En el verano de
1936 se realizaron en Alemania los XI Juegos Olímpicos de la Era Moderna y a ella
acudieron muchos países con grandes atletas a la cabeza con la intención de
colgarse al cuello la meritoria presea de oro. Pero hubo un país que no quiso
acudir, en este caso fue la reciente República Española que con ello realizaba un
boicot como protesta por los abusos que realizaba el régimen nazi de Adolf
Hitler además de considerarlo un evento totalmente burgués en el que se
enaltecía el fascismo. Así pues en respuesta a esta olimpiada decidieron crear
otra alternativa, llamada la Olimpiada Popular, en la que se reflejara por un
lado los valores de la clase trabajadora y por otro el espíritu puramente
deportivo y fraternal que debería reinar en un evento de este tipo.
Anteriormente la ciudad de Barcelona había competido con Berlín con la intención
de realizar los Juegos Olímpicos de ese año pero como entonces no pudo ser es por
ello que el gobierno republicano decidió que la Olimpiada Popular, también conocida como la
Semana Popular de los Deportes y el Folklore se realizara en la ciudad condal
entre el 19 y el 26 de Julio. La organización de este evento deportivo no fue
un gran problema para las autoridades ya que Barcelona contaba con el enorme
estadio de Montjuic y unas buenas instalaciones hoteleras heredadas de la
Exposición Internacional de 1929. A esta olimpiada alternativa acudieron un
gran número de competidores, alrededor de seis mil atletas que representaban a
un total de 22 países, pero el 18 de Julio, cuando estaban a punto de inaugurarse
los juegos, se produjo el alzamiento miliar que condujo a nuestra cruenta
Guerra Civil dando al traste con la aventura que hubiera sido aquella Olimpiada
Popular de Barcelona.