Se dice, se
comenta y se rumorea que el duque de Aosta, Amadeo I de Saboya, rey de España
entre 1870 y 1873, a pesar de ser tener buenas intenciones y una gran planta
física, también era un monarca bastante gafe además de ser, según opinan sus
detractores, un tanto iletrado al revés que su esposa, la culta Maria Victoria
dal Pozzo della Cisterna. Se apoyan sobre todo en un hecho ocurrido nada más
desembarcar en España en 1870 ya que una vez cuando al iba de paseo por Madrid
en una carroza uno de los cicerones que le enseñaban la ciudad le hizo ver que
pasaban al lado de la casa de Cervantes. El rey, sin cortarse un pelo dijo lo
siguiente:
Aunque no haya venido a verme, iré pronto a
saludarlo.
¡Toma ya! Pero
aun así, y rompiendo una lanza en su defensa, me parece excesivo que se le
llamara inculto y que dijeran que nunca había abierto un libro, ya que leía
mucho, sobre todo una gran variedad de novelas pornográficas francesas. Algo es
algo…