Uno de los
cortesanos favoritos de la reina Isabel I de Inglaterra fue sir Walter Raleigh
(1552 – 1618) Era el tipo de hombres que más atraían a la Reina Virgen:
valiente, de aspecto desafiante, pirata, explorador, poeta, espadachín, aventurero
suicida… todo un chico malo que hubiera llevado chupa de cuero y habría montado
en una Harley Davidson si en aquella época hubieran existido. Pues bien este
hombre tiene el honor de haber sido el que introdujo el tabaco en Inglaterra (tabaco,
por cierto, traído de Virginia) convirtiendo
a todos los cortesanos de la noche a la mañana en adictos a esa sustancia. Un
día, viendo que la reina estaba aburrida, no se le ocurrió otra cosa que decirle que él
era capaz de pesar el humo de un cigarro. Hay quienes dicen que esta anécdota
es apócrifa pero la gran mayoría opinan que es verdadera y a mi modo de ver es
muy creíble ya que este era el tipo de desafíos que le gustaban a Isabel I. Así
pues Walter Raleigh mandó que le trajeran una balanza y acto seguido encendió
uno de sus cigarros. Con mucho cuidado, mientras se lo estaba fumando, iba echando
la ceniza en uno de los platillos. Cuando terminó de fumar pesó las cenizas y
la colilla y después hizo una simple resta con lo que el resultado fue el peso
del humo. Actualmente se ha demostrado que aquel experimento era muy deficiente
e inexacto pues hoy en día se sabe que existen más componentes, como el
oxigeno, que intervienen en la consumación
de un cigarro. Pero en su descargo hay que anotar que la prueba que hizo sir
Walter Raleigh delante de la reina fue de lo más ingeniosa ¿no?