jueves, 9 de febrero de 2017

ASÍ APRENDERÁS



A comienzos de la Segunda Guerra Médica (480 – 479 a. C) al rey persa Jerjes I se le ocurrió la idea de construir un puente desde Asia hasta Grecia con la intención de cruzar el Helesponto (actual Estrecho de los Dardanelos) Y para ello comenzó a poner cientos de barcas, una al lado de otra, para lograr tal fin. Pero cuando sus tropas estaban a punto de cruzarlo una gran tempestad agitó el mar y, ya fuera por la fuerza de ésta o por algún error que hubieran cometido sus ingenieros, en poco rato el puente quedó destrozado e inservible. Tanto trabajo no había servido para nada. Obviamente el gran rey persa quedó muy enojado y como castigo por haberse frustrado sus planes ordenó una de las condenas más surrealistas que se conocen de la Antigüedad: La Flagelación del Helesponto. Este castigo consistió en que unos soldados (otros dicen que sacerdotes) se introdujeran en el agua e infringieran un total de trescientos azotes al agua. Además el mismo Jerjes arrojó un par de grilletes al mismo tiempo que soltaba una terrible maldición. Y finalmente, para redondear la jornada, mandó traer a los responsables de la construcción del puente de barcas y ordenó que los decapitaran allí mismo, frente al mar que los había traicionado.