lunes, 27 de mayo de 2013

EL GOL DE ZARRA

A principios del verano de 1950, en Brasil, se estaban celebrando los primeros Mundiales de Fútbol después de la Segunda Guerra Mundial y los segundos en que España participaba. Los compases iniciales del campeonato habían sido inciertos para los españoles ya que se tuvo que enfrentar de primeras a la correosa selección de Estados Unidos, aunque después tuvo un partido más placentero contra Chile, a los que ganamos de manera bastante holgada. Pero el verdadero encuentro, el que iba más allá de la deportividad y se adentraba en el peligroso juego de la política, es el que España iba a tener en los cuartos de final contra su gran enemigo histórico: Inglaterra. Quien ganara pasaría a cuartos de final.

Una fecha para no olvidar: 2 de Julio de 1950. Como por arte de magia las calles de España habían quedado vacías. Las radios del país echaban fuego. Aunque la primera parte fue bastante tranquila la tensión se plasmaba por momentos. Nadie se quería ir a su casa, y más de uno ya se había comido el sombrero. Y el milagro no se hizo esperar pues a los pocos minutos de empezar la segunda parte el mítico Gainza llegó a las proximidades del área inglesa y con la cabeza habilitó un gran pase a su compañero Telmo Zarraonandia Montoya, “Zarra”, que tras driblar de manera soberbia al portero Bert Williams metió el gol de la victoria Española. Lo curioso es que metió el gol con los pies, cuando Zarra era especialista en meterlos con la cabeza, pues incluso sus compañeros habían dicho de él que era la mejor cabeza después de la de Churchill. En un momento aquel jugador había pasado de ser un simple humano a convertirse en un auténtico héroe en su país. Cuando metió el gol sus amigos fueron al bar a buscar a su padre para comunicarle que su hijo había marcado el tanto de la victoria. Éste que estaba jugando a las cartas se giro lentamente y les dijo: ¿Ah, sí? Tiempo después Zarra diría que el pobre, su padre, no sabía ni lo que era un balón.

Y si hubo jubilo en el campo imagínense en las calles españolas pues más de uno se fue de fiesta acompañado todavía de la mítica voz de don Matías Prats que cantó el gol de una manera tan larga y apasionada que cuando volvió a España tuvo que repetirlo de nuevo pues volvió a tenerlo que grabar de nuevo en Radio Nacional los últimos minutos del encuentro que se habían perdido. Aquel grito del gol, de alegría contenida, ha quedado en los anales de la Historia de España.

Poco podían hacer las fuerzas del orden para reprimir las fiestas que se habían organizado espontáneamente. La calle rugía. Tal era el sentimiento de haber podido vencer al eterno “enemigo” que Armando Muñoz Calero, Presidente de la Federación Española de Fútbol, antiguo combatiente de la División Azul, no dudó en declarar a los medios de prensa que… ¡Hemos vencido a la pérfida Albión! Y aunque luego matizó y se disculpó por esas declaraciones hechas en momentos calientes, el gobierno de España no tardó en recibir una carta de protesta de la Embajada Inglesa.

De verdad que mal perder tienen estos británicos.