domingo, 18 de marzo de 2018

LA TORMENTA QUE PROVOCÓ UN TRATADO DE PAZ


En 1328 moría el rey de Francia Carlos IV. Esto puede parecer normal, pues todos hemos de morir, pero el problema que planteaba este hecho luctuoso es que este rey lo hacía sin dejar un heredero varón a quien legar el trono francés. En cuanto se supo la noticia, otro rey, pero esta vez de Inglaterra, Eduardo III, comunicó que él pretendía acceder a ese trono a través de su madre Isabel, hermana de Carlos IV. Claro está los nobles franceses se negaron en redondo y alegando que en ese reino imperaba la ley sálica (por la que ninguna mujer puede ser reina) decidieron entronizar a Felipe de Valois, primo hermano del difunto monarca, como Felipe VI. Y es a consecuencia de ello que se produjo la llamada Guerra de los Cien Años, que en honor a la verdad duró algo más: 116 (1337-1453).
El principio del conflicto favoreció a las fuerzas de Eduardo III pero esta buena racha se paró en seco en 1360 cuando estaban sitiando la ciudad de Chartres. Una noche se oscureció el cielo y de improviso comenzó a descargarse  un auténtico infierno de granizo y rayos sobre el campamento ingles. Los soldados o bien moría a golpe de granizos (que eran como puños) o bien fulminados por los rayos. Algunos quisieron  esconderse en las tiendas de campaña pero fue inútil ya que en cuanto caía algún rayo sobre ellas se convertían en verdaderas teas quemando vivos a sus ocupantes. Los caballos, los pocos que sobrevivieron, corrían como locos por el campamento devastado y más de un mílite fue arrollado. Fueron cientos los soldados y caballeros que murieron bajo aquello tormenta produciendo que al día siguiente se levantara el sitio. Algunos lo consideraron un castigo divino y ya fuera por este sentimiento o por otras cuestiones políticas un mes después se firmó el Tratado de Brétigny por el que el rey Eduardo III renunciaba a la corona francesa y Francia legaba a Inglaterra algunos territorios en el continente europeo. Territorios que harían que con el tiempo se volviera a continuar con la guerra.