sábado, 7 de julio de 2012

SAN SATURNINO, PATRÓN DE PAMPLONA



En estos momentos en los que escribo esta historia cientos de jóvenes, con fuego en la sangre, vino recio en sus venas y alegría en el corazón, corren delante de bravos toros por las calles de Pamplona festejando una de las fiestas más famosas de España y el mundo entero: los San Fermines. Temprano, antes de comenzar los festejos, un gran numero de pamploneses miran con fervor a una pequeña imagen alojada en la pared cercana al toril de salida pidiendo su protección para no ser corneados por los astados. Es la imagen de San Fermín que recibe los cánticos con agrado. Aun así, aunque toda esta fiesta gire en torno al santo, se produce una situación irreal de celebración, pues las carreras delante de los toros, el jolgorio regado de buen vino y el estruendo del chupinazo inicial, han silenciado al verdadero patrón de Pamplona, que no es San Fermín sino San Saturnino de Tolosa. Pocos saben de esta situación, pues San Fermín, aquel a quien se canta bien de mañana, no es el santo principal de la ciudad y ni siquiera de Navarra, que es San Javier. La fiesta ha engullido al verdadero patrón, siendo ya hora de saber quién era y por qué ha sido tan importante para Pamplona.

San Saturnino fue un religioso cristiano que predicó por Europa en la segunda mitad del siglo III sobre todo por zonas de la Galia, Pirineos, y la Península Ibérica. Fue aquí donde dirigió sus pasos hacia la ciudad de Pompaelo junto con su discípulo Honesto para predicar sus enseñanzas entre la población. Consiguió un buen número de conversiones destacando por encima de todas ellas las de un funcionario romano llamado Firmo y la de su hijo Fermín. Es en este punto donde se entrelazan las vidas de los dos santos. Fermín fue bautizado y muy pronto destacó entre sus correlegionarios cristianos por su bondad y fervor religioso lo que le consiguió ser obispo de Amiens con solo 24 años. Aun así, solo siete años y debido a una fuerte la oposición a sus prédicas por parte de un grupo de romanos fue conducido a la cárcel donde fue decapitado. Pasado el tiempo, en plena Edad Media el obispo Pedro de Amiéns decidió trasladar la reliquia del mártir (la cabeza) a la ciudad de Pamplona para que fuera adorado en su ciudad de origen. Entonces ¿cómo es posible que San Saturnino sea el santo patrón de la Pamplona? Este hecho se produjo sobre todo por el aumento de población franca en el siglo X durante el medievo quienes construyeron una iglesia en honor de San Saturnino y potenciaron el culto a este santo por encima de otros de la misma ciudad.