martes, 21 de junio de 2011

JUAN XXIII, DON CAMILO Y DON PEPPONE

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Y es que no hay nada como un libro para levantar el ánimo. Cuántos no habrán alzado el espíritu y hallado la verdad entre las hojas de un buen volumen. Pues eso mismo le paso al Presidente de la IVª República Francesa Vincent Auriol (1884-1966).
Este hombre, erigido como máximo dirigente del país en 1946,  después de la Segunda Guerra Mundial, estaba muy deprimido. Iba triste por las esquinas y nadie sabía bien que le pasaba. Levantar un país asolado por una terrible contienda no debe ser fácil y si encima los partidos políticos te estaban todo el día haciéndote la puñeta la cosa no era agradable. Pero, curiosidades de la vida, allí estaba el nuncio papal Ángelo Giuseppe Roncalli, futuro Papa Juan XXIII, que sabiendo que Auriol estaba tristón decidió poner fin al asunto. Se puso en contacto con él y le dijo que tenía un remedio perfecto para salir del trance y devolverle el humor. Mediante su servicio de mensajería le hizo llegar un paquete pequeño. Auriol lo abrió con expectación para ver que medicina le enviaba tan angelical médico… pero allí no había ninguna caja de pastilla, ningún jarabe ni receta… sino un simple libro: Don Camilo y Don Peppone de Giovanni Guareschi.
Tiempo después, tras la lectura, Auriol volvió a reír y la vida comenzó a parecerle maravillosa. Más tarde, y en recompensa por ese gran favor literario, recompensó al futuro Papa con la Legión de Honor, el cual siempre lució con gran orgullo.