sábado, 13 de diciembre de 2014

EL TRONO DEL AMOR



El rey Enrique VIII de Inglaterra, culpable de romper con la Iglesia Católica debido a que el papa se negaba a anular su matrimonio con la reina Catalina de Aragón, y por tanto padre de la Iglesia Anglicana, estuvo obsesionado desde un principio con una de las damas de honor de su esposa, la archifamosa Ana Bolena. Pero parece ser que ésta no vendía tan barato sus favores, por lo que el rey se inventaba mil y una tretas para conseguir un beso suyo. Así que un buen día se le ocurrió la siguiente idea: construir un trono de madera en cuyo respaldo pusiera la siguiente frase: “El dueño de esta silla tiene derecho a un beso de cualquier dama que se sienta en ella”. En cuanto se lo trajeron del taller acudió rápidamente ante Ana Bolena y la obligó a sentarse en el trono del amor. Acto seguido la besó. Aquello cambio la Historia.