No hace mucho tiempo, a mediados del siglo XX, la actual Plaza de la Moncloa, en Madrid, no era un lugar abarrotado de tráfico, casas, e intercambiadores de transporte, sino una gran explanada, que miraba al Noroeste, donde se realizaban gran numero de ferias y espectáculos en el que era normal ver kioscos y atracciones gran parte del año. Una de aquellas fue la aparición de un monstruo de leyenda a bordo de un camión un 13 de Junio de 1954. Ante el asombro de los transeúntes la famosa ballena Moby Dick hacia su entrada en la capital de España. Este enorme cetáceo había sido pescado en el Atlántico y se había decidió llevarlo a Madrid para exhibirlo, claro está cobrando la entrada, unas dos pesetas. Alrededor de la ballena se habían colocado grandes carteles que anunciaban las proezas de este animal “Avanza a 35 kilómetros por hora”, "fue cazada en el océano Atlántico” lo que hacía que desde todos los puntos de la ciudad vinieran personas a ver este titán de la naturaleza. La colocaron sobre tres trípodes y le abrieron la boca para que niños y mayores pudieran ver sus enormes “barbas”. Incluso dejaban que los más pequeños entraran por la boca y pudieran hacerse una fotografía como si fueran tragados por la ballena al igual que Jonás.
Pero el clima caluroso y seco de Madrid hizo que el animal pronto entrara en periodo de descomposición llenando al barrio de moscas y mal olor. Ni el empresario que había traído la ballena ni el Ayuntamiento se ponían de acuerdo sobre qué hacer con ella, pero mientras tanto el tufo en el ambiente era tan grande que muchos vecinos tuvieron que irse temporalmente a casas de familiares porque no soportaban vivir un minuto allí. Como curiosidad todavía hoy en Madrid hay personas que dicen “huele a ballena” como símbolo de poca higiene. Un buen día los madrileños se levantaron y vieron que ésta había desaparecido. Todavía no se sabe que fue de ella, pero mucha gente todavía se siente orgullosa de poder ver una gran ballena en una ciudad donde nunca ha existido puerto de mar.