domingo, 1 de diciembre de 2019

EL MISTERIOSO DESTINO DE LOS SOLDADOS DE HERSBRUCK


Uno de los hechos más conocidos de la Segunda Guerra Mundial es que muchos de los prisioneros alemanes capturados durante la contienda acabaron siendo alojados en centros de detención de los Estados Unidos. Aun así, entre todos estos envíos hemos de destacar uno en particular en el que 27.000 de estos soldados, de un total de 50.000 capturados en Mayo de 1945 se perdieron durante su estancia en Norteamérica sin tener ninguna certeza de dónde se habían escondido. Este hecho es, desde luego, de lo más curioso, pero si además añadimos que estos temibles soldados median unos 5 centímetros y que eran figuritas de plomo pintadas y hechas a manos, hace que el interés de esta historia sea mayor. Para conocer este relato hemos de retroceder a finales de la guerra cuando los americanos descubrieron en el Museo de la ciudad de Hersbruck, localidad cercana a Núremberg, una excelente colección de soldados de plomo que muy pronto, y a pesar de las protestas de las autoridades de la ciudad, fueron requisadas como botín de guerra. Cuatro años después, en 1952, los conservadores del museo reclamaron que les fueran entregadas de nuevo pues no tenía ningún sentido el que se las hubieran quitado, y aunque recurrieron al Departamento de Estados Unidos y al propio Eisenhower, éste les respondió que no sabía nada de esta historia ni del destino de aquellas figuritas de plomo. Con el tiempo las protestas alemanas dieron su fruto y en 1958 el gobierno americano decidió devolver el tesoro a sus verdaderos dueños aunque para ello tuvieron que buscar dichas figuras las cuales estaban repartidas en colecciones particulares por toda Norteamérica. Algunas incluso estaban en lugares tan separados como Texas, Nueva York o Massachusetts. Aun así aquel mini ejército no volvió entero pues todavía unos 27.000 de esos prisioneros se hallan perdidos sin saber cómo volver al hogar.