viernes, 14 de octubre de 2011

LOS ESPAÑOLES DE DUNKERQUE



Aunque parezca mentira también estuvimos allí, resistiendo el envite de las tropas alemanas permitiendo que cientos de soldados franceses e ingleses, sobre todo, pudieran huir en los barcos rumbo a Inglaterra para salvarse de aquella ratonera llamada Dunkerque. A este rescate se lo denominó Operación Dynamo y fue el epílogo de un desastre ya consumado pues la bolsa de soldados ingleses, franceses e incluso belgas estaba ya cercada y al borde de la destrucción. Era cuestión de tiempo.

Desde el 27 de Mayo hasta el 4 de Junio de 1940 los soldados fueron desfilando hacia las naves de manera caótica en una playa que se había convertido en todo un caos. Inexplicablemente Hitler había mandado parar a todas sus  Panzerdivisionen y ordenando además que la Luftwaffe dejara de hostigar a aquellos soldados para permitirles una franca huida. A enemigo que huye puente de plata, debió de pensar el Führer.  En total se salvaron unos 338.000 hombres que prometieron volver al continente a destruir la maquinaria nazi y así salvar al mundo de las garras de cualquier totalitarismo. Los generales alemanes nunca perdonaron a Hitler pues no permitió que, utilizando la lógica militar, aniquilaran aquella bolsa de resistencia y de un plumazo acabar con aquellos formidables soldados enemigos. Este hecho fue fatal para el futuro de Alemania.

Ésta es, a grandes rasgos, los hechos de Dunkerque, pero pocos saben que allí también había otros soldados igual de valientes o más que los oficiales recogidos por la historia. Éstos eran soldados españoles que bravamente cubrieron la retirada de sus aliados y se batieron el cobre durante todos aquellos días entre el  frío y los calores del tiempo y lo ingrato de las dunas. Muchos de estos bravos españoles ya estaban en Francia cuando se produjo el rápido ataque Alemán en 1940 y pertenecían tanto a las unidades militares como a las compañías de trabajadores, muchas de las cuales se encontraban desplegadas en el frente. Allí quedaron cercadas unas 15 compañías de éstas y estuvieron cubriendo con valentía a sus camaradas. Tras la huida corrieron diferentes suertes pues algunos consiguieron escapar en los barcos y llegar a las costas inglesas para prepararse para la invasión de Narvik (finales de 1940) en la Campaña de Noruega en donde demostraron una heroicidad a prueba de balas que dejó asombrados a sus jefes de pelotón (todavía se pueden ver las tumbas de algunos españoles en el Cementerio franco-español de Narvik), mientras que otros no tuvieron tanta suerte y fueron capturados por los alemanes. Corrieron una suerte fatal pues después de ser tomados por prisioneros pasaron a campos de exterminio, como el de Mauthausen, debido a las decisiones tomadas entre el gobierno nazi y el gobierno franquista de acabar con aquellos “combatientes rojos españoles”.