En 1831 se halló
enterrado en las dunas de la Bahía de Uig, en la Isla de Lewis (Escocia) un
maravilloso ajedrez del siglo XII. En total aparecieron unas 93 piezas: 8 eran
reyes y 8 eran reinas, 16 obispos, 15 caballos, 12 bersekers (un tipo de
guerrero vikingo que tras ingerir una bebida entra en trance y se convierte en
un luchador temible), 19 peones y 14 fichas para jugar a las damas.
Evidentemente en aquel tesoro medieval había entre cuatro y cinco juegos. En su
mayoría están hechas de diente de morsa aunque algunas son de ballena, y unas
pocas tienen un tinto rojizo lo que hace suponer que cuando dos personas
jugaran al ajedrez uno elegiría blancas y otras rojas, no como ahora que ese
color ha sido sustituido por el negro. Su origen es incierto pues mientras unos
opinan que proceden de Trondheim (Noruega) otros dicen que son islandesas.
Existen muchas
leyendas sobre como fue el hallazgo. La más creible cuenta como un niño se
adentró en el mar y robó una bolsa de juegos que había dentro de un barco que
estaba en el Loch Resort. Cuando llegó a tierra fue asesinado por un vaquero,
que al ser interrogado tiempo después confesó haber enterrado aquella bolsa en
la Bahía de Uig. Trescientos años después otro vaquero llamado Malcom Macleod, del
cercano poblado de Pennydonald lo encontró (otros dicen que fue una de sus
vacas) y lo acabó vendiendo a un capitán conocido como Roderick Ryrie. Lo
interesante de este ajedrez es que se puede considerar como el primer ajedrez
moderno de la Historia pues la gran mayoría de sus figuras representan a seres
humanos, a excepción de los peones que parecen una especie de lápidas labradas.
Hay que recordar que el ajedrez se introduce en Europa a través de los
musulmanes los cuales tenían prohibido, en un principio, hacer representaciones
escultóricas y pictóricas de figura humana. Igualmente hay que observar que en
el Ajedrez de Lewis aparece por primera vez alfiles encarnados en obispos y no
en elefantes como era típico en otros juegos procedentes de China, India o
Persia (la palabra alfil proviene del
árabe anfil que significa
“elefante”). Los caballos son diminutos con grandes jinetes portando enormes
escudos y enhiestas lanzas.
Una de las cosas
que más llaman la atención de este juego es que ninguna de la piezas tienen
expresión alegre, más bien están tristes y pensativas, a excepción de las
torres bersekers que representan a estos guerreros con grandes ojos y mordiendo
el escudo con mucha furia. La gran mayoría de las piezas se encuentran
repartidas entre el Museo Britanico, que tiene ochenta y dos, mientras que el
Museo Nacional de Escocia solamente unas once. Como curiosidad indicarles que
la última vez que el Ajedrez de Lewis ha aparecido en la gran pantalla ha sido
en la famosa Harry Potter y la Piedra Filosofal
en el que el protagonista al principio juega una entretenida partida con su
amigo Ron Weasly haciéndolo posteriormente en un tablero de mayores dimensiones
a riesgo de perder sus vidas: