martes, 22 de abril de 2014

EL TÍO SAM



Para conocer el  origen de este mito hay que retroceder hasta la guerra anglo-estadounidense de principios del siglo XIX. En 1813 un comerciante de carnes llamado Samuel Wilson que tenía un contrato para aprovisionar al ejército americano descargó unos barriles de salazón en un almacén. Éstos estaban marcados con las siglas U.S (United States) y un soldado guasón que vigilaba el establecimiento pronto empezó a decir que aquellas letras impresas significaban Uncle Sam (Tío Sam). El chiste fue corriendo de boca en boca y enseguida todo el mundo comenzó a confundir aquellas siglas. Sin saberlo aquel soldado había hecho nacer un mito nacional, el cual no sería consagrado por el Congreso hasta 1961.

Con el paso del tiempo la figura del Tío Sam ha cambiado muchas veces de aspecto. En un principio podía llevar trajes humildes, ser joven y vigoroso, viejo o achacoso e incluso algunas veces parecerse a un gordo terrateniente. Pero no fue hasta mediados del siglo XIX cuando se fijo su look definitivo. En 1856 le creció esa especie de barba de chivo que lleva y su rostro se fue pareciendo cada vez más al de Abraham Lincoln.

Durante la Primera Guerra Mundial su imagen se hizo mundialmente famosa gracias a un cartel de reclutamiento del ejército americano efectuado por James Montgomery Flagg en el que el Tío Sam, con rostro duro, decidido, y un dedo amenazador a la vez que directo se dirige a los jóvenes diciendo: “Te quiero a ti para el ejercito estadounidense”. A pesar de que este cartel esta claramente inspirado (por no decir casi copiado) de otro famoso cartel inglés en el que el Lord Kitchener posa de la misma guisa, en total se llegaron a vender unos cuatro millones de ellos consiguiendo de la misma manera que cientos de estadounidenses viajaran a Europa para luchar contra alemanes y austrohúngaros. En resumidas cuentas, todo un éxito de ventas.



La figura del Tío Sam es un icono gigantesco en medio mundo, pero pocos saben que también tiene su reverso femenino: Columbia. Es la personificación femenina de los Estados Unidos de América. Al igual que Sam, ella también apareció en un cartel de la Primera Guerra Mundial, aunque a diferencia de la seriedad del anterior ella aparece como una mujer alta, con los brazos extendidos, simbolizando a la vez a la madre abnegada y protectora que solamente quiere la paz y la reconciliación entre las gentes de buena voluntad.