lunes, 27 de abril de 2015

LA PRIMERA BURBUJA FINANCIERA DE LA HISTORIA



A principios del siglo XVI llegaron a Europa los primeros bulbos de tulipán, una flor originaria de Oriente, que muy pronto se hizo popular en Holanda. La casualidad hizo que en aquellas latitudes, a diferencia de otros países, un virus atacara a los tulipanes ocasionándole una gran gama cromática, lo que hizo que ante tal belleza aumentara su precio de forma exorbitada. Por ejemplo en 1623 un solo bulbo costaba ya la friolera de 1000 florines frente a los 150 anuales que ganaba normalmente cualquier un ciudadano holandés. Esto hizo que muchas personas, la gran mayoría, se animaran a invertir enormes sumas de dineros y a hipotecar muchos bienes personales pensando que el precio de esta flor nunca se devaluaría. Llegó un momento que los beneficios superaron el 450% de la inversión realizada inicialmente. En principio, parece que era toda una ganga.

No había nadie que se quedara fuera de invertir aumentando día a día esta enorme burbuja económica. Hasta se compraban bulbos virtuales en catálogos o también aquellos que incluso todavía no habían nacido. Aun así, pequeños nubarrones se alzaban sobre la tierra que en esos momentos ataba perros con longaniza, ya que en 1636 se produjo un virulento rebrote de peste bubónica el cual se cobró un montón de vidas humanas, produciendo que al haber menos mano de obra para trabajar en los viveros se incrementara el precio en los mercados. Aun así parece que aquel primer aviso no les importó a los accionistas quienes estaban como locos comprando y vendiendo aquellos tulipanes sin preocuparse por el futuro.  Pero llegó el año 1637 y con él el fin de la tulipomania. Los especuladores, viendo que aquella burbuja estaba a punto de estallar, empezaron a vender sus tulipanes provocando el consabido pánico en el mercado financiero holandés. Los que no fueron rápidos en venderlos se encontraron que solamente tenían entre manos, aunque precioso, un simple bulbo de tulipán que les había costado una fortuna. En cambio los pocos que fueron listos se enriquecieron, pero fueron muchos los que se arruinaron, haciendo que se encontraran con cientos de tulipanes inservibles y hubo incluso algunos que no pudiendo soportar la vergüenza y la pobrera optaron por colgarse en los graneros. ¡Y todo por una flor!