viernes, 23 de mayo de 2014

SER MÁS FEO QUE PICIO



Dícese de la persona que por su condición física es muy poco agraciada. Según cuenta Sbarbi en su Gran Diccionario de Refranes, Picio fue una persona real, natural de Alhedín (provincia de Granada), y de profesión zapatero. Un día fue condenado a muerte y justamente cuando se hallaba en capilla la noche antes de ejecución, un soldado le comunicó que le habían indultado. Tanta fue su impresión que en poco tiempo se le cayó el pelo, las cejas y las pestañas, quedándole una cara horrenda llena de tumores y bultos. Después de esta transformación se mudó a Lanjarón, en donde le expulsaron debido que no pisaba nunca la iglesia y porque no se tapaba la calva ni la cara con un pañuelo para evitar que las demás personas con las que se cruzaba no se asustaran de él. Al final se afincó en Granada donde acabó pasando sus últimos días de vida.

No hay que olvidar tampoco que en Andalucía este refrán es más largo e incluso tiene más retranca: “eres más feo que Picio, a quien, de feo que era, le dieron la Unción con caña, por lo asustado que estaba el cura.”