domingo, 10 de junio de 2012

EL TÍO PEPE


El 2 de Abril de 2011 la Plaza del Sol de Madrid dejó de brillar un poco, no por una nube que quisiera dar un poco de descanso a los acalorados turistas y madrileños que anduvieran por tan castiza plaza, sino porque se procedió a retirar del numero 1 de dicho lugar uno de los anuncios más famosos de todo Madrid y símbolo de la cultura española: el anuncio del Tío Pepe, “el sol de Andalucía embotellado”. Con la excusa de restaurarlo junto con el edificio, se supo después que los nuevos propietarios del solar, Apple, no deseaban que tan saleroso anuncio presidiera su sede en la capital. Esto ha causado un gran revuelo en la ciudadanía que no quiere perder una de sus señas de identidad nacional provocando en las redes sociales un clamor popular para que el Tío Pepe no caiga en el olvido. Actualmente hay un pequeño rayo de esperanza pues una empresa inmobiliaria que se dedica a la restauración de edificios podía haber contactado con las bodegas jerezanas González-Byass para “adoptar” a la botella más famosa de España y realojarla en el número 9 de la misma Plaza del Sol, a solo 190 metros de su localización actual.

El tiempo, y las negociaciones entre las partes, dirán que será de esta botella ataviada con sombrero jerezano y chaquetilla a juego, pero por el momento solo podemos saber cuál ha sido la historia que hay detrás de este anuncio tan famoso. Para celebrar el centenario de las bodegas en 1935 ésta solicitó permiso al Ayuntamiento de Madrid para colocar un gran anuncio luminoso en la Puerta del Sol justamente encima del Hotel París. Las bodegas consiguieron la licencia de instalación al precio de 796 pesetas de la época procediendo posteriormente a colocar el pesado anuncio (70 toneladas) para gran asombro de los madrileños que quedaron encantados por la gran luminosidad y belleza que desprendía desde lo alto (30.000 voltios de energía) Un nuevo sol alumbraba la plaza.


Que nadie crea que el anuncio siempre tuvo el aspecto de una botella humanizada, pues originalmente se trataba solamente de una gran copa con el nombre de la bodega. Fue a mediados de los años 40 cuando se cambió la forma del anuncio adoptando el modelo actual del creador Pérez Solero. Sea solamente una simple copa rebosante de licor o una botella con un sombrero, el Tío Pepe pronto adquirió fama en todas las partes de España siendo tan respetado que incluso en la Guerra Civil se salvo de los bombardeos que sufría la capital durante su asedio por las tropas nacionales. El tiempo pasó y el Tío Pepe siguió consolidándose como símbolo español, pero llegó 1986 y se procedió a la remodelación, un gran lavado de cara, de la Puerta del Sol. Ya entonces se temió por él pero fue indultado junto a otros anuncios señeros de la capital como son el luminoso eslogan de Schweppes en la Gran Vía, Firestone en O’ Donnell o el sobrio BBVA del Paseo de la Castellana. Si entonces la presión popular consiguió que ninguno de ellos cayera en el olvido esperemos que ahora vuelva a pasar lo mismo y aunque no sea en el mismo número de la plaza deseamos que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando de la visión de esta simpática belleza y sabiendo que están delante de uno de los grandes símbolos de España.