lunes, 9 de diciembre de 2019

PROHIBIDO TROCEAR CUERPOS HUMANOS


Hubo un tiempo en que la Iglesia prohibía diseccionar cuerpos humanos. Los artistas y futuros médicos, muchas veces en connivencia con sepultureros o religiosos que no hacían ascos a aceptar unas monedas a cambio, permitían a los primeros realizar estas operaciones en el más absoluto secreto, a la débil luz de unas pobres velas y siempre con miedo a ser sorprendidos y ajusticiados a continuación. Fue el papa Bonifacio VIII (1235 – 1303) quien en 1300 decretó que estaba prohibido diseccionar, cortar o hervir trozos de un cuerpo bajo pena de ser excomulgados y ahorcados si se era reincidente en el delito. Según parece esta era una costumbre muy seguida por los cruzados quienes para transportar a uno de sus compañeros caídos en combate procedían a despedazarlo y hervirlo en una gran tinaja para que al final solo quedaran los huesos y así poder transportarlos de manera más sencilla para entregárselos a sus familiares y darles una sepultura digna. A la Iglesia nunca le gustó esta práctica por lo que emitió dicho decreto el cual, después, se malinterpretó y se extendió a cualquier disección que se realizara con fines anatómicos.