jueves, 16 de abril de 2015

UN CARDENAL AMANTE DE LOS GATOS



Que tire la piedra quien no tiene una afición o un pequeño vicio. No creo que nadie lo haga. Y es que al igual que nosotros tenemos debilidades los grandes hombres de la historia las tienen igualmente. Un ejemplo de ello es el famoso Cardenal Richelieu (1585 – 1642), el cual ha pasado a la historia no solo por ser el gran ministro de Luis XIII, luchar contra el imperio español o sofocar revueltas internas en Francia, sino también por haber sido un gran amante de los gatos. Y es que a pesar de en aquellos años se identificaba  a este felino como una imagen del diablo, Richelieu llegó a tener más de catorce gatitos. Sobre todo le gustaban que fueran pequeños y era muy común verle con uno en el regazo, acariciándolos, mientras atendía asuntos de estado. Dos de sus gatos preferidos se llamaban Racan y Perruque. Les había puestos estos nombres debido a que habían aparecido en el interior de la peluca de un académico llamado Racan. Este hombre, sin haberse dado cuenta que la noche anterior habían nacido dos gatitos en su peluca, se presentó ante Richelieu para pedirle una gracia real. Pero mientras se estaba produciendo la entrevista éste comenzó a sentir un movimiento en la peluca y tras quitársela el propio Richelieu se quedó asombrado al ver a dos aquellas dos bolitas de pelos. Sin dudarlo un minuto le pidió al académico que se los regalara.

Tanto los amaba que había construido una habitación contigua a la suya para que vivieran a cuerpo de rey. E incluso se sabe que al morir les legó en un testamento una gran suma de dinero, al igual que a sus cuidadores. Pero por desgracia la Guardia Suiza no los apreciaba tanto como él pues en cuanto se supo de la muerte del Cardenal, éstos entraron en la habitación e hicieron una gran degollina con aquellos gatos.