viernes, 27 de abril de 2018

EL ORIGEN DE LAS VARIACIONES GOLDBERG


Cuenta la tradición que en cierta ocasión el embajador ruso en la corte del elector de Sajonia, el conde Keyserlingk, se enteró de que Johann Sebastian Bach (1685 – 1750) se encontraba en las cercanías y por ello ordenó a su propio clavicordista Johann Gottlieb Goldberg se pusiera urgentemente en contacto con él para que le compusiera una partitura con la que poder aliviar el mal que sufría desde siempre. Según parece el conde padecía insomnio y por eso muchas noches tenía que pedir a su músico particular le tocase alguna pieza en la antecámara con la intención de conciliar el esquivo sueño. Goldberg informó a Bach del encargo y éste llegó a la conclusión de que lo mejor era componer una serie de delicadas variaciones musicales (variaciones que el mismo detestaba debido a la reiteración de fundamentos armónicos) Al conde le gustaron tanto que todas las noches se las hacía tocar a Goldberg, y es por eso por las que pasaron a llamarse así. Tan encantado quedó que pagó a Bach una copa repleta de un centenar de luises de oro, o lo que es lo mismo casi un año de sueldo como músico en la ciudad de Dresde. Esta historia es considerada por una gran mayoría de musicólogos como espuria, pero, y hasta que no sea desmentida al 100 %,  hay que reconocer que es una curiosidad de lo más interesante.