sábado, 12 de abril de 2014

EL AJEDREZ DE LEWIS



En 1831 se halló enterrado en las dunas de la Bahía de Uig, en la Isla de Lewis (Escocia) un maravilloso ajedrez del siglo XII. En total aparecieron unas 93 piezas: 8 eran reyes y 8 eran reinas, 16 obispos, 15 caballos, 12 bersekers (un tipo de guerrero vikingo que tras ingerir una bebida entra en trance y se convierte en un luchador temible), 19 peones y 14 fichas para jugar a las damas. Evidentemente en aquel tesoro medieval había entre cuatro y cinco juegos. En su mayoría están hechas de diente de morsa aunque algunas son de ballena, y unas pocas tienen un tinto rojizo lo que hace suponer que cuando dos personas jugaran al ajedrez uno elegiría blancas y otras rojas, no como ahora que ese color ha sido sustituido por el negro. Su origen es incierto pues mientras unos opinan que proceden de Trondheim (Noruega) otros dicen que son islandesas.

Existen muchas leyendas sobre como fue el hallazgo. La más creible cuenta como un niño se adentró en el mar y robó una bolsa de juegos que había dentro de un barco que estaba en el Loch Resort. Cuando llegó a tierra fue asesinado por un vaquero, que al ser interrogado tiempo después confesó haber enterrado aquella bolsa en la Bahía de Uig. Trescientos años después otro vaquero llamado Malcom Macleod, del cercano poblado de Pennydonald lo encontró (otros dicen que fue una de sus vacas) y lo acabó vendiendo a un capitán conocido como Roderick Ryrie. Lo interesante de este ajedrez es que se puede considerar como el primer ajedrez moderno de la Historia pues la gran mayoría de sus figuras representan a seres humanos, a excepción de los peones que parecen una especie de lápidas labradas. Hay que recordar que el ajedrez se introduce en Europa a través de los musulmanes los cuales tenían prohibido, en un principio, hacer representaciones escultóricas y pictóricas de figura humana. Igualmente hay que observar que en el Ajedrez de Lewis aparece por primera vez alfiles encarnados en obispos y no en elefantes como era típico en otros juegos procedentes de China, India o Persia (la palabra alfil proviene del árabe anfil que significa “elefante”). Los caballos son diminutos con grandes jinetes portando enormes escudos y enhiestas lanzas.

Una de las cosas que más llaman la atención de este juego es que ninguna de la piezas tienen expresión alegre, más bien están tristes y pensativas, a excepción de las torres bersekers que representan a estos guerreros con grandes ojos y mordiendo el escudo con mucha furia. La gran mayoría de las piezas se encuentran repartidas entre el Museo Britanico, que tiene ochenta y dos, mientras que el Museo Nacional de Escocia solamente unas once. Como curiosidad indicarles que la última vez que el Ajedrez de Lewis ha aparecido en la gran pantalla ha sido en la famosa Harry Potter y la Piedra Filosofal en el que el protagonista al principio juega una entretenida partida con su amigo Ron Weasly haciéndolo posteriormente en un tablero de mayores dimensiones a riesgo de perder sus vidas: