sábado, 15 de julio de 2017

CONDENADO HACER EL CAMINO



Normalmente se suele hacer el Camino de Santiago por diferentes motivos: religiosos, personales, por alguna promesa, como medio de hacer deporte o visitar lugares, e incluso para hacer amistades. Estos suelen ser algunos de los muchos motivos que debe haber, pero hubo un tiempo en el que a éstos habría que sumarle otro más preocupante: por haber cometido algún delito. En la Edad Media, en un principio, se aplicaba este castigo a los religiosos que hubieran hecho alguna fechoría o a los seglares que hubieran atentado contra los bienes de la Iglesia o hacia sus propios familiares. Si la pena no era muy grande debían recorrer solamente un trecho del Camino, pero si el hecho era muy grave tenían que hacerlo entero y muchas veces encadenados y arrastrando cadenas. Hay que imaginarse el dolor y las penurias que esto debía producirles. Con el tiempo el Estado empezó a interesarse por este tipo de condena y decidió aplicarlo a sus gentes por igual. Se podía obligar a una persona a hacer el Camino de Santiago de manera forzosa e incluso hasta todo un pueblo entero que se hubiera levantado en armas contra su señor natural. Eso sí si algún pariente del condenado quería hacer el Camino por él tenía permiso para sustituirlo e incluso se podía librar siempre y cuando diera a las autoridades cierta cantidad de dinero o lo donara a la Iglesia.