domingo, 26 de octubre de 2014

UN VOLCÁN EN GUERRA



En Marzo de 1944 el Vesubio volvió a estallar. Los napolitanos ya habían empezado a barruntar el desastre desde el día 13 pues sentían continuos temblores de tierra desde entonces. Pero no fue hasta el 17 cuando el volcán comenzó a escupir lava ardiente y oscura ceniza a los alrededores. Once días estuvo soltando su carga mortal  destruyendo todas las poblaciones que había a su alcance como San Sebastiano al Vesuvio, Massa di Somma y parte de San Giorgio en Cremano. Murieron un total de 26 personas y otras 12.000 fueron afectadas al hundirse sus hogares.

Ya el Vesubio había sacudido la tierra anteriormente, pero lo que lo hacia especial esta vez era que mientras el volcán arrojaba lava ardiente a la gente, Italia estaba inmersa en la Segunda Guerra Mundial. Justamente en esos momentos los aliados estaban atacando a las fuerzas alemanas e italianas con el fin de echarlos de la península itálica. Al principio los soldados americanos veían la enorme columna de humo como un espectáculo. Pero se dieron cuenta del enorme peligro que corrían cuando un gran número de rocas ardientes comenzaron a caerles a su lado matando a algún que otro soldado despistado. Además aquel desastre no solo se cebó con los soldados de a pie sino que también la enorme maquinaria de guerra americana sufrió daños. Cerca de la zona de Pompeya se había construido un aeródromo para alojar a un total de 340 bombarderos del Ejercito del Aire Americano (USAF). Debido a la ingente cantidad de cenizas, polvo y fuego que había en el aire, entre 78 y 88 bombarderos B-25  fueron destruidos o inutilizados. E igualmente como consecuencia de toda esta polución una gran parte de los soldados de retaguardia fue enviada a Nápoles para limpiar las cenizas y cascotes que había provocado la cercana erupción. Soldados que hubieran sido más necesarios en el frente. Como se puede ver el Vesubio echó una mano a los nazis y a los fascistas italianos durante la Segunda Guerra Mundial.