traducción de Víctor Illera Kanaya. Tarragona, Ponent Mon, 2015, 426 páginas.
También podéis leer mi reseña en la página de Hislibris: https://hislibris.com/en-este-rincon-del-mundo-fumiyo-kouno/