martes, 1 de enero de 2013

CANGURO… ESE NOMBRE

Los ingleses nada más llegar a Australia en 1770 se quedaron estupefactos al ver un animal más bajo que un oso, algo jorobado, con grandes patas y que no paraba de saltar de un lado para otro. Uno de aquellos exploradores se acercó a un nativo y le preguntó qué era aquel extraño ser. El interpelado miró primero hacia el animal, después hacia el que le preguntaba y sin demora le contestó:

Kan Ghu Ru.

Le dio las gracias y al acercarse a sus compañeros les dijo tranquilamente, adaptando fonéticamente al inglés lo que le había dicho el nativo, que aquel ser era un kanguroo. Así pues aquel animal sin comerlo ni beberlo se quedó con aquel nombre para la posteridad sin que nadie supiera que en verdad lo que había dicho aquel indígena era lo siguiente:

No comprendo.