sábado, 23 de noviembre de 2013

BREVE HISTORIA DE LA UTOPÍA - Rafael Herrera Guillén



Sostenemos que estas verdades son sagradas e innegables, que todos los hombres son creados iguales e independientes, que a partir de su creación en igualdad se les han conferido derechos inherentes e inalienables, entre los que están la preservación de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. (“Declaración de Independencia” – Thomas Jefferson)

Cuando nuestros ancestros posaron por primera vez su rostro en el horizonte y comenzaron a preguntarse el por qué de las cosas naturales que le rodeaban, fue entonces cuando nació la filosofía. Y en el mismo momento en que vieron con sus ojos su propio entorno familiar fue entonces también cuando vio la luz la Utopía: el deseo inherente en cualquier ser humano de vivir en un mundo mejor y perfecto en que no exista fatiga innecesaria ni sombra de hambruna pertinaz. Pero el camino que ha llevado la sociedad en su búsqueda de esa utopía ha sido tortuosa a lo largo de la historia pues muchas las teorías y pensadores que han querido hallar un mundo ideal. Es por ello que hemos de estar de enhorabuena por la aparición del libro Breve Historia de la Utopía, de Rafael Herrera Guillén, ya que nos ilustra sobre la búsqueda de la felicidad y de una sociedad mejor.

El autor comienza su trabajo desde la antigüedad, desde la misma percepción mística de la pérdida del Edén. Ya entonces el hombre se siente arrojado más allá de las rejas del jardín de las delicias. Las mitologías judías y grecorromanas hacen sentir nostalgia al hablarnos de las maravillas de Dios o de las que había en la Edad de Oro que tan fantásticamente son mencionadas por Hesiodo. Pero ya en la Edad Clásica empiezan a aparecer pensadores que postulan la búsqueda de un mundo justo y bien organizado a través del propio hombre, como por ejemplo Platón con su República, o los filósofos helenísticos Evemero o Yambilo.  Con la llegada del cristianismo se sigue la búsqueda de la utopía, aunque desde un enfoque distinto pues ya no es la mezcla de lo mítico con la esencia humana lo que conduce a una sociedad plena, sino la implantación del reino de Cristo en la Tierra lo que hará al creyente ser feliz. En esta nueva sociedad destaca San Agustín con su obra La Ciudad de Dios en la que nos describe una ciudad perfecta, muy estratificada, que se plasmará en la Tierra.

Esta es la tendencia que imperará durante toda la Edad Media. Pero a partir del Renacimiento Dios ya no es el centro del Universo, sino el hombre. Al igual que el hombre de Vitrubio, todo gira en torno suyo. Tomas Moro, con su fina ironía de humanista plasmada en Utopía, o Erasmo de Rótterdam, hablan de un nuevo ser que ha de buscar el mundo ideal por su propia educación que sea también ejemplo a los demás. Siguiendo nuestro camino a lo largo de la Historia, Rafael Herrera Guillén, hace parada en el Barroco en donde autores como Francis Bacon o Tomas Campanella propugnan una nueva utopía: la utopía científica en donde la ciencia otorga conocimiento con lo que hombre podrá ser más feliz en su sociedad y obtener de este modo más poder. A partir del siglo XVIII la Diosa Razón, de la mano de utopía científica y unida al buen salvaje de Rousseau, será quien defina los parámetros de la utopía, pero siempre desde un plano individual.

Será desde la Revolución Francesa cuando las utopías exploten por todo el mundo y se centren sobre en colectividades, ya sea desde un punto de vista socialista en su vertiente utópica, anarquista, totalitaria… y actualmente con los movimientos pacíficos en los años 60 o del 15 M. Como podemos observar, cada cultura o movimiento histórico ha buscado una forma de sociedad superior, mejor, una vuelta al paraíso perdido, y aunque desgraciadamente no se ha logrado, a través de sus trabajos se han dejado pistas o herramientas para que algún día podamos volver a la Edad de Oro. Les invito a que ojeen Breve Historia de la Utopía y descubran de manera didáctica y entretenida la narración de cómo y de qué maneras se han buscado con ahínco el sueño de la felicidad.