Por: José Antonio
Finalizando el franquismo todas las familias políticas tomaban posiciones a la hora de la sucesión del dictador. Los reformistas del Régimen, encuadrados en el Grupo Tácito tenían la idea de que la sucesión se hiciera a través de un militar liberal que llevara a España hacia un Estado de Derecho a través de un gobierno de unidad nacional en el que entraran todas las familias políticas del Régimen y las ideologías que estaban este momento prohibidas. Todos pensaban en un hombre, el General Díez Alegría, Jefe del Estado Mayor de la Defensa. Incluso los comunistas.
Santiago Carrillo hizo un movimiento para poder entrevistarse con este hombre. A través de Ceacescu, dictador de Rumanía, se organizó una reunión de éste con Díez Alegría. El General fue contactado por un funcionario rumano en una recepción en la embajada del país centroeuropeo. Hay que tener en cuenta que España tenía relaciones comerciales con Rumanía a pesar de estar éste en la órbita soviética.
Díez Alegría comunicó a Arias Navarro la posibilidad de esta reunión. Arias lo autorizó con la frase de …a ver qué quiere el rumano. El viaje se realizó enmascarándolo como viaje de placer y Díez Alegría se acompañó de su esposa y de amigos.
Tras realizar la visita turística se produjo la entrevista con Ceacescu. Se habló de temas varios y finalmente el dictador rumano le propuso a Díez Alegría una reunión con Santiago Carrillo. El General se negó en redondo y regresó a Madrid, vía París, ¡en el mismo avión que Carrillo!
Al llegar a Madrid la noticia del encuentro del General con CEacescu se filtró y Franco montó en cólera. Preguntó a Arias si él había autorizado el viaje y la reunión y el presidente lo negó. Díez Alegría fue cesado por la traición de Arias Navarro.