Muchas veces hemos
oído asociar la palabra ramalazo con el mundo homosexual al escuchar expresiones
o frases denigrantes como por ejemplo: “¡Menudo ramalazo tiene esa persona!”.
Aunque nos pueda parecer que la palabra ramalazo es de reciente acuñación
parece ser que proviene de la misma Edad Media y de una cruel tortura que se
realizaba a las personas que eran homosexuales o sospechosas de serlo. En
aquellos tiempos si una persona gay era apresada uno de los castigos que se le infligían
era ser atado en un poste en la plaza del pueblo y, tras separarle algo las
piernas, darle un latigazo en sus partes. El mango por que se cogía el látigo
se conocía como ramal por lo que la cicatriz o cardenal que le aparecía en los testículos
era comúnmente llamado ramalazo y de ahí dicho termino se expandió a todas las
personas con tendencias homosexuales.