jueves, 27 de diciembre de 2018

BREVE HISTORIA DE LA MITOLOGÍA DE ROMA Y ETRURIA - Lucía Avial Chicharro


Canto las armas y a ese hombre que de las costas de Troya llegó el primero a Italia prófugo por el hado y a las playas lavinias, sacudido por mar y por tierra por la violencia de los dioses a causa de la ira obstinada de la cruel Juno, tras mucho sufrir también en la guerra, hasta que fundó la ciudad  y trajo sus dioses al Lacio; de ahí el pueblo latino y los padres albanos y de la alta Roma las murallas. (Comienzo de La Eneida de Virgilio)

Al igual que todos los pueblos de la antigüedad, como griegos, egipcios, mesopotámicos y demás, los romanos concedían una gran importancia a su religión y a los dioses tutelares de su gran imperio. Los hijos de la loba solían acudir a ellos al realizar cualquier acto de la vida, ya fuera al comenzar una batalla, abrir una sesión del senado, hasta pedir abundancia al inaugurar un establecimiento comercial. Todo fuera por congraciarse con los seres del más allá. Se juraba por tal o cual dios, por la piedra negra o por Plutón, e incluso los meses del año eran bautizados con tal o cual dios. Los dioses estaban, por tanto, en el día a día del romano ya fuera el que vivía en el  propio Lacio como el que habitaba en la linde con los partos orientales. Creemos saber gran cantidad de información acerca de la religión romana, y algo menos de la Etrusca, por lo que les recomiendo, bien para aumentar su caudal de conocimiento, bien para dejarse fascinar por primera vez por ese mundo legendario, acudir a la obra Breve Historia de la mitología de Roma y Etruria, escrita por la historiadora y arqueóloga Lucía Avial Chicharro (Nowtilus, 2018).

En un principio la autora asienta su trabajo hablándonos de la religión etrusca, pueblo del que los romanos se sintieron herederos y conquistadores, y nos adentra en la importancia que éstos les daba a la adivinación y al papel que tenían los augures en aquellas ciudades estados del norte del Lacio. Además nos enseña la importancia que daban a la muerte a través de los frescos y estatuillas encontradas en las zonas de dominación etrusca. Tras esta base Lucia Avial Chicharro introduce al lector en la mitología romana informándonos de sus características y diferencias que se establecen con las de las demás religiones circundantes. Con respecto a la mitología griega, los romanos establecieron parecidos (más bien copias y pastiches) y ciertas diferencias con a ella. En cuanto a los parecidos, tras la conquista romana de Grecia y su posterior helenización, éstos formaron gran parte de su panteón con los dioses heredados del propio monte Olimpo. En muchos de los casos se limitaron a transformarles los nombres y poner los suyos propios (Zeus – Júpiter / Afrodita – Venus / Demeter – Ceres…) apropiándose por tanto de sus cualidades e historias inmortales. En este caso los romanos nunca tuvieron problema en aceptar divinidades exteriores siempre y cuando acataran la ley y con el tiempo aceptaran que el emperador de turno era una especie de divinidad (de ahí el problema que tuvieron con los cristianos).

 Pero a diferencia de los griegos que veían a sus dioses lejanos y juguetones con la raza humana, los romanos, en cambio, veían a sus dioses como seres que se inmiscuían en sus vidas y que por lo tanto debían ser respetadas para el engrandecimiento de su imperio. En esto podemos ver una especie de mitología política y práctica. Continuamente era necesario que los mitos y hazañas de sus héroes fueran ejemplo de que ellos eran el pueblo elegido, y por ello no tenían problemas en enseñar a los niños que eran descendientes de los dioses traídos de la misma Ilión. Un ejemplo de ello es la misma Eneida escrita por Virgilio. Es un claro caso de continua auto reafirmación de la autoridad estatal. Los héroes por tanto fueron sus propios héroes, como Eneas, Rómulo, Coriolano, Cincinato… en definitiva cualquiera que hubiera engrandecido con su sabiduría y sus armas el poder de la Roma eterna. En la religión primitiva los romanos hacían más caso a los dioses o seres particulares de cada casa, como eran los lares, penates, manes e incluso el propio genio del hogar, pero con el tiempo no tuvieron problema en hacer una mezcolanza con los dioses traídos de otros lugares del ámbito romano y hacerlos suyos, ya fueran los originarios de Grecia o de otros lugares donde una caligae romana hubiera pisado.

Todo estaba calibrado y medido según la religión, sus sacerdotes o vestales. Los días y las horas, los grandes acontecimientos y las grandes decisiones de sus gobernantes. Aun así, el trabajo de Lucía Avial Chicharro quedaría algo cojo si no nos hablara de las influencias que tuvieron en Roma y su mitología los pueblos circundantes como los sabinos, volcos,  mamertinos, samnitas, y demás que había en la Península Itálica, y que tras cientos de años de encarnizadas guerras acabaron bajo las zarpas de la loba capitolina. Breve Historia de la mitología de Roma y Etruria nos ofrece un paseo por el mundo legendario y mistérico de los pueblos itálicos y por la apasionante historia que desprenden sus héroes y dioses. Conoceremos los entresijos de su religión y como adoraban a cada ser inmortal de su panteón ya fuera público como personal. Un ensayo entretenido y didáctico a la vez, se lo aseguro.