Por: José Antonio
La caída de la Alemania nazi provocó la huida de muchos de sus principales gerifaltes, el suicidio de otros tantos y la captura por las tropas aliadas de unos cuantos que pasaron por los Juicios de Nuremberg y fueron sentenciados a grandes condenas de cárcel o ejecutados. La visión de los crímenes cometidos por los nazis al propio pueblo alemán o a la etnia judía tanto de Alemania como de los países conquistados mostraron la capacidad de ejecutar el mal y la dimensión de los crímenes. Por tendencia no se implicó a todo el pueblo alemán, sino a los principales cabecillas o ejecutores. Sin embargo no todo el mundo estuvo de acuerdo con esa postura. Hubo hombres, judíos en su mayoría, que necesitaban algo más y dedicaron su vida a la localización y caza de los nazis escondidos en diferentes países, algunos de ellos muy importantes como Eichmann.
No sé si calificarlo como el más importante, pero sí el más conocido es Simon Wiesenthal. Este judío austriaco, arquitecto de profesión, fue internado en doce campos de concentración en un periodo de cuatro años, donde intentó suicidarse en varias ocasiones para evitar las torturas. Durante su encierro Wiesenthal consiguió los nombres de los soldados que le recluyeron y, una vez finalizada la guerra, se dedicó a perseguirlos aduciendo que eran criminales de guerra y que habían cometido crímenes contra la Humanidad.
Tras su liberación de Mauthausen en 1945 por las tropas americanas, y tras reponerse del cautiverio (pesaba 45 kilos cuando lo liberaron) ofreció sus notas al Ejército Americano y trabajó recogiendo documentación y testimonios para los procesos judiciales abiertos contra los nazis en Nuremberg. Sin embargo, tanto EE.UU. como la URSS perdieron el interés en capturar a todos los nazis y el grupo que había fundado el Centro de Documentación Judía de Linz, donde se recogía documentación y testimonios para futuros procesos, se disolvió. Pero Wiesenthal no desistió y continuó recogiendo informes, testimonios e informaciones en su tiempo libre sobre los nazis huidos.
Durante este tiempo fue fundamental su labor en la captura de Adolf Eichmann, el ingeniero de la Solución Final. En 1954 Wiesenthal consiguió localizar a Eichmann en Buenos Aires e informó de ello al Centro de Investigación del Holocausto Yad Veshem. Eichmann fue capturado por el Mossad en 1960 en las afueras de Buenos Aires, trasladado clandestinamente a Israel, juzgado y sentenciado a muerte.
Gracias a la publicidad de este caso volvió a abrir su Centro de Linz recibiendo donaciones de todo el mundo y continuó trabajando en otros casos, como en la detención de Karl Silberbauer, el oficial de la Gestapo responsable del arresto de Ana Frank y que trabajaba en la policía de Viena. Sin embargo, no siempre cobró pieza, puesto que cuando tenía acorralado al famoso doctor Mengele se le escapó en Paraguay.
A lo largo de toda su vida Wiesenthal llevó ante la justicia a más de 1000 criminales de guerra nazis.