lunes, 20 de abril de 2015

SOLDADOS DE ALTURA



En el año 1675 el rey de Prusia Federico I creó una de las unidades militares más curiosas de la historia. Se trataba del Regimiento de Infantería nº 6, más conocido como los Gigantes de Potsdam (Postdamer Riesengarde). ¿Qué tenía de especial? Pues que  estaba formado principalmente por personas de elevada estatura. Por ejemplo uno de los requisitos que tenía que cumplir el soldado para pertenecer a este cuerpo de elite era que debía de medir más de 1, 88 metros de estatura. Como se puede apreciar una altura bastante grande para los cánones de la época. Se dice que el soldado más alto del regimiento fue un irlandés llamado James Kirkland el cual medía alrededor de 2,17 metros.

Federico I estaba obsesionado con las personas de talla alta, por lo que no paraba de enviar emisarios a otros reinos vecinos  para reclutar a cualquier persona para su querido regimiento. No le importaba alistar a soldados de otros países e incluso otros reyes amigos, ya fueran de Rusia, Austria o incluso del Imperio Otomano, sabían que si querían enviar algún regalo al rey Federico les bastaba con montar en un carromato una buena cantidad de estos gigantes para que engrosaran las filas del ejército prusiano. Y no solo conseguía a estos soldados mediante esta manera sino que también proponía ayudas económicas a terratenientes para que le cedieran a sus hijos. Hablando en plata… para que se los vendiera a buen precio. Y es que Federico estaba realmente obsesionado con ellos. Se dice que una vez le dijo al embajador francés: “Haría caso omiso a la mujer más bella del mundo, pero los soldados altos… son mi perdición”.

Esta era la cara amable del alistamiento. Si se hacía por las buenas y de forma voluntaria no había ningún problema. Pero si alguien se negaba es cuando aparecía el reverso oscuro de la mente del rey de Prusia pues no tenía reparos en pedir a sus emisarios que secuestraran a la persona en cuestión; la emborracharan en una taberna; o la arrastraran a golpes hasta la base del regimiento donde inmediatamente comenzaba su instrucción. E incluso ordenó a los profesores que si tenían algún alumno alto poco aplicado avisaran a los reclutadores para que se lo llevaran. Federico, además, no solo hizo construir cámaras de experimentación en donde se estiraban los miembros a aquellos soldados a los que le faltaba poco para tener la altura necesaria de ingreso en el regimiento, sino que también obligó a mujeres altas a casarse con sus queridísimos soldados con el fin de concebir niños gigantescos para el futuro.

Llama la atención que el rey jamás utilizó a este regimiento en combate pues tenía miedo de que mataran a cualquiera de sus soldados. Así pues, vivían de manera regalada sirviendo solo para desfilar delante de palacio. Pero a la muerte de éste el regimiento fue disuelto en 1740 por su hijo Federico II el Grande el cual se dio cuenta de la monstruosidad del proyecto, además de lo inservible y costoso que era mantener a esta unidad militar tan especial.