viernes, 30 de enero de 2015

INCOMPETENCIA DESENCRIPTADA



Uno de las cosas que más mortificaban a los Reyes Católicos era que muchos de los mensajes cifrados que enviaban a sus agentes repartidos por media Europa eran interceptados por sus enemigos y leídos sin ningún problema. Así pues, hartos de esta situación, decidieron crear un sistema de encriptación que hiciera imposible descifrar sus mensajes. Consistía simplemente en convertir las palabras en números romanos, pero el servicio de espionaje de sus católicas majestades complicaron tanto este sistema, y lo hicieron tan enrevesado, que no solamente los agentes extranjeros no lo descifraban sino que también los propios eran incapaces de leerlo. Es por ello que las cancillerías españolas recibían continuamente mensajes pidiendo explicaciones sobre lo que les habían enviado. Era común encontrarse frases de este tipo: “No se entiende”, “no tiene sentido”, “por favor, manden otro más claro”. Así pues, el diplomático Rodrigo González de la Puebla, con el fin de ayudar a sus agentes se le ocurrió la felicísima idea de adjuntar al mensaje cifrado el libro de claves para que la transcripción fuera más sencilla. Como diría Forges “¡Pais…!”