A Jasper Newton “Jack”
Daniels (1849 – 1911) mucha gente le recuerda por haber creado uno de los
whiskies más famosos y vendidos de la historia: el inimitable Jack Daniels nº7.
Es una de las bebidas más vendidas en todo el mundo, pero pocos de los que la
consumen saben la forma de morir que tuvo su fundador. Una forma, todo hay que
decirlo, de lo más tonta que puede haber. Nos remontamos a una mañana de 1911,
cuando Jack se acercó a su oficina a retirar una cantidad de dinero de la caja
fuerte. Ya era un hombre acaudalado, así que el sacar dinero ya se había
convertido en una costumbre diaria. Pero aquel día, no se sabe por qué, Jack no
se acordaba de la combinación. Intentó varias veces alguna de ellas, pero al no
conseguirlo la rabia se apoderó de él, y en un acto sin sentido propinó una
patada a la caja, justamente a una de sus esquinas. Evidentemente la caja no se
abrió, pero lo que sí consiguió como recompensa fue una fuerte infección en el
dedo gordo. Infección que días después le llevó irremediablemente a la tumba. Como
nota jocosa, muchísimos años después en 2006 apareció en el metro de Londres un
spot publicitario que rezaba lo
siguiente: “Moral: Never go to work early” (Moraleja, nunca vaya a trabajar temprano).
Y por cierto…
¿nunca se han preguntado por qué este whisky lleva impreso el número siete en
su etiqueta? Existen varias leyendas urbanas que lo intentan explicar. Elijan
la que más les guste:
1/ Era el séptimo
envío en ferrocarril, y claro está el siete era el número que llevaban impresos
los barriles que iban a venderse.
2/Era el número
de veces que Jack Daniels tardó en encontrar su receta perfecta.
3/El siete era
el número de novias que tuvo este dandy sureño.
4/ Y finalmente
la más simplona: en verdad no es un siete sino una J, de Jack.