jueves, 4 de julio de 2013

¿QUÉ ERAN LOS PRONUNCIAMIENTOS?

Durante la llamada era isabelina la inestabilidad política en España era tan grande que entre 1833, comienzo del reinado de Isabel II, y 1868, inicio de su exilio regio, se sucedieron en total cincuenta gabinetes ministeriales con una vida media de ¡siete meses! cada uno. En este ambiente de cambios vertiginosos y elecciones caprichosas es donde nació un tipo de golpe de estado made in Spain: el Pronunciamiento. La veleidad de la reina hizo posible que los militares se inmiscuyeran  en el espectro político, destacando personajes tan celebres como Narváez, O’Donnel, Espartero, Prim, Serrano, Lersundi o Armero. Incluso hay historiadores que no han dudado en llamar al reinado de Isabel II como “el régimen de los generales”.

¿En que consistía? Lo normal es que un general leyera un manifiesto a sus tropas. Es decir que se pronunciaba. Se ponía al frente de sus fieles soldados y si no encontraba dificultades (si las tenía había riesgo de caer derrotado, ajusticiado o exiliado) procedía primeramente a detener a sus enemigos y cambiar el gobierno. Lo curioso de los pronunciamientos es que aunque los generales se consideraban desde el principio como salvadores de la patria, solo servían como representantes  de un partido político en concreto, fueran liberales o moderados. Los políticos, que sabían de su propia debilidad, convencían al sublevado para que  pusiera su espada a su servicio y cuando éste triunfaba cediera los poderes al nuevo gobierno. Aun así la figura del general no desaparecía por completo pues aunque estaba a la sombra siempre se ocupaba de tutelar el buen funcionamiento del país.